Miguel Ángel López es un ciclista capaz de lo mejor y también de lo peor. El jueves se impuso, entre la niebla, en la etapa reina de la Vuelta a España. Dos días después, el sábado, intentó un ataque al que respondieron sus rivales inmediatos, entre ellos su compañero de equipo, Enric Mas. Como no tuvo chance de responder, se quedó relegado en un segundo lote. El Movistar, apostándole todo a Mas, le dio la orden de no tirar. Así que Miguel Ángel decidió dejarse arrullar por el rencor y se bajó de la bicicleta en una pataleta sin precedentes en la historia del ciclismo.
Las versiones se han sucedido. Unos dicen que Miguel Ángel tiene razón, sin embargo en España se abomina de este acto y, de paso, del ciclismo nacional. En la celebración del segundo lugar de Enric Mas en la Vuelta, Miguel no asistió dejando plantado al equipo. “No estuvo con nosotros en la celebración. Se fue con su familia para que estuviera más tranquilo. Son lastres de la vida que hay que superarlos”: dijo Eusebio Unzue, director del Movistar.
Unzue intentó bajarle decibeles a la confrontación mostrándose comprensivo: “Conversé con él. Los hechos sucedieron así. La solución del problema en el grupo por la pelea de los puestos lo desequilibró. La situación de carrera no supo resolverla y eso le generó una frustración y le dio por tomar la decisión que no era posible, abandonar, con una falta de respeto hacia los patrocinadores y a la carrera. Me preocupa, es un gran tipo, es un joven amable, pero hay que pensar que fue una frustración para él y tomó la decisión menos afortunada y nos ha llevado a esto”.
Sin embargo va a ser difícil que el Movistar y el propio corredor se repongan de esto. Miguel Ángel ya completa años sin estar en podios en grandes vueltas y ya, a la edad que tiene, y teniendo en cuenta la madurez de los jóvenes, difícilmente podrá ser el de antes. Este error podría costarle su carrera como ciclista.