El estallido social cambió la agenda del país.
Fue un momento de la vida de los colombianos que tuvo repercusiones en la vida política de la nación. Fue el preludio de la llegada de una bancada del centro izquierda, la más grande que se ha tenido en toda la vida republicana. Pero también de la llegada de un presidente y un gobierno alternativo, progresista, apalancando un programa de las necesidades de la vida democrática de la mayoría del país, en los terrenos económicos, políticos, ambientales, sociales y de paz total.
Si bien han habido momentos comparativos con el estallido social, como el gobierno popular en Barrancabermeja y el bogotazo por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y el paro cívico nacional de septiembre de 1977 contra el mandato de hambre de Alfonso López Michelsen, que lograron avances en algunas reivindicaciones democráticas de la vida material de la población, no lograron, lo que el estallido social.
Incluso por la fuerza de lo que aconteció y significó el estallido social, el establecimiento neoliberal y la extrema derecha, no pudieron ponerse de acuerdo para realizar un fraude en las elecciones presidenciales del 19 de junio del año anterior.
Y eso se vuelve un referente obligado en explicar lo que hoy acontece con este gobierno y la movilización social.
Pasada la primera legislatura del gobierno de Gustavo Petro, los poderes económicos, políticos, mediáticos, judiciales y militares, han desatado la más amplia y descomunal campaña contra el gobierno del cambio.
Frente a las 3 reformas sociales, de salud, laboral y pensional, se han opuesto y se han negado a respaldarlas, lo que ha conllevado a la ruptura de la coalición de gobierno, al apartarse del gobierno los partidos de la U, el liberal y el conservador.
Eso explica la medida del gobierno, con la crisis ministerial que implicó el cambio de 7 ministerios que antes ostentaban ministros vinculados a la coalición de gobierno, por ministros más cercanos al proyecto del frente amplio entre el Pacto Histórico y sectores socialdemócratas.
Pues bien, adicionalmente en las fuerzas de la extrema derecha se han despertado iniciativas, que no han cuajado, de desestabilizar el gobierno mediante movilizaciones sociales. Han sido muy mediáticas sí, pero muy limitadas en su participación social y mucho más en su contenido, pues solo despiertan algún interés en sectores o muy reaccionarios, como algunos oficiales retirados y algunos sectores religiosos, o algunos sectores medios, clientelares de los poderes económicos y políticos del establecimiento neoliberal.
Los sectores sociales que respaldaron en su campaña al hoy presidente Gustavo Petro, han adelantado también muchas movilizaciones: la gran cumbre agraria y popular a finales del año pasado, la gran conglomeración del movimiento comunal, las diversas confluencias indígenas y las movilizaciones sindicales y populares del 14 de febrero y 1° de mayo de éste año.
Sin duda, la más significativa y la que logró mayor alcance, por lo histórico del día, por la agitación que se han tenido de las reformas sociales y por el llamamiento del propio presidente del gobierno del cambio, fue la del 1° de mayo.
Ello ha contribuido para que la reforma a la salud haya logrado pasar en su primer debate en la comisión VII de la cámara y se vislumbre que sus aspectos principales, eliminar las intermediaciones financieras y laborales y enfatizar en la atención primaria en salud, puedan ser aprobados.
Como lo ha señalado el presidente Petro, la población que se va a beneficiar de las reformas debe expresar su apoyo con una contundente movilización social en las redes y en la calle
Pero, tal como lo ha señalado el presidente Gustavo Petro, se necesita que la población que se va a beneficiar de dichas reformas, debe expresar su apoyo con una amplia, numerosa y contundente movilización social en las redes y en la calle.
Eso es lo único que puede lograr que los congresistas se vean determinados a aprobar las reformas. Esa es la experiencia del estallido social, que debemos emular en estos días de amplia polémica por las reformas sociales.
Recordemos que el estallido social derrotó la regresivísima reforma tributaria de Iván Duque y su ministro de hacienda Alberto Carrasquilla y el proyecto de Ley que terminaba la total privatización de la salud presentado por Cambio Radical y su jefe Germán Vargas Lleras.
Pues bien, en la medida que logremos y mantengamos la movilización social podríamos asegurarnos de que se aprueben las reformas sociales sin que les sea destruido su espíritu transformador y de cambio.
A esta movilización social, con la cual se coincide con el presidente Petro, ha de apostársele. Y por eso se debe profundizar ahora en usar las redes sociales y la calle.
Posdata: el próximo 7 de junio, las centrales obreras CUT, CGT y CTC junto con los pensionados y la Coordinadora nacional por el cambio están convocando a la toma de Bogotá para respaldar las reformas sociales. Ahí nos vemos.
Twitter: fabioariascut
