Pensé mucho en escribir esta columna, no sé si es políticamente correcta, pero explicaré argumentos de muchos analistas y expertos en temas de posconflicto y paz, sobre lo inconveniente de realizar un referendo o plebiscito por la paz, muchos de ellos no se atreven a decirlo públicamente.
Actualmente el gobierno nacional planea dos estrategias para la refrendación de los acuerdos: por un lado, el plebiscito por la paz, que cursa en el Congreso de la República y que entre otras medidas plantea la reducción de umbral y la posibilidad de realizar campañas para el SI y el NO de forma equitativa. Por otro lado, en el Congreso también se tramita la creación de una comisión legislativa de alto nivel que se encargaría de aprobar todo lo referente al proceso de paz una vez este se firme, igualmente se le otorgarían facultades extraordinarias al presidente para que emita decretos con fuerza de ley en el marco de la firma de los acuerdos, estas facultades no le permiten al presidente tocar la constitución o emitir leyes maco.
Por su parte las Farc platean la realización de una asamblea constituyente, como mecanismos de refrendación popular y para la puesta en marcha de los acuerdos de paz. Sin embargo, es una asamblea constituyente que se caracterizaría por ser corporativa, donde diferentes estamentos de la sociedad enviarían delegados, como los estudiantes, campesinos, indígenas, trabajadores entre otros. Los cierto es que al día de hoy no hay acuerdo entre las partes sobre los mecanismos de refrendación, sin lo cual es difícil avanzar el cierre de la negociación de paz.
En todo caso, hay un debate en torno al plebiscito por la paz y se refiere a la necesidad y conveniencia del mismo. Quienes están a favor del plebiscito básicamente tienen dos argumentos: uno, que fue una promesa del presidente refrendar los acuerdos mediante una expresión popular, para ello se planteó inicialmente un referendo y ante la imposibilidad de realizarlo se optó por un plebiscito. Dos, el proceso de paz necesita una legitimidad popular, que lo fortalezca y le de legitimidad.
Sin embargo, la realización de un plebiscito por la paz es inconveniente. Los argumentos en contra son igualmente fuertes. A continuación expondré tres de ellos. Por un lado, la realización del plebiscito por la paz no es una obligación jurídica del gobierno, fue una promesa del presidente Santos pero este se puede o no hacer. De hecho el presidente Santos ganó en 2014 la elección presidencial con el claro mandato por la paz, la campaña se basó en la polarización entre un proceso de paz con las Farc y la otra opción era no realizarlo. De tal forma que la legitimidad del proceso entre el gobierno y las Farc está dada por mandato popular desde la elección de 2014.
El segundo argumento para no realizar el plebiscito por la paz es que no ha habido una estrategia clara de pedagogía para la paz. Bajo el principio de que nada esta acordado hasta que todo esté acordado, ni el gobierno ni las Farc han desarrollado una estrategia de comunicación de los puntos positivos que traerá la firma de la paz al país. Ha sido la oposición del Centro democrático la que ha liderado la pedagogía por la paz sembrando duda y diciendo mentiras sobre el proceso de paz, como por ejemplo, manifestar que en La Habana se negocia la propiedad privada o que el presidente Santos le está entregando el país a las Farc.
La conclusión sería que por votación popular
Colombia estaría condenada
a otros 50 años de guerra
A ello se le suma que la sociedad urbana de Colombia no ha vivido de forma directa el conflicto armado y por eso no siente la necesidad de la paz, tampoco le han explicado los beneficios que traería la firma del proceso y por ende las posibilidades del que el referendo no logre la votación necesaria es alta. Más o menos la conclusión sería que por votación popular Colombia estaría condenada a otros 50 años de guerra.
El tercer argumento es que el conflicto armado dejó una serie de “ganadores”, muchos de ellos se encuentran en la legalidad, se quedaron con la tierra despojada a campesinos, y saben que si hay proceso de paz les tocará devolver la tierra y decir la verdad. Por eso el proceso de paz vivirá fuertes resistencias en algunas zonas del país, y estos “ganadores”, que son élites políticas y económicas regionales se opondrán al proceso de paz. Alcaldes, gobernadores, algunos ganaderos harán hasta lo imposible para que el plebiscito fracase.