Lo que queremos decir es que en el escenario geopolítico de una supuesta corte de la nobleza gubernamental continental, que haya estado reunida exprofeso para divertirse con la puesta en escena de su bufón más importante, el histrión les ofrece una trama tan lánguida y tan desproporcionadamente aburrida que el público ha abandonado las graderías. Un pedo flota y hace de las suyas…
Los gobiernos rodillones de América Latina para mantener la caña que todavía están siendo protegidos por un imperio que gana guerras contra sus propias desestabilizadoras fuerzas internas nos están ofreciendo otro espectáculo no menos grotesco de su alianza contra Venezuela, simple y llanamente porque no comulgan con ella, es antidemocrática, es dictatorial, y muchos más epítetos. Eso como si sus propios gobiernos fueran dechados de respeto y satisfacción de sus propios pueblos.
¡Qué cabronada!
Y cualquiera se pregunta, ¿con qué valor moral si el imperio mismo les está diciendo que sus mercados ni oligarquías lastimeras no valen una higa, que hará un muro para que ninguna indiamenta latinoamericana pase sus fronteras, incluidas sus oligarquías? Ellos nada han dicho. Cómo es que si dicen y se confabulan contra el pequeño país que pasa afugias y hace parte de su misma sangre y, que se sepa, no ha erigido, ni pretende hacerlo, ningún muro.
Si Trump perdió las elecciones de mitaca y con ello el control de la cámara, y si cuando tuvo todo no le dieron para construir su muro, cómo es que pretende obtenerlo del bolsillo de quienes han recibido solo palo porque bogas y palo porque no bogas. Y lo peor es que su propio partido no está seguro que de llegar a un acuerdo con los demócratas, éste, por más favorable que signifique ser, puede no sea aprobado por su elusivo e histriónico personaje principal. Y es que es obvio, lo del muro es un pretexto tan descartable como lo fue lo de las caravanas en inmediaciones de la elección de mitaca. ¿A quién puede ocurrírsele jamás que Trump esté interesado en pinches caravanas de hondureños, salvadoreños, etc.? ¡Un muro en la frontera con México que concita y pone en peligro inminente la seguridad nacional de los Estados Unidos de América! ¡Hágame el bendito favor!
Y lo del muro en sí: ¿habrá algo más deprimente y absurdo que defender la construcción de un muro a la entrada del tercer milenio? Ni que fuera tan pintoresco e inaudito en su momento como la Muralla China.
Y justo para no tener que denunciarlo, el resto de gobiernos y estados latinoamericanos, pretende urdir una cortina continental de silencio, tejiendo el alboroto sobre Venezuela, que no por eso deja de aparecer pera en dulce. Pero bueno es culantro, pero no tanto.
Y los países de este lado del río Bravo están haciendo su propio espectáculo. Uno de sus animadores más rutilantes es nuestro, supuestamente, amado país.
En uno de esos actos histriónicos el presidente de Colombia mandó a hacer un discurso muy bien hilado y preconcebido. Es posible que tanto la Cancillería como la vicepresidente tengan sus curtidas mentes metidas en esto a juzgar por lo que pasó después. Su idea ejecutiva de llamar la atención fue magnífica aunque desproporcionada.
La cosa habría sucedido así: en una fuerza de tarea, task force, comandada por María Fernanda, construyó el hilo de lo que puede ser la nueva historia fundacional de la nación. El mismo Pence podría haber quedado estupefacto aunque, como en el caso de George W. Bush mucho dudamos que alguna vez haya pernoctado estudioso en alguna biblioteca pública, aun teniendo a su novia como bibliotecaria.
Para no alargar, ni siquiera citar, solo queda saber que el mismísimo Nicolasito Maduro ha entendido el chiste. Y Diosdado Cabello. ¡Ay, Dios dado!
Fue Bolívar, no el capitán América, le ha enseñado al presidente. Eso en cuanto a nuestra bien parida independencia.
Es obvio que para el conspicuo círculo de la Atenas suramericana, lo de Maduro ha sido mucho más que un meme. Los memes no tienen repercusión internacional, a lo sumo son divertimentos pues quienes suscitan sus acciones son mejores histriones.
Mira este meme, burlándose de que yo me estoy burlando de él, dirán entre carcajadas.
El meme trivializa la acción política. Maduro, siendo él mismo un histrión les contesta histriónicamente y eso duele. Sobre todo viniendo de alguien que según los otros no califica ni de payaso.
Y entonces ocurre lo impensado: el histrión Trump hace el curso rápido hacia el clown. Y aquí podría venir la fase menos agradable. Los gobiernos latinoamericanos están expectantes. Si el entramado se les cae cualquier guerra contra Venezuela es impensable. Las glorificaciones de nuestro presidente para que Pence vaya y dijera sotto voce al histrión del imperio que está de acuerdo con una nueva fase en que America First Again, nos libere ahora sí, ya no se podrían realizar; a no ser que Pence mismo, tan brillante como una bola de queso, tome el poder. Pero, quizás, no estarían ni tibios.
Todo el mundo sabe que el clown es sórdido. El clown sería sórdido porque se empecinaría en sonsacar algo risible donde solo mora un desierto de adversidades, algunas inconfesas que lamen por dentro y hediondizan. El clown es una lapa. Metido y pegado a la chapa del barco medra bajo las aguas. Puede decirse que el clown es un histrión enfermo. La diversión que provee el clown es retorcida y de dramática troca en trágica. Está anquilosado. Sus puros actos son muecas.
Nada sería menos extraño que nuestros mismos gobiernos truquen en clowns, obvio de menor cuantía. Les muestro por qué esta puede ser la tendencia: el mercado de los Estados Unidos de América está inundado de dólares, pero de dólares caros. América First Again gusta obviamente a las oligarquías gringas que se siguen llenando los bolsillos de puras ganancias financieras y tributación dejada de cobrar que no representan mercancía ni producción real. En esos paraísos ilusorios ni siquiera intentarán ganar en pinches y devaluados pesos colombianos. Ríase de ser invertidos en Venezuela incluso luego de, eventualmente, caer Maduro y que los adecos y copeyanos volvieran al poder. Con esa hambre que tienen quién daría un peso por el respeto de los presupuestos.
Ante semejante paisaje tan deprimente, nuestras oligarquías continentales se tornarían 'clownicas'. Casi serían tan detestables como Maduro si siquiera pudieran ofrecer un futuro distinto e independiente de un imperio que los detesta y les cierra sus fronteras.
Y serían más que clownicas. Se imagina alguien una saga sin fin de nuevas historias como las esgrimidas flamantemente ante Pence. Harry Potter enmudecería en Hogwarts. Verdaderos actos de magia grandilocuente, condenados a la tristeza de una ausencia de destino…
Cuando María Fernanda mandó a García Márquez al mismísimo infierno no sospechaba que este estuviera tan cerca del que nos avecinamos a estar. No tenía si no que hacer de clown. María Fernanda parecería tocar el infierno con las manos.
Y el presidente está aprendiendo las lecciones. Ah, y la vicepresidenta.