Escribió Goethe: “Como se entreteje el todo en el todo y cada uno actúa en el otro”. Con ello concibe el todo y su relación con las partes. Sin embargo, la tendencia del entendimiento es desconocer la totalidad y mirar solo a las partes.
Hay olvido de la totalidad pues la mirada se detiene en los segmentos y no en el conjunto. Así, la biosfera como totalidad es desconocida, pues la mirada se detiene en los fragmentos. Y, desde esta perspectiva, por ejemplo, se desconoce el hábitat, dado que no interesa la totalidad de ella, pues no hay interés por el todo: la naturaleza.
Un ejemplo de ellos son los Estados que no están interesada en la biosfera, sino que miran como un cíclope, pues tienen solamente un ojo para ver la naturaleza únicamente como fuente de explotación de los recursos. No importa, la naturaleza que hace posible la vida física y espiritual del hombre, sino que se estudia solo en cuanto dadora de capitales, poder y beneficios económicos.
Ahora bien, si se observa como totalidad la biosfera, se hallan elementos que son partes del todo. Ya los filósofos jonios consideraban en la naturaleza los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. La complejidad deja ver como estos elementos no son partes, sino que son un todo.
Así se sabe que existe el movimiento de las placas tectónicas y que este desplazamiento causa terremotos y temblores, como se puede ver en las noticias que, a diario, informan sobre lo que ocurre en uno y otro lugar del planeta. Igual de dinámica es la atmósfera con vientos planetarios, regionales y locales.
Hay también los continuos vaivenes de climas, microclimas, sujetos a la presencia de huracanes, tornados y ventiscas. El magma da una idea de lo que ocurre en lo profundo de la corteza terrestre.
El volcán Vesubio, Ruiz, Huila y Hawái producen fenómenos como ríos de lava o deshielos. En los últimos tiempos, la ola de lluvias, tornados, huracanes, tifones, ventiscas, originan inundaciones con la crecida de quebradas, ríos y, el deshielo lleva a subir el nivel de los océanos. A su vez, la carencia de agua conduce a las sequías y desiertos.
No en vano la reflexión olvida que el hombre no es señor de la naturaleza, sino que es parte de ella. Sin embargo, se busca dominarla y no obedecerla.
Es más, cuando intenta dominarla se encuentra con fenómenos imprevisibles. Y ante las catástrofes que, producen los fenómenos como los deslaves, incendios, los gobiernos siempre llegan tarde a las poblaciones afectadas, quizá porque jamás se ha pensado que la naturaleza no es un medio de explotación.
El entendimiento lleva al conocimiento científico caracterizado por la visión analítico-universal, en otras palabras, ciencias que aíslan, dividen, fragmentan, pero las cosas no están aisladas, sino que se hallan en un tejido que hace necesario la comprensión de un conocimiento sintético-