Desde hace muchos años en las campañas electorales realizadas en Colombia, diferentes candidatos han prometido acabar con la corrupción que se da en los organismos del Estado, pero como se dice coloquialmente “nadie le pone el cascabel al gato”, lo que significa que ese es un discurso trasnochado que se utiliza como lema electoral, en donde el “cero corrupción” no llega, y la venalidad en contra de la cosa pública, sigue haciendo de las suyas, no obstante las investigaciones y las condenas proferidas por la justicia.
Mención especial merece en las elecciones de este año, la candidatura del Pacto Histórico en cabeza de Gustavo Petro, quien es acompañado por políticos tradicionales, investigados por corruptos con procesos judiciales pendientes, pero el aspirante de acuerdo a su estirpe continua con aquella proclama de que “salvo el poder todo lo demás es ilusión”, evidenciándose que la lucha anticorrupción para los dirigentes es una simple triquiñuela.
De ahí que en actual campaña electoral colombiana de manera hipócrita y maniquea, los seguidores de lo que se conoce como izquierda, especialmente la marxista, tratan de mostrarse como inmaculados rechazando la corrupción, parloteando sobre la decencia, la ética y la transparencia en los sectores públicos y en contra de la corrupción, lo cual es un contrasentido, porque los regímenes en el mundo con los mayores grados de corrupción están en las camarillas comunistas, apoyadas por los izquierdistas criollos, debido a que nadie puede controlar los desmanes de una dictadura totalitaria, en donde la represión salvaje y criminal es su fundamento para mantenerse en el poder, y los ejemplos son inocultables.
Para las élites de la secta marxista leninista en diferentes partes del mundo, utilizar la corrupción es otra forma de lucha, ya sea de caballito de batalla para conquistar el poder o buscando mediante el latrocinio de los recursos públicos consolidar por siempre a sus cuadrillas en la dirección de algunos estados; con ello queda patentado que el Foro de Sao Paulo bajo la égida de Lula da Silva dio la orientación política para que se materializara la corrupción de la empresa brasileña Odebrecht, que pagó coimas en 12 países a funcionarios del sector privado y público, y también dio dinero para campañas políticas, comprometiendo a futuros gobiernos con el proyecto del socialismo de siglo XXl, de diferentes maneras.
Los regímenes más corruptos que se han conocido en el planeta en el último siglo, son los de las dictaduras marxistas o ¿Quién puede controlar la corrupción del Estado en Corea del Norte, Cuba, China, Vietnam o Nicaragua? Porque no se conoce de algún castigo a funcionario, y si lo hay es porque cayó en desgracia con la cúpula del partido, de la misma manera la corrupción del PSUV (partido socialista unido de Venezuela) es inocultable y los controles a los bandidos de esa burocracia gobernante, prácticamente son inexistentes, recordando que en Venezuela fue el país en donde Odebrecht repartió más sobornos, pues la cuantía es cercana a 100 millones de dólares, entonces ahí esta retratado de cuerpo entero el comunismo totalitario con la corrupción.
En Colombia necesariamente con el conocimiento de la dirección del Foro de Sao Paulo, entraron a las campañas presidenciales de Santos en 2010 y 2014 dineros que no se registraron de la empresa Odebrecht, y se podría pensar que dicho apoyo se enmarcaba para promover el proceso de paz entre el gobierno y las Farc, dado que desde que se creó el Foro de Sao Paulo en 1990, se diseñó como estrategia para tomarse el poder en los diferentes países de Latinoamérica, en primer lugar utilizar las elecciones, teniendo como tareas previas grandes protestas y movilizaciones sociales como ocurrió en Chile en 2019 y en Colombia en 2019 y 2021.
También para Colombia el proceso de paz es la mejor manera de poner a las puertas de la toma del poder a las fuerzas marxistas leninistas, usando diferentes disfraces, así que las coimas que pagó Odebrecht no eran únicamente para enriquecer aún más a los propietarios de esa empresa, sino que también había un fondo político.
La defensa de nuestra democracia liberal es de trascendencia capital, ya que su pérdida nos conduciría a que desapareciera la libertad, que como dijera Cervantes: “es por único que se puede vivir y morir”. Sin olvidar que la logia comunista del marxismo leninismo es la organización que más genocidios a cometido en la historia de la humanidad.
Queda completamente claro que la corrupción para los seguidores del marxismo leninismo, es otra forma de lucha, en donde no es cuestionada ni combatida, sino que se usa únicamente en ocasiones para purgar a los enemigos políticos (como ocurrió en Cuba en 1989 con el general Arnaldo Ochoa), porque como lo dijimos anteriormente, en los regímenes comunistas no se reprime a la corrupción cuando es practicada por la camarilla, puesto que ella es inherente al marxismo leninismo, cuyas pandillas buscan el poder del Estado eternamente y, para que eso ocurra la corrupción debe de ir de la mano del comunismo totalitario.
Ladinamente en Colombia, partidos afiliados al Foro de Sao Paulo patrocinador de la corrupción de Odebrecht, se rasgan las vestiduras y promueven campañas en contra de ese flagelo, pero no renuncian a pertenecer a semejante esperpento, buscando engañar a la ciudadanía, por ello el repudio genuino a esa aberración debe partir desde las masas que movilizadas acorralen a los corruptos, en vista de que también personas del gobierno han promovido semejante practica tan deleznable.
Sin olvidar que el marxismo leninismo es un padre innegable de la corrupción, y en Colombia con ocasión del prolongado conflicto político-militar, las bandas narcoterroristas de las Farc y Eln han sido importantes actores de esa corrupción.