Qué fácil resulta hacer patrioterismo después de haber sido el causante de la desgracia. Gaviria y Uribe respaldan la irresponsable posición del gobierno de Santos de desacatar el fallo de La Haya porque ellos también contribuyeron a la pérdida de 200 millas de plataforma marítima con Nicaragua.
Fueron ellos los que subestimaron la arremetida de Daniel Ortega. Fueron ellos los que escogieron a los abogados por conveniencias políticas y los que nunca se preocuparon por elaborar una estrategia jurídica sólida que hubiese blindado a Colombia de la pérdida del extenso territorio.
Además, no les quepa ninguna duda, la poca pertenencia que sienten los sanandresanos con Colombia tiene que ver con el abandono en los que sus gobiernos sumieron a la isla. Que fácil que fue para Gaviria levantar su voz chillona y usar la tribuna de La W para encantar incautos con su pataleta. Creo que nadie le creyó.
Lo de Uribe hoy también fue patético. Él, que dejó que los gringos minaran de bases el territorio nacional y que ahora esgrime una falsa actitud zen –“Yo ya soy un viejito canoso que no busca confrontaciones con nadie”- apoya a Santos, su archirrival político, en una alharaca de mal perdedor que sólo servirá para irse tranquilos a descansar en Semana Santa. Colombia igual olvida rápido.
"Tranquilo presidente Ortega, nosotros respetaremos lo que diga la Corte de la Haya. Álvaro Uribe Vélez, a Daniel Ortega en Santo Domingo (Rep. Dominicana) en 2008.
En estos días ha quedado en evidencia que la diplomacia colombiana no es tan eficaz como parece. Quedó evidenciado también lo mal perdedores que son nuestros políticos. Lo siento pero esas aguas son nicaragüenses, nada que hacer. Igual no sería la primera vez que el país pierde territorio por la inoperancia de sus presidentes. Recuerden a Marroquín que por 26 millones de dólares le vendió Panamá a los gringos para que hicieran su canal.
Gaviria, el hombre que arruinó a la microempresa colombiana con su apertura económica y Uribe, el mandatario que impulsó el TLC, deberían ser conscientes que se los nota el falso patriotismo cuando expresan su indignación y sus ganas de desestimar un tribunal, como el de la Haya, que ha demostrado su ecuanimidad. Otra vez perdieron la oportunidad de demostrar grandeza. Hubiera sido histórico que reconocieran la derrota del, para ellos, insignificante rival nicaragüense. Esa victoria moral hubiera sido más importante que las 200 millas de arrecifes, peces y riquezas que Colombia perdió, justamente, con Nicaragua.