La conferencia magistral y el conversatorio con una duración de cuatro horas realizado por Vladímir Putin, en el marco del Foro Internacional de Discusiones Valdái denominado “Un futuro después de la Hegemonía” y realizado en el 27 de octubre en Moscú, sentó las bases para evaluar públicamente al mandatario en conocimientos sobre el orbe y sus planteamientos internacionales sobre la coyuntura actual.
Un punto fundamental fue plantear el tema de la autocracia occidental-diferente a la democracia-puesto que se ha llegado a que las propuestas alternativas se consideren lesivas para el “orden sometido a reglas” sin contenido alguno, creado sin conocerse quien lo hizo y para qué, aunque defendido por las élites transnacionales. De allí culpar de toda posibilidad de cambio o deterioro de la vida al Kremlin atribuyéndole un poder omnímodo, inexistente, es absurdo.
A partir de allí sostuvo que el mundo hegemónico dirigido por Estados Unidos en alianza con la OTAN y naciones occidentales, cuyos valores contrastan con la libertad, paz, democracia y equilibrio económico, ha llegado a su fin ya que ahora es el tiempo del mundo multipolar basado en la cooperación real, la confianza entre las naciones, la equidad en sus relaciones, donde más que socios son amigos.
La afirmación de Vladímir Putin fue categórica: “El modelo estadounidense está agotado, está en crisis, no tiene ya nada que ofrecer al mundo. No sólo ellos y Europa tienen derecho a elegir su camino geopolítico, también lo tienen los países de Asia (Africa.NdeA.), incluida Rusia, y Latinoamérica”.
En cuanto un tema que agobia a todos como es la posibilidad de una guerra nuclear fue clarísimo al decir que la doctrina militar estratégica de la Federación Rusa determina que sólo cuando la soberanía e integridad de la nación estén amenazadas concretamente habría la obligación de emplear las armas nucleares.
Quedó claro que quien si las había usado sin haber necesidad, pues el ejército japonés estaba destruido prácticamente, fue Estados Unidos con el fin de demostrar su superioridad sin pensar el llamado daño colateral que fueron cerca de 300.000 personas indefensas en Hiroshima y Nagasaki.
En este sentido, advirtió del uso de una bomba sucia radiactiva a usar por Ucrania e instó ayer al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a trasladar una delegación lo antes posible a dicho territorio.
Igualmente, respondió decenas de preguntas sobre conflictos y problemática de los continentes con una claridad meridiana, lógica y construcción de posibilidades donde siempre se ratificó la idea de dialogar sobre la paz en Ucrania en la medida que USA lo permita, así como en la Unión Europea cuyos dirigentes siguen colonialmente las órdenes de Washington. Fue nítida la responsabilidad de Kiev al aceptar un golpe de estado el 2014, bombardear mortalmente el Donbás y rechazar un estatus no nuclear.
Finalmente, hay un hecho indiscutible: al día de hoy no existe líder en Occidente que alcance en un mínimo la estatura de estadista que posee Vladímir Putin, independiente de la posición política que se sostenga.
Ansiamos que las propuestas de paz lanzadas al mundo sean recogidas por ese Occidente Colectivo que se niega a alcanzar los mejores rasgos que la Humanidad requiere urgentemente.
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