Con tres especializaciones en su portafolio (diseño gráfico, fotografía y nuevos medios) y el carácter de haberse formado en una universidad revolucionaria por excelencia, Iván Argote llegó a París con una visión del mundo particular, aguda.
Como estudiante de bellas artes en la ciudad luz, se interesó por el paisaje urbano, por los monumentos y su simbolismo. El obelisco en la plaza de la Concordia, que simboliza la 'gratitud' de Egipto hacia Francia, capturó su atención, o mejor, lo incomodó. No sólo por el nombre de esta plaza que vio rodar la cabeza del rey Luis XVI y su esposa alemana, sino sobretodo por la simplificación de la historia contada alrededor de este rayo de luz. Ante la imponencia del paisaje parisino, se pasa de alto por ejemplo, lo que sucedió con la contraprestación de los franceses, un reloj en cobre que ni siquiera llegó a destiempo a El Cairo, reflejo de las asimetrías intrínsecas en las relaciones colonialistas.
Las ciudades de este peso marcan a los ciudadanos y les dan certeza con respecto a la historia y las relaciones de poder. Pero es una certeza frágil y quizás, sesgada. Lo simple y ligero marca, captura y define, de ahí la importancia de pensar en cómo ir más allá para entender los grises.
El arte como instrumento de investigación antropológica es quizás la fascinación de Iván Argote, un artista y agente de cambio en bruto, que de manera fresca y creativa nos recuerda la complejidad del ser humano, sus condicionamientos y su sed de cambio, su espíritu libre y su necesidad de orden y coordenadas.
Una réplica a escala del obelisco que Argote tenía exhibida en la galería Perrotin en París capturó la atención de uno de los hoteles menos estándar de Manhattan, The Standard Hotel, para ser exhibida en su espacio estratégico en el High Line de Nueva York.
Con “Strengthlessness” (sinfuerza) Iván Argote capta de nuevo la atención del mundo, esta vez sobre los rieles del tren que durante los años ochenta apuntó a disminuir la peligrosidad del frenetismo comercial de Manhattan. Con su obra, el colombiano. tímidamente, quiere enviarle un mensaje al electorado norteamericano para que se arme de valor , y rete los símbolos, o mejor, para que se deje inspirar por el simbolismo musical de Hamilton en Broadway, y para que le llegue un verdadero rayo de luz y con valentía le grite "you are fired" (estás despedido) al Apprentice que simplifica porque no maneja la complejidad humana que trasnocha a un colombiano en París. No es coincidencia que la obra de Argote estará en el High Line hasta el próximo 8 de noviembre. God Bless America.
