Hace tres años, Yohani Moreno llegó al barrio Bosque Calderón Tejada. No se resistió a una oferta que le hicieron para que arrendara una casita en un primer piso ubicado en lo alto del Bosque Calderón Tejada, escondido detrás del exclusivo sector de Rosales. La casa pintada de rojo, tenía como puerta una teja, dos cuartos, una improvisada cocina y un espacio para poner la lavadora y una mesa rimax. Yohani y su esposo aceptaron la oferta, no necesitaba más, hace poco se habían mudado a Bogotá desde Maracaibo, Venezuela.
Yohani, una joven de 26 años, siempre fue incrédula frente a sucesos paranormales, nunca creyó en historias de fantasmas, pero esto cambió cuando a los pocos días de mudarse a su nuevo hogar, empezó a sentir la presencia de alguien más cuando su esposo, un mensajero de Rappi, salía a trabajar y ella se quedaba esperando a que le saliera un domicilio como manicurista. Siguió con esa sensación de que alguien la acompañada día y noche hasta que una noche le cerraron la puerta de su habitación. La casa no tiene ventanas y la puerta que daba a la calle estaba cerrada, lo que resultó bastante extraño. Yohani entró en pánico, al mismo tiempo empezó a dejar cosas en un lugar y a encontrarlas en otro, por ejemplo, dejaba una cuchara o un plato en la mesa y luego aparecía en el cuarto o baño.
Seis meses después de estar viviendo, sin saberlo, en la casa que habitó el señor Juvencio Samboní, su esposa Anely Muñoz, y sus dos hijos, Yohaní Moreno se enteró sobre la tragedia que padeció Yuliana cuando fue secuestrada, asesinada y violada por Rafael Uribe Noguera. El shock fue inmediato, lloró pero no de temor sino por los vejámenes que había sufrido la pequeña. Lejos de mudarse, decidió quedarse, se acostumbró a la presencia de Yuliana, un ser inocente. Y si, se acostumbró a vivir con los sonidos extraños, los ladridos de su perro en la madrugada y la silueta de una pequeña figura en la oscuridad.
Yohaní no es la única que se ha percatado de la presencia de Yuliana, los vecinos del barrio Bosque Calderón Tejada, cuentan que la han visto deambular sin rumbos por las calles. Hace unos meses, una cámara de seguridad de una bodega del barrio captó en video la silueta de una sombra que salía de la antigua casa de Yuliana, y permanecía ahí durante unos segundos hasta que se desvanecía.
Este es el testimonio de la inqulina que habita en la antigua casa de Yuliana Samboní:
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