Esta determinación de no convertirme en un espectáculo público
me ha permitido conquistar la única gloria que no tiene precio:
la preservación de mi vida privada. G.G.M.
Un cofre con las cenizas de su cuerpo y el profundo silencio de su familia han marcado la partida a la gloria de Gabriel García Márquez, a la cual había ingresado desde hacía mucho tiempo. “Tengo el inmenso honor de haberle dado más prestigio a mi país en el mundo entero que ningún otro colombiano en toda su historia, aun los más ilustres, y sin excluir, uno por uno, a todos los presidentes sucesivos de la República”.http://goo.gl/Vj3U8m
No podía ser de otra forma. “Le tengo terror a la solemnidad y soy del país más solemne del mundo”. A la gloria inmarcesible, al jubilo inmortal.
Sus honras fúnebres serán la negación y la antípoda de los Funerales de la Mama Grande. En ellas no habrá lugar para que “Dignos, solemnes en sus sacolevas y chisteras, el presidente de la república y sus ministros, las comisiones del parlamento, la corte suprema de justicia, el consejo de estado, los partidos tradicionales y el clero, y los representantes de la banca, el comercio y la industria, hicieron su aparición por la esquina de la telegrafía. Calvo y rechoncho, el anciano y enfermo presidente de la república desfiló frente a los ojos atónitos de las muchedumbres que lo habían investido sin conocerlo y que solo ahora podían dar un testimonio verídico de su existencia. Entre los arzobispos extenuados por la gravedad de su ministerio y los militares de robusto tórax acorazado de insignias, el primer magistrado de la nación transpiraba el hálito inconfundible del poder”.
Tampoco habrá oportunidad para el desfile de “las reinas nacionales de todas las cosas habidas y por haber. Por primera vez desprovistas del esplendor terrenal, allí pasaron, precedidas de la reina universal, la reina del mango de hilacha, la reina de la ahuyama verde, la reina del guineo manzano, la reina de la yuca harinosa, la reina de la guayaba perulera, la reina del coco de agua, la reina del frijol de cabecita negra, la reina de 426 kilómetros de sartales de huevos de iguana, y todas las que se omiten por no hacer interminables estas crónicas”.
Los únicos asistentes a los funerales de la Mama Grande que gustoso hubiera querido tener García Márquez a su lado son “las lavanderas del San Jorge, los pescadores de perla del Cabo de Vela, los atarrayeros de Ciénega, los camaroneros de Tasajera, los brujos de la Mojana, los salineros de Manaure, los acordeoneros de Valledupar, los chalanes de Ayapel, los papayeros de San Pelayo, los mamadores de gallo de La Cueva, los improvisadores de las Sabanas de Bolívar, los camajanes de Rebolo, los bogas del Magdalena, los tinterillos de Mompox, (…) los gaiteros de San Jacinto, los contrabandistas de la Guajira, los arroceros del Sinú, las prostitutas de Guacamayal, los hechiceros de la Sierpe y los bananeros de Aracataca. Hasta los veteranos del coronel Aureliano Buendía —el duque de Marlborough a la cabeza, con su atuendo de pieles y uñas y dientes de tigre— se sobrepusieron a su rencor centenario por la Mamá Grande y los de su especie, y vinieron a los funerales, para solicitar del presidente de la república el pago de las pensiones de guerra que esperaban desde hacía sesenta años”.
Los honores de Estado al hijo del telegrafista no estarán revistados de traumáticas e interminables discusiones jurídicas y protocolarias, como ocurrió en el entierro de la Mama Grande: “El presidente de la república, sorprendido por la noticia cuando se dirigía al acto de graduación de los nuevos cadetes, sugirió al ministro de la guerra, en una nota escrita de su puño y letra en el revés del telegrama, que concluyera su discurso con un minuto de silencio en homenaje a la Mamá Grande. Entonces adquirió plena conciencia de su destino histórico, y decretó nueve días de duelo nacional, y honores póstumos a la Mamá Grande en la categoría de heroína muerta por la patria en el campo de batalla. Como lo expresó en la dramática alocución que aquellamadrugada dirigió a sus compatriotas a través de la cadena nacional de radio ytelevisión, el primer magistrado de la nación confiaba en que los funerales de la Mamá Grande constituyeran un nuevo ejemplo para el mundo”.
El presidente Santos ha simplificado las cosas: “En homenaje a la memoria de García Márquez he decretado el duelo nacional por tres días y he dado orden de izar en todas las instituciones públicas el pabellón nacional a media asta”.
“El próximo 22 de abril, el presidente de la República, Juan Manuel Santos encabezará una ceremonia de carácter solemne en la Catedral Primada de Colombia, en el centro de Bogotá. Estos eventos serán adelantados por el Gobierno Nacional y el Ministerio de Cultura. En el evento, que se realizará a las 12:00 del día, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, bajo la dirección del maestro José Luis Domínguez Mondragón, interpretará el Réquiem de Amadeus Mozart. El evento será transmitido a todo el país por las frecuencias de radio y televisión de Señal Radio Colombia y Señal Institucional, con el fin de que todos los colombianos puedan unirse y hacer parte del emotivo homenaje.Igualmente las personas que deseen acercarse a la Catedral Primada y no puedan acceder a la iglesia, tendrán la posibilidad de presenciar el evento a través de pantallas gigantes de televisión que serán emplazadas en la Plaza de Bolívar”.http://goo.gl/lHqrgs
“En mi pueblo quisieron levantarme una estatua, pero yo me negué por miedo a que la decapitaran dentro de cuatro o cinco años”.http://goo.gl/bVnTtL