Dentro del contexto del impacto global que ha desatado el acuerdo Aukus de seguridad entre Estado Unidos, Inglaterra y Australia para afrontar la expansión de China en la región Indopacífico, se abrió otra ventana en las disputas entre Estados Unidos y China, con la acusación de que el gigante asiático manipuló el informe de clasificación Doing Business, realizado por el Banco Mundial en 2017.
La revista The Economist publicó un editorial, 'Por qué la cabeza del FMI debe renunciar', cuyo contenido fue reproducido por decenas de medios en el mundo. Y en aquel escrito señaló que una investigación del bufete de abogados WilmerHale determinó que la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, cuando se desempeñó como directora ejecutiva del Banco Mundial (BM), ejerció presiones sobre los funcionarios del Banco para que modificaran datos de desempeño económico favorables a China. Escándalo que se desata desde 2018, pero que se intensifica cuando el BM decide examinar el informe Doing Business en 2020 y contrató a los abogados de WilmerHale para que adelantara la investigación, la cual concluyó que “Georgieva presionó al personal para que China pasara del 85 al 78 en la clasificación del informe Doing Business del banco”.
Contrario a la versión de los investigadores de WilmerHale, Shanta Devarajan, director del proyecto Doing Business del BM en el 2018, dijo que “Georgieva había especificado que los datos de China debían verificarse, sin comprometer la integridad de la clasificación y los cambios en la puntuación de China se debieron a la corrección de errores de codificación y a la adopción de decisiones sobre cuestiones que requerían juicio y en ningún momento me sentí presionado”.
En su criterio, “la acusación carece de credibilidad” y lo controvertido de las acusaciones es que después de que Georgieva dejó el cargo, las clasificaciones de China siguieron subiendo hasta alcanzar el puesto 31 en 2020 y el 25 en el informe inédito de 2021, el cual no ha sido publicado por el orden del presidente del BM, David Malpass.
Un escándalo que se debe examinar dentro de las movidas políticas en las luchas por el dominio imperial del mundo entre Estados Unidos y China. Es claro que detrás de las acusaciones contra la directora de FMI se esconden unas maniobras políticas de la Casa Blanca, dado que el BM es una institución que desde su creación ha sido controlada por Estados Unidos como mayor accionista.
Por lo tanto, fue a partir de las conclusiones de la investigación de WilmerHale que Estados Unidos ha orquestado una estrategia para desprestigiar la clasificación Doing Business y acusar a China de sobornar a los funcionarios bajo la dirección de Georgieva y de esa manera afectar su reputación económica. Georgieva es una destacada economista búlgara que con este escándalo ve cómo no solo afectan su reputación personal, sino la de la Unión Europea, dado que ocupa la dirección del FMI con el respaldo europeo y mandan un mensaje que Bruselas está favoreciendo a China.
Ahora, para comprender con más profundidad el entramado político detrás del escándalo, es bueno señalar que uno de los principales abogados de este bufete que tiene oficinas en Washington y Boston es el famoso exdirector del FBI en los gobiernos de Bush, Clinton, Bush y Obama, Robert Mueller, el mismo que estuvo involucrado en la investigación sobre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, lo cual resultó un montaje organizado desde Londres y protagonista en las investigaciones sobre las falacias de las armas de destrucción masiva que tenía el régimen de Saddam Hussein. También forman parte este bufete los abogados Seth Waxman, Ken Salazar y Jamie Gorelick, miembros destacados del partido Demócrata y cercanos al expresidente Obama, cuyo exvicepresidente es el actual inquilino de la Casa Blanca.
Por eso, el execonomista jefe del BM y premio nobel de economía Joseph Stiglitz califica el informe de WilmerHale como “un trabajo de sicariato” y dijo que “el personal que trabajó en el informe Doing Business no se sintió presionado por Georgieva”. También, el reconocido economista Jeffrey Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, ha dicho que los ataques contra la directora del FMI se basan en maniobras contra China” y concluye que la acusación que había violado la inviolabilidad del BM es hipócrita en vista de la presión ejercida por Estados Unidos sobre el banco para que enviara millones de dólares a los regímenes respaldados por ellos, mientras que intentaba bloquear los fondos a los gobiernos con problemas de liquidez cercanos a China y Rusia”.