Les di la opción de enviarme mensajes de texto al celular, pero me arrepiento. Rappi ya me tiene harto con el envío diario, que raya en el acoso, de mensajes recordándome que tengo xx cantidad de RappiCréditos.
“Para que no cenes otra vez lo mismo te regalamos xx RappiCreditos (sic, así, sin tilde). Pide y disfruta (…). Válido hasta las 22h(oras)”, dice uno de los mensajes, lleno de faltas de ortografía, recibido un jueves.
“Pide los ingredientes de los almuerzos del mes al Super (sic, también sin tilde). Tienes xx RappiCreditos (…) Válido hasta las 16h”, dice otro mensaje, el viernes.
“¿No sabes qué almorzar? Pide lo que quieras de nuestra app, tienes xx RappiCreditos (...) Válido hasta las 16h”, dice uno más, recibido el sábado a mediodía.
“Así no vas a calmar ese antojo. Pide lo que quieras, tienes xx RappiCreditos (...) Válido hasta las 22h”, dice otro recibido el mismo sábado, pero por la tarde.
“Hoy es día de no cocinar y pedir tu comida favorita, te regalamos xx RappiCreditos (…) Válido hasta las 16h”, dice otro recibido el domingo a mediodía.
“No te pares del sofá, nosotros te llevamos la cena, tienes xx RappiCreditos (…) Válido hasta las 22h”, remata otro mensaje recibido el mismo domingo, por la tarde.
Y hasta mentirosos son, porque, como muestra esta repetición de la repetidera, lo de “válido hasta las…” resulta ser pura paja.
Este acoso es una invitación al consumo desenfrenado, que nada tiene que ver con prácticas de producción y consumo responsables (objetivo de desarrollo sostenible 12 de la ONU) y mucho menos amigables con el medio ambiente.
Mientras los créditos no venzan y sigan vigentes, bastaría con que enviaran un solo mensaje a la semana como recordatorio, para que el usuario los tenga presentes.
Y ojalá este artículo sirviera para hacerlos repensar sus políticas de mercadeo, pero no guardo la más mínima esperanza: han demostrado ser sordos en muchos aspectos.
Esta empresa emergente (o startup en inglés) pertenece a esa nueva generación de jóvenes arrogantes más preocupados por el lucro y el crecimiento desmedido que por un desarrollo ambientalmente sostenible, pues es una de las empresas que más ha contribuido a generar basura en los últimos años en Colombia y demás países donde opera, sobre todo plásticos de un solo uso, como ya se ha denunciado en este espacio.
Ejemplo de ello es el despilfarro de bolsas transparentes, por parte de los rappitenderos cuando hacen mercados de frutas y verduras, por instrucciones de la misma empresa, como ellos mismos han admitido: “La empresa nos lo exige”.
Vender por vender, y sobre todo a un alto costo ambiental, es absurdo y más en estos tiempos de crisis climática. No solo estamos poniendo en riesgo a las futuras generaciones, sino a nosotros mismos, con un planeta ya muy golpeado en lo ambiental.
Pero todo eso a Rappi (y demás empresas como Uber Eats, iFood, Wabi, Merqueo, Cornershop o Domicilios.com), y a los consumidores facilistas que las han hecho pulular como cucarachas, parece no importarles.
"Consuma, consuma, consuma" es su consigna permanente. Como no soy afecto a los domicilios (por tanto empaque que se desperdicia), vía Rappi solo una vez he pedido y ahí me he dado cuenta de este acoso comercial.
Pero ya mismo voy a desuscribirme de sus mensajes de texto, porque ya me tienen harto.