La cultura es una herramienta fundamental para entender el comportamiento de los otros. El arte en esta semana le cambió la cara y los intereses a muchas personas que se encuentran entusiasmadas con todos los proyectos que se unen a la feria ArtBo. Experiencias que incluyen metodologías para conocer de cerca múltiples expresiones artísticas y que se extienden a lugares alternativos en el espacio público como los son también, la feria del Odeón, Barcú, la Feria del Millón, Artchico. Simultáneamente dieron menciones especiales al premio Luis Caballero donde Luis Fernando Herrán realizó una buena instalación en el sótano de la rotonda de Los Héroes. En la calle 22 apareció una intervención urbana en la que los aristas le siguen la pauta al Río San Diego o el Mural que realizó Nadín Ospina en la avenida Caracas.
Todo ocurre en cuatro días pero queda en el ambiente el entusiasmo de haber recorrido muchas maneras de entender el arte contemporáneo. ArtBo como tal está bien diseñada, creció y se comprometió con otras actividades. Fuera de la presencia de las galerías, hay editoriales, una sección de libros realizados por artistas, estuvieron los espacios para artistas jóvenes que realizaron en Artecámara una muestra muy regular, curaduría y obras de muy poco alcance. Otras nuevas secciones son Referentes y El Sitio donde realizaron proyectos especiales. Estos y los performances y las conferencias en Foro fueron puntos desde donde se sentía otro pulso dentro de la ArtBo.
En general y como en todas las ferias de arte, se encuentra de todo. Podemos hablar de obras magnificas como la del antioqueño José Antonio Suárez que estuvo presente en varios espacios de forma contundente. Ese callado artista ha ido construyendo una interesante carrera artística.
Como siempre, la galería León Tovar trae los bellos clásicos del arte latinoamericano. Presenta la pequeña obra monumental del grande de la geometría mundial como es Jesús Soto o una obra de una esfera de la artista alemana-venezolala, Gego.
En la galería brasilera Eduardo Fernandes, representa a dos colombianos donde se muestra la fragilidad dentro de la fuerza en la obra de Luz Ángela Lizarazo en la cual se tejen huesos o se busca, como coleccionistas, imágenes de las aves que no pueden volar o, la perspectiva objetual de la pintura en las obras en resina de Alberto Lezaca.
Rolf Art de Buenos Aires trajo por ejemplo, la obra de la argentina Graciela Sacco. Una mujer que trabaja la heliografía para representar la denuncia política. Con ese método transfiere sus imágenes de fotografía a la superficie de diferentes objetos y ha sido una observadora feroz de las injusticias. Entre ellas le interesa la serie de sus cucharas con bocas vacías que deja como precedente mientras el expresidente Menem, para invertir en su campaña política, cortó el presupuesto de los comedores para niños y viejos de bajos recursos. Su exposición retrospectiva también se encuentra hasta el 5 de octubre el El Museo de Arte del Banco de la República.
La galería Durban Segninni se presenta muy coherentemente con sus artistas geométricos, en donde la pieza de Eduardo Ramírez Villamizar es un joya. La galería Isabel Aninat trajo la coherencia perfecta en la instalación de María Ignacia Edwards con un trabajo meticulosamente organizado.
El espacio de Beatriz Esguerra tiene las pinturas de Pedro Ruiz donde ahora, el oro se convirtió en fondos negros en el que pinta las desplazadas con sus chicas, Coca, Clima, Arrayana y Nicotina, y la fotografía de Max Steven Grossman que se inventa el derrumbamiento de los polos en una supuesta fotografía.
La galería Sextante tiene la magia de los dos grandes antioqueños: Hugo Zapata y Luis Fernando Peláez. Otra buena presentación colombiana con la muestra importante de la galería El Museo con Álvaro Barrios, Luis Caballero, la fotografía de Adriana Duque; o la galería El Cometa con la obra de Olga de Amaral o las estrellas marinas de María Fernanda Cardozo.
Lo que mata el esfuerzo de muchos es la presentación de lo terrible como es el proyecto de limpieza del artista argentina Irina Kirchuk.