Colombia cuenta con 13 partidos políticos oficializados en la Registraduría General de la Nación, 36 millones de ciudadanos habilitados para votar, y una cantidad abrumadora de hombres y mujeres que buscan representar los ideales e intereses de los colombianos. La pregunta que todos nos hacemos a diario es ¿qué hacen los políticos colombianos para llegar al poder? Este es el gran enigma de la política en nuestro país.
En teoría, una democracia limpia y transparente significa que todos los participantes de esta deben depositar un voto de opinión, o en caso de ser candidatos dar sus propuestas y su punto de vista sin ofender o atacar directamente a otro candidato. La idea de la democracia perfecta es precisamente llegar a un acuerdo entre 2 partes, (con diferentes puntos de vista), para que una sociedad pueda progresar, de ahí que viene la frase: "La democracia es un logro de la humanidad. Nuestra tarea es perfeccionarla". Sin embargo, tristemente, esta cita no se ha respetado durante los últimos años en esta nación.
Hemos sido testigos de cómo los partidos políticos y sus diferentes integrantes engordan al pueblo a punta de mentiras y miedo. Un pueblo que en su mayoría no ha tenido la oportunidad de tener acceso a una buena educación, y que le terminan comiendo cuento "al que mejor hable". De ahí se puede deducir que esta es una de las razones por las que los que nos están gobernando "llegaron hasta allá". De una manera muy astuta se apoderan de la mente del pueblo a punta de miedo y mentiras, cosa que ni debería ocurrir, ya que en teoría un político debe llegar al poder por sus propuestas, y no por atacar a otro por sus ideales y diciendo que este sería la peor opción para el país.
Otra de las posibles razones que resuelve este enigma son los famosos intereses políticos. Colombia se caracteriza por tener partidos políticos que pasan por encima de sus ideales y se alían con partidos de ideales totalmente opuestos, solo con tal de poder llegar al poder y tener "aunque sea" un ministerio a su disposición, o que "les devuelvan el favorcito" cuando lo necesiten. A esto hay que agregarle también el hecho de que a los colombianos les gustan los políticos que salgan a gritar en las plazas públicas, le pinten el cielo a la ciudadanía, y prometan cosas que los mismos colombianos saben que son imposibles de cumplir. Acá no tienen oportunidad aquellos que buscan una nueva forma de hacer política sin usar el miedo ni el chantaje, proponiendo cosas que sí se puedan cumplir, y respetando todos los puntos de vista.
Lo curioso es que nos quejamos de los mismos, pero votamos por los mismos. Está en nosotros los ciudadanos la responsabilidad de acabar con la clase tradicional y la burocracia colombiana, para así poder llegar al punto en el cual podamos hacer política respetando todos los puntos de vista. La pregunta es ¿cuándo llegará ese momento? No sabemos, ya que ese es (y por ahora siempre será) el gran enigma de la política en Colombia.