Donald Trump: Él es el juez colombiano que no teme acusarlo a 15 días de su posesión

Él es el juez colombiano que no le teme a acusar al poderoso Donald Trump a 15 días de su posesión

Juan Manuel Merchán decide el próximo 10 de enero la pena al Presidente en el caso de soborno a Stormy Daniels, el único de los 34 casos que ha prosperado

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enero 07, 2025
Él es el juez colombiano que no le teme a acusar al poderoso Donald Trump a 15 días de su posesión

A menos de dos semanas para que Donald Trump se posesione de nuevo como presidente, el juez del Distrito de Manhattan en Nueva York, de origen colombiano, Juan Manuel Merchan ha levantado una polvareda política en los Estados Unidos al anunciar que el próximo 10 de enero se conocerá la sentencia en el caso de la actriz porno Stormy Daniels, anticipando que el magnate no irá a la cárcel, pero el veredicto si marca un precedente histórico en la política estadounidense al ser el primer presidente con una condena por delitos graves.

En otras palabras, Trump regresará al despacho Oval de la Casa Blanca convertido en un delincuente convicto, de ahí que el equipo de abogados del ex y futuro presidente ha utilizado todas las estrategias a su alcance con tal de impedir que Merchan llegue a esa instancia, y ahora está a menos de una semana para seguir intentándolo en un carrera contrarreloj que tiene al país en  ascuas, con fecha límite del próximo viernes, día en que el mandatario de 78 años fue citado de forma personal o virtual para escuchar el dictamen.

La decisión de Merchán (61 años) de sentenciar a Trump no tiene antecedentes en este país, por eso, este abogado bogotano graduado de la facultad de Derecho de la Universidad de Hofstra en Nueva York, acapara los titulares y alteró el panorama que estaba concentrado en los tiroteos de los últimos días, así como en el plan de deportación masiva que Trump ha anunciado empezará desde su primer dia de posesión.

Aunque en realidad Merchán, quien llegó a Estados Unidos cuando apenas tenía seis años, ha estado en el foco desde que se conoció que presidiría  este juicio, cuando empezó a llamar la atención por su verticalidad en la sala del tribunal, por no permitir interrupciones ni demoras, y evitar que la audiencia se convirtiera en un circo mediático, así fuera que quien estaba en el banquillo de los acusados era el poderoso Donald Trump.

Así, la vida del Merchan saltó  a las primeras planas, no solo destacando su ascendente carrera jurídica, sino remontándose a sus inicios cuando creció en medio de la pobreza en el multiétnico barrio de Jackson Heights, en Queens y sus diferente trabajos desde lavaplatos, trabajador de almacén a quien le pagaban con propinas, pasando por empleado nocturno de un hotel hasta auditor de una inmobiliaria; además del contexto familiar con una madre que envasaba alimentos para las comidas de aerolíneas y un padre que prefirió retirarse las Fuerzas Armadas de Colombia y emigrar a Estados Unidos en busca de un mejor futuro para los suyos en la Gran Manzana, en los años 60.

Incluso el presidente electo sabía con antelación quién era Merchan, pues había sido el encargado de juzgar un caso contra algunas de las empresas de la Organización Trump en un tema de fraude fiscal y, además, este juez superviso otro caso de fraude y lavado de dinero contra un polémico ex asesor de Trump, Steve Bannon, condenado a prisión. 

Desde estos antecedentes, el magnate ha visto en Merchan a un enemigo, llamándolo ‘corrupto’, ‘conflictivo’, ‘odiador certificado de Trump’ y ‘cómplice de la izquierda radical’. Y en las últimas horas el empresario ha vuelto a arremeter contra el colombiano a raíz del anuncio de sentencia para el próximo viernes, diciendo que es un veredicto “vergonzoso” de una “caza de brujas”.

Durante todo el tiempo desde que inició el juicio, el ex presidente  se ha declarado no culpable y víctima de una persecución política por parte de los demócratas. “Este ataque político ilegítimo no es más que una farsa amañada. El juez ‘en funciones’, que es un partidario radical, acaba de emitir otra orden que es deliberadamente ilegal, va en contra de nuestra Constitución y, si se le permite permanecer, seria el fin de la Presidencia tal como la conocemos”, replicó Trump en su red social, Truth Social. 

La pregunta que no pocos se hacen hoy en Estados Unidos, y que es uno de los puntos que genera mayor controversia después del anuncio de Merchan, es si esta condena contra Trump podría afectar su capacidad para gobernar o si, por el contrario, no tendría un impacto significativo.

Anticipando la tormenta que se generaría y teniendo en cuenta el poco tiempo que resta para la investidura de Trump nuevamente como presidente, Merchan no solo hizo una simple citación sino un documento de 18 páginas en el que explica lo que en términos jurídicos se conoce como ‘Descargo condicional’, es decir, un proceso que se cierra sin tiempo en prisión, multa o libertad condicional.

En este orden escrito a Merchan no le tembló la mano para dejar -además-, varias cosas en claro: que la sentencia no interrumpe la presidencia de Trump ni le crea ‘trabas’ en un momento de actividades de transición del primer cargo del país, que en Estados Unidos todas las personas son iguales y nadie está por encima de la ley, y que es trascendental -en su consideración-, proteger la decisión de un jurado de Nueva York emitida el pasado 31 de mayo.

En esta misma línea, tuvo fuerte eco el hecho de que por haber sido reelegido presidente y su inminente regreso a la Casa Blanca, no implicaba inmunidad presidencial. Ahí estaba el quid del asunto, pues la defensa de Trump ha intentado desestimar y anular la condena anteponiendo un polémico fallo del año pasado de la Corte Suprema de Estados Unidos del 2024 que otorga una amplia inmunidad penal a los presidentes por sus actos oficiales.

El togado aclaró que el estado actual como ‘presidente electo’ de Trump no le otorga la misma inmunidad que a un presidente en funciones, ni requiere que se anule la sentencia ni se desestime el caso. En igual sentido, Merchan rechazó los argumentos de los abogados del multimillonario que alegaban la práctica del Departamento de Justicia de Estados Unidos de no perseguir a los presidente en el cargo.

Y es que gracias a esta ‘tradición’ de la justicia estadounidense, los dos casos penales federales (nacionales) -el de los intentos del ex presidente de anular su derrota electoral en 2020 frente a Joe Biden (incluida la acusación por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021), y el de los documentos clasificados o confidenciales que Trump se llevó a su casa de Mar-a-Lago en Palm Beach, (Florida), serán archivados tras su victoria presidencial del 5 de noviembre.

Los otros dos casos estatales son otra historia, pero por el momento el de Georgia, relacionado con los esfuerzos de Trump de subvertir los resultados de las elecciones en el condado de Fulton (Georgia), quedaría congelado hasta que Trump finalice su periodo presidencial. Y el de Nueva York, el de “pago por silencio’ más conocido como el caso Stormy Daniels, ha sido el único que avanzó todas las etapas y concluiría el próximo viernes, 10 de enero, dado que, según palabras del propio Merchan, “no encontró ningún impedimento legal para dictar sentencia”.

En su propia tierra, Nueva York, Trump ha sido no sólo ha sido acusado, sino que ahora será sentenciado. Como se sabe, Trump resultó culpable de 34 delitos que se le imputaron por falsificar registros contables para encubrir el pago de un soborno por 130 mil dólares, a Stephanie Cliffords, más conocida como Stormy Daniels, con fines electorales, ante la campaña para las presidenciales de 2016. El trasfondo es que se utilizaron fondos de la campaña electoral para silenciar a la actriz de cine para adultos de un encuentro sexual, lo cual podría haber afectado entre la opinión pública sus aspiraciones en dirección a la Casa Blanca.

El inesperado pronunciamiento de Merchan en las últimas horas también causó sorpresa, no solo porque se creía que después del triunfo de Trump “las cosas quedarían así”, sino porque el propio Merchan, había dicho que la sentencia podría quedar suspendida hasta 2029 cuando Trump termina su presidencia. Por eso el hecho de anticiparlo para antes de su posesión el 20 de enero, generó sobresalto y puso a correr a sus abogados que según algunos expertos, lo más probable es que apelarán el fallo o incluso lo promoverían a instancias mayores como la Suprema Corte donde de nuevo le podrían tirar un salvavidas.

Merchan es consciente del terreno en el que se mueve. Trump ganó la presidencia con cerca de 77 millones de votos a Trump, (alrededor de 3,5 más que Kamala Harris), con una mayoría tanto en el voto del Colegio Electoral como entre el voto popular. De ahí que cada una de sus decisiones son estudiadas al detalle, por eso la determinación  de no enviarlo a la cárcel, aunque jurídicamente podría hacerlo por el tipo de delito cometido. 

En las reiteradas acusaciones y críticas a Merchan -para muchos sin fundamento-, por parte de Trump, su equipo de abogados, seguidores del magnate y hasta de medios conservadores, el juez ha tenido a su favor su destacada y larga trayectoria de unos 30 años en las diferentes instancias judiciales que ha trabajado, desde que empezó en 1994 como asistente fiscal en la Fiscalía del Distrito de Manhattan, en la oficina del Fiscal General de Nueva York, en el Tribunal de Familia en el Bronx, en el Tribunal de Reclamaciones del Estado de Nueva York, y como Juez interino de la Corte Suprema de Nueva York, entre otros.

Ajeno a las entrevistas, poco le gusta hablar de su vida privada, pero se sabe que por más de 15 años ha sido juez de delitos graves y, que sin duda, decidir la suerte de Trump marca un antes y un después en su carrera, aunque él haya querido actuar y dar por hecho de que se trata simplemente de un litigio más.

Empero, es claro que presidir el primer juicio penal de la historia de Estados Unidos contra un ex y futuro presidente, sin duda, tiene implicaciones, y en su caso personal, una de sus mayores afectaciones ha sido el involucramiento de su hija Loren Merchan, contra quien Trump ha despotricado por haber trabajado en una firma que recauda fondos digitales y publicidad para clientes demócratas.

Por otros lado, entre las mayores satisfacciones de Merchan están los aportes que hizo para la creación de un Tribunal de Salud Mental en Manhattan, en una ciudad en la que jocosamente se dice que está llena de ‘locos’, y que en realidad si presenta altos casos de enfermos mentales como los que frecuentemente se ven en el metro y que requieren atención especializada.

Quienes han trabajado con Merchan coinciden en describirlo como un hombre práctico, que se prepara demasiado para cada caso y que suele ser en ocasiones duro pero justo

De ahí que la mayoría de las veces las personas se refieren a él como ‘ecuánime’, ‘ponderado’, ‘un hombre de palabra’, con un buen trato por los demás sin importar condición o cargo que desempeñen. Se recuerda, por citar un ejemplo, que sentenció de 25 años a cadena perpetua a un hombre de origen senegal quien violó y mató a su novia.

Con todos estos antecedentes, muchos esperan un enfoque mesurado en la sentencia contra Trump, aunque no se sabe con exactitud si incluirá alguna sanción económica o algún tipo de restricción, lo que muchos no ven viable gracias a su investidura de presidente, aunque una condición de convicto si le podría generar algunas restricciones al presidente electo como no portar armas, no poder votar en Nueva York o limitaciones de viaje en ciertos países con normatividad especial. 

En este giro extraordinario que dio el caso en las últimas horas, Merchan ha sido enfático en señalar en su documento que se ha sentido intimidado y manifiesta su preocupación por la falta de respeto por el ‘tercer poder del gobierno’, por la agresividad en el tono de los alegatos de los abogados de Trump, quienes -según el juez- han pasado de una “retórica enérgica a peligrosamente cerca de cruzar la línea”, e incluso que lo han tildado de una conducta ‘ilegal’ e ‘inconstitucional’.

Deja en claro, además, que la sentencia se producirá a poco tiempo de que el magnate se siente de nuevo en el despacho Oval, gracias a sus reiteradas estrategias dilatorias.

Y concluye que si bien ha cedido en varias de las solicitudes de los defensores de Trump, tiene en claro que la declaración de culpabilidad debe mantenerse, pues de no hacerlo, “eso socavaría al Estado de Derecho de manera inconmensurable. La única manera de servir a los intereses de la justicia era finiquitar este asunto”. La expectativa está centrada en que pasará de la fecha hasta el próximo viernes, pues si los abogados del ex mandatario no logran presentar un recurso legal adicional, que le impida a Merchan avanzar, ese 10 de enero Donald Trump podría ser el primer presidente electo en la historia de Estados Unidos en ser sentenciado y declarado un delincuente convicto.

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