Desde Miami y, a punta de vallenato del Churo Díaz, Alejandro Lyons celebraba por lo alto en una rumba su libertad en noviembre de 2019. “Y tuvo que mata' un conejo Pa' paga' el flete del carro”, cantaba el exgobernador de Córdoba a todo pulmón mientras bailaba apercollado. No era para menos, había conseguido el derecho a la libertad bajo fianza en Estados Unidos mientras que en Colombia la justicia seguía a la espera de su regreso para ponerlo a rendir cuentas: sobre el exgobernador pesan más de 20 delitos junto a varios procesos fiscales, disciplinarios y uno penal por su responsabilidad en el escándalo del Cartel de la Hemofilia, el millonario desfalco por más de $150.000 millones a las arcas del departamento de Córdoba; el Cartel de la Toga, en el que se torcieron procesos en la Corte Suprema de Justicia a cambio de sobornos y el asesinato de Jairo Zapa, el exdirector de regalías del departamento que se alió con Lyons para robarse dineros públicos.
En abril de 2017 Lyons decidió salvar su pellejo cuando tomó un avión rumbo a Estados Unidos. El exgobernador sabía que, si no era en ese momento, no podría escapar después, pues ya tenía pendiente una imputación de delitos pendiente. Estando en Miami, decidió colaborar con la justicia norteamericana y se volvió el informante estrella para ayudar a capturar a Luis Gustavo Moreno, entonces fiscal anticorrupción. Durante dos años el exgobernador gozó de plena libertad gracias a su visa de testigo hasta que su documento venció y Agentes de Inmigración lo capturaron para deportarlo a Colombia. Lyons se salió con la suya, evitó la extradición pagando una fianza que le otorgó la libertad.
Alejandro Lyons siguió viviendo como hombre libre en Miami en donde rehízo su vida al lado de su leal esposa, Johanna Elías Vidal, hermana del exsenador condenado, Bernardo ‘el Ñoño’ Elías, implicado en otro escándalo nacional: Odebrecht. Elías, antiguo socio y hoy en la lista de señalados por Lyons, fue quien lo inició en la política con escasos 30 y lo convirtió en una nueva promesa regional, algo que atrajo inmediatamente al expresidente Álvaro Uribe, que le dio todo su respaldo para su campaña política. A los dos se les vio en varias ocasiones en Córdoba, la segunda tierra del expresidente, haciendo correrías políticas y afianzando la figura de Lyons en toda la región.
Pero la fiesta para Lyons terminó cuando Estados Unidos anunció a finales de julio de este año su extradición. Ni los problemas de salud que el exgobernador aseguró tener y un posible contagio de coronavirus sirvieron a la hora de frenar su extradición.
Cuando el exgobernador aterrice en el Aeropuerto Internacional El Dorado, de inmediato será puesto en mano de las autoridades para que responda por el cartel de la hemofilia, en el que también está involucrado el exsenador Musa Besaile, a quien también deberá echar al agua y explicar bien su rol en el Cartel de la Toga. Lyons fue abogado del exsenador sahagunés, quien pagó 2.000 millones por frenar una orden de captura. De hecho, Lyons aseguró que $500 millones de ese dinero salieron del dinero de regalías y los pagó él directamente para ayudar a su entonces apoderado. Otros de los implicados en el cartel de la toga son el exmagistrado Leonidas Bustos, hoy prófugo y escondido al parecer en Canadá. Bustos fue uno de los cerebros de la corrupción en la corte en alianza con el magistrado Francisco Ricaurte.
Lyons también deberá responder por irregularidades en numerosos contratos durante su mandato. Entre ellos, la creación de una base de datos de pacientes falsos de Sida en el que Lyons habría desviado recursos del Sistema General de Regalías (SGR). A esto se le suma, los proyectos del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación gestionados por Lyons, también con recursos del SGR, al que se le destinaron 160 mil millones de los que se ‘embolataron’ 29 mil millones. Este último contrato estuvo rodeado por el asesinato de Jairo Zapa, un crimen que se mantiene en la impunidad pero que salpicó el camino de Lyons en el 2014 cuando terminaba su mandato. El 27 de marzo de ese año, desapareció Zapa quien era el director de regalías del departamento de Córdoba. Cinco meses después, aparecería su cuerpo sin vida con signos de tortura enterrado en la quebrada La Cárcel, a cuarenta metros de la finca Milán propiedad de Alejandro Lyons de La Espriella, padre del exgobernador.
El historial de Lyons no termina, por el momento está condenado por el delito de concierto para delinquir, pero también tiene en su contra nueve procesos disciplinarios abiertos en la Procuraduría por irregularidades en el Cartel de la Toga y el cartel del Síndrome de Down. De nueves procesos, dos están en prueba de descargos, dos en etapa probatoria, cuatro en indagación preliminar y uno en evaluación de investigación.
Además, deberá enfrentar seis procesos en la Contraloría por desfalcos de hasta 66 mil millones de pesos. Por el Cartel de la Hemofilia, Lyons en calidad de responsable fiscal, deberá pagar 54 mil millones. Será procesado por el pago de terapias de neurodesarrollo que ascienden a los 4 mil millones de pesos, terapias médicas a pacientes con Síndrome de Down por mil millones de pesos y los por pagos a IPS por 86 millones de pesos. En infraestructura, en Lyons recae sobre Lyons la obra del Corredor Agroecológico con regalías de 4 mil millones de pesos.
Aunque a Lyons se le pudo haber acabado su fiesta en Miami, lo cierto es que en Colombia llega con grandes beneficios. En octubre de 2017 la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez le otorgó un principio de oportunidad echar al agua a todos sus viejos socios como los Ñoños y los magistrados involucrados en el cartel de la toga. Con la justicia acordó que solo pagará cinco años de cárcel y devolverá $4.000 millones. Ahora un juez de Bogotá le prorrogó por seis meses más el principio de oportunidad para que el exgobernador regrese con las garantías necesarias al país y prenda el ventilador que tiene a más de uno en ascuas.
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