1989 fue el peor año de nuestra historia. Nadie estaba seguro en las ciudades. En cualquier momento una bomba podría acabar contigo. En el cielo los aviones estallaban, en las calles los buses eran bombas que arrasaban edificios enteros.
Al periodista que no compraban lo mataban y El Espectador fue un ejemplo de integridad, de valentía. Por supuesto que les salió muy caro.
A las 6:43 de la mañana del viernes 2 de septiembre un camión enviado por Pablo Escobar estalló con 60 kilos de dinamita. No hubo muertos, pero un saldo de 75 heridos. El edificio destruido, las máquinas en muy mal estado.
Solo funcionaba una pequeña parte pero José Salgar y Fernando Cano se remangaron la camisa y sacaron de urgencia una edición de 16 páginas. “Seguiremos adelante” rezaba en la primera página desafiante. Sabían que le ganarían la guerra a Pablo Escobar y treinta años después sabemos que lo lograron.