El último año ha sido caótico para Mario Castaño quien fue capturado en pleno Congreso en junio de 2022. Su caso pasó a manos de la Corte Suprema, perdió su curul y fue enviado directo a la cárcel La Picota y en septiembre de 2022 el exsenador aceptó ser el cerebro de una red de corrupción que cobraba coimas y pagaba sobornos a cambio de millonarios contratos de obras públicas en el Valle del Cauca, Tolima y Risaralda que sumaron $60 mil millones. Entre la espada y la pared, decidió conseguir una rebaja de pena declarándose culpable de al menos 21 delitos entre ellos concierto para delinquir, peculado por apropiación y estafa agravada y aunque la audiencia no se ha llevado a cabo el exsenador Castaño podría pasar los próximos 15 años de prisión.
El estrés ad portas de una larga condena le pasó factura. El pasado 15 de febrero tras sufrir un infarto con elevación del ST fue trasladado de urgencias a la Clínica de Colombia donde se encuentra desde entonces en la Unidad de Cuidados Intensivos a la espera de un cirugía.