El departamento del Amazonas es una de las zonas más alejadas del país. Para llegar hasta allí se debe ir en avión o por el río, ya que no existe un camino terrestre que te lleve directamente, lo que hace que cualquier ayuda, auxilio o servicio del Estado arribe tarde, escaso o nunca lo haga.
La pandemia del COVID-19 ha afectado gravemente este sector del país, pues las comunidades de este lugar son en su mayoría indígenas, a los cuales se les ha marginado y abandonado por décadas. De ese modo, este virus solo trajo al plano nacional una problemática a la que nadie voltea a ver.
Tanto es así que en el 2020 la Unión Europea donó una suma de 500.000 euros para las necesidades básicas de la Amazonía colombiana como alimentación, puntos de lavado de manos, kits de bioseguridad, dinero en efectivo, entre otros; esto por el abandono estatal que las comunidades que habitan la selva han sufrido durante muchos años.
Los líderes y lideresas indígenas han estado en conversaciones con diferentes gobiernos que solo prometen y prometen, pero no cumplen. En consecuencia, no sorprende que el desamparo durante la pandemia haya sido aún mayor. Además, el territorio al ser fronterizo con Brasil y Perú (países con gran número de contagios y muertes según la Organización Panamericana de la Salud), ha sufrido más fuertemente los embates de la pandemia.
Así pues, esta pandemia visibilizó a nivel nacional el abandono de muchos territorios, pero en especial al Amazonas, al cual ni siquiera incorporaron en el Plan Nacional de Vacunación, lo cual fue, en palabras del presidente Iván Duque, “un error involuntario”. Sin embargo, para los habitantes de la zona, los indígenas e incluso el gobernador, esto solo es una muestra de que el nombre de este departamento poco suena en las reuniones o planes de inversión nacional (esto aplica para cualquier aspecto).
Políticos a nivel nacional manifestaron su molestia por esta situación, incluyendo también que varios empresarios y líderes pertenecientes al Amazonas se están preguntando a qué países pertenecen. ¿Acaso no son colombianos? Pues sí, pertenecen a nuestro territorio, pero son países como Perú y Brasil quienes los tienen en sus planes de vacunaciones, no Colombia.
Por eso la gran pregunta es: ¿son los amazónicos colombianos? Esa pregunta aplicaría para la zona del Pacífico y para la Alta Guajira, también para indígenas del Cauca. Y así podríamos ir haciendo la misma pregunta en cada rincón alejado de las ciudades capitales que sufren de una desarticulación estatal, que estos pueblos han sufrido por muchas décadas y que se tuvo que vivir una pandemia mundial y miles de muertes para que las grandes ciudades se dieran cuenta de la miseria, la pobreza, la hambruna, la falta de educación y las escasas oportunidades que viven aquellas comunidades que nadie mira y de las que nadie habla.
Y, para finalizar, teniendo en cuenta lo que el autor Jesús Morales León mencionó en el libro Ética del comunicador sobre que cuando los trabajadores o empleados no cumplen el tiempo y la calidad del trabajo, faltan los valores de esta institución. Es justo lo que ha sucedido con todos los gobiernos de Colombia al dejar en el olvido el sur del tantas poblaciones vulnerables.