Llevamos ya demasiados días y el paro de Avianca no tiene visos de resolverse. Horas de entrevistas de radio y muchos artículos después, lo único que queda claro es que las vacaciones de la semana de receso, los viajes de negocios, el fútbol profesional, las citas médicas y hasta la ida al partido de la clasificación de la selección están en veremos.
Y es que la fecha no es casualidad. Los pilotos sabían que esta es una temporada clave para la aerolínea y eso les daba mayor poder de negociación. Lo que se les olvida es que también lo era para los hoteles, restaurantes, agencias y demás protagonistas de la cadena de valor del turismo. Pero eso no es problema de ellos, era solo un elemento adicional que les agregaba poder de negociación.
Entender el tema es sumamente complejo porque es muy técnico. Basta leer el pliego de peticiones para quedar atrapados rápidamente en una cantidad de regulaciones y clausulas de seguridad que no ayudan a simplificar la discusión. Pero este es precisamente el caballo de Troya de los pilotos. “Solo nosotros entendemos del tema y deben confiar en lo que les decimos“ parecieran recitar en las pocas ocasiones en que han dado entrevistas. Pésimamente manejadas por cierto, y con un vocero que no entiende la importancia de crear empatía en una audiencia que sufre las consecuencias del paro.
No tengo idea de aeronáutica, así que no me atrevo a generar ningún concepto del tema. Solo me quedo pensando sino es a la aerolínea a quién más le interesa cumplir a rajatabla todas las exigencias técnicas de seguridad. Ese es el fundamento de la supervivencia de la empresa. Y es que no hace falta ser de la industria para entender que una aerolínea que tiene incidentes graves, no tienen ningún futuro.
Dicho lo anterior. Si creo que las peticiones de los pilotos son exageradas y lejos de proporción. Para la muestra esta perla copiada textualmente del pliego en la página de ACDAC: “Para las mujeres piloto, la empresa entiende por licencia de maternidad como el período comprendido entre el momento en el que se diagnostica el embarazo, a través de una prueba confiable o a través de una ecografía y hasta seis (6) meses después de la fecha del parto, manteniendo su salario, promedio de viáticos mensuales del equipo al cual pertenece y beneficios legales y extralegales”. Y no leyeron mal. No solo son seis meses de licencia (cuando el resto de las mortales tienen 3) sino que aplica desde el momento de diagnóstico del embarazo y obvio sin dejar de viaticar durante ese tiempo. No hace falta ahondar mucho para ver lo absurdo del tema.
Y el tema sigue aumentó: la empresa paga a cada tripulante un auxilio de un millón de pesos ($1.000.000.oo) mensuales por cada hijo en edad de sala cuna, guardería y preescolar (0 a 2 años). Los responsables de la planificación familiar del ICBF deben estar en pánico con la explosión de mini pilotos en camino.
Y una perla más: “La empresa a la fecha de firma del presente acuerdo convencional pagará la suma de seis millones de pesos ($6´000.000) como gratificación extraordinaria por cierre de negociación, a cada pilotos, copilotos, primer oficial que tengan contrato de trabajo vigente”. O sea se ganaron el chance sin comprarlo.
Sin buscar mucho uno se encuentra con que no se puede programar en cumpleaños; que el 24 o 31 de diciembre deben estar seguido de bloques de días libres para garantizar que no trabajen los dos; que hay viáticos extraordinarios en navidad; pago de la cena de navidad si está en servicio; prima de seniority de “solo” $750.000 y un día de vacaciones adicional por cada año cumplido y un largo número de etcéteras que de verdad me hacen ver que fue un tremendo error no estudiar, perdón no entrenarme para piloto.
Y aquí va el punto. ¿De verdad era necesario parar para pedir este listado de prebendas adicionales?, ¿están pasando necesidades y no alcanzan a cumplir con sus obligaciones porque la empresa no les paga puntualmente?
La respuesta la oí esta mañana en un programa de radio de un reconocido portavoz sindical: “para eso son los pactos colectivos, para lograr lo que de otra manera no se logra”. De manera mis amigos que para que ustedes puedan vivir mejor de lo que viven, los consumidores deben sufrir un paro innecesario.
Y es que si la compañía gana tan bien que le alcanza para permitirles esta vida, pues perfecto, los felicito, escogieron perfectamente su oficio. Pero de verdad respeten lo que hacen y traten de que los demás se puedan labrar un futuro que difícilmente sera como el suyo.
Y aquí quiero aclarar algo muy importante. Esto no es una defensa de Germán Efremovich. Tengo muy claro que el señor no es ningún filántropo, y que quiere la máxima rentabilidad de su negocio. Inclusive me enferma que me cobren una millonada por un cambio y que las reservas en económica sean una ilusión. Pero resulta que lo que era una compañía inviable hace pocos años, hoy es una compañía de mostrar. Y esto no es falso nacionalismo. Porque tengo claro que sí al señor no le funciona en Colombia, la va a basar en cualquier otro país que estaría feliz de recibirlo.
Así que a pesar de las sensibilidades que despierta el tema —porque todos tenemos un amigo piloto, que como mínimo nos está tratando de envidiosos—, de verdad trabajen, que para eso les pagan. Y si se sienten muy sacrificados, pues cambien de oficio o busquen trabajo en una aerolínea extranjera donde les van a pagar lo que se “merecen”.
Y quiero cerrar con mi propuesta de solución #NoMasAvianca. Les propongo que dejemos de volar en Avianca o por lo menos hagámoslo en menor medida, para que su casi 60% de participación disminuya hasta un porcentaje que no nos obligue a enfrentar esta situación en la siguiente huelga (porque no duden que llegará), y el país pueda transportarse en las varias opciones del mercado, mientras un sindicato estrato 7 quiebra a alguna aerolínea que no pueda darles todo lo que se merecen sus empleados.
