Para nadie es un secreto que, en Colombia hay una capital para la cual no existe una provincia, aquellos pueblos tan remotos donde el estado solo hace presencia a su conveniencia (en fechas electorales), mientras abandona a la gente a su suerte, viviendo esa miseria tan real para campesinos e indígenas, pero tan ficticia para el gobierno y los dirigentes del interior.
No me cabe en la cabeza cómo pueden decir que estamos en un país más justo, moderno y seguro, y que se ha ido acabando con las desigualdades sociales a lo largo del territorio nacional, pues entonces no sé si la región caribe sea parte de ese territorio, una región sumergida en problemas de pobreza y desigualdad, que se desmorona a pedazos, sin acceso a los servicios básicos que debe garantizar el estado.
Los problemas de desarrollo regional se pueden solucionar con medidas económicas encaminadas a enfrentar los problemas del subdesarrollo de las regiones, desde lo territorial y local, pero con el nuevo gabinete presidencial “Bogotanizado” por simple lógica se puede decir que nada de eso pasará, y si no, le buscarían la quinta pata al gato, estigmatizando la inversión en las provincias como politiquería perniciosa para robar las arcas públicas, pero esos jueces de la moralidad en el interior se hacen los ciegos y sordomudos con lo que pasa en sus ciudades. Definitivamente no hay quien pueda con ese denigrante centralismo y doblemoralismo.
Empecemos a madurar como sociedad y acabemos ese tipo de estigmas, hay personas que realmente están trabajando para sacar adelante su región, mientras algunos hablan sobre lo divino y lo humano desde Bogotá, otros hacen hasta lo imposible por librarse de ese lastre en sus pueblos.
Hay que corregir urgentemente esa gran ausencia del estado, en Colombia se necesita una política para reducir las enormes brechas económicas entre las regiones, eso se hace empezando a atender las propuestas de descentralización, para los territorios fortalecidos política y económicamente y que lleven a promocionar el desarrollo de sus territorios.
En el país no debe haber un regionalismo separatista, y mucho menos un nacionalismo centralista, pues Colombia no son solo las ciudades del interior.
La descentralización es un mecanismo adecuado y suficientemente poderoso como para ir cerrando en el tiempo las brechas regionales, que garantiza la participación, autonomía y la lucha contra los principales generadores de violencia desde su fuente primaria y que puede llevar a un exitoso desarrollo económico regional.
Pero si por el contrario, no se hace nada, esas desigualdades se pueden seguir aumentando; y quedaríamos, ahora sí, en la tierra del olvido.
@KelvinPoloA