En las elecciones del 13 de marzo de 2022 Saray Elena Robayo Bechara, con solo 27 años, se coronó como la congresista más votada de Córdoba. Fueron 116 mil votos que sintieron el peso del apellido Bechara que completado con el poder de los Besaile, armaron una fórmula ganadora. Saray Robayo a la Cámara y Jhony Besaile al Senado.
Su trayectoria es breve, Saray Robayo no contaba con otro mérito profesional distinto al de haber sido secretaria de despacho del ministro del Interior Daniel Palacios en el gobierno Duque, cargo al que llegó meses después de concursar en el Reinado Nacional de la Belleza del 2018, una vieja costumbre familiar por la que ya había pasado su prima Roxana Zuleta Bechara, esposa de Edwin Besaile, exgobernador de Córdoba (2016-2018) y hermano de su compañero de lista.
A diferencia de su mamá Ilse Moraima Bechara que nunca se probó en las urnas, pero fue funcionaria en el ministerio de Educación durante el gobierno de Andrés Pastrana y luego Comisionada Nacional de Televisión con Álvaro Uribe -viejo amigo de la casa-, Saray Robayo se dejó tentar y heredó la curul en la Cámara por el Partido de La U de su primo Erasmo Zuleta.
En el calor de la campaña presidencial en Córdoba en la que ella apoyaba a Federico Gutiérrez, candidato de Equipo por Colombia y en la segunda vuelta a Rodolfo Hernández, se encontró con Armando Benedetti que en el pasado había sido militante de La U como su primo Erasmo Zuleta, pero quien ahora de la mano de Andrés Calle, buscaba deslizar políticos hacia las toldas de Gustavo Petro, campaña a la que había adherido con entusiasmo gracias a su suegra Adelina Covo quien fue candidata de la Colombia Humana para la alcaldía de Cartagena. Benedetti empezó a frecuentar Montería y a la familia Bechara que opera como un verdadero clan político y social atravesado por amplias reuniones.
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A pesar de no ser de Montería sino de Montelíbano, los Calle habían logrado entrar a los círculos sociales de la ciudad y fueron de los primeros liberales que se interesaron por la candidatura de Petro. Gabriel Calle Demoya, alcalde de Montelíbano (2016-2019), zona de influencia de las minas de Cerro Matoso, le abrió el camino político a sus hijos Andrés y Gabriel.
Por su parte, Andrés Calle, quien se define como un santista purasangre y formó parte activa de su coalición de gobierno. Llegó a la Cámara en 2018 con 57 mil votos y como representante investigador en la Comisión de Acusación cerró el caso que estaba andando en la Cámara contra el expresidente Juan Manuel Santos y exfiscal Néstor Humberto Martínez por el escándalo de la multinacional brasileña Odebrecht.
Benedetti hizo la tarea y logró formalizar la adhesión de Andrés Calle. El 18 de febrero de 2022 en Montelíbano, el clan Calle de la mano de Benedetti llenaron la plaza principal, fueron cientas las pancartas del Pacto Histórico y de Andrés Calle que alistaba baterías para reelegirse en la Cámara. Su condición de liberal le impidió, por riesgo a ser acusado de doble militancia, subirse a la tarima a proclamar la adhesión como si lo hizo su hermano Gabriel Enrique que le entregó a Petro la bandera del partido Liberal, desafiando a César Gaviria quien para ese momento no había destapado las cartas frente a las candidaturas presidenciales.
El éxito en Montelíbano le dio a Benedetti pie para convencer a Petro de nombrar a Gabriel Enrique Calle gerente de su campaña en Córdoba, una estrategia para hacerle contrapeso a los Besaile y Bechara. El prematuro apoyo de los Calle al Pacto Histórico le significó su nombramiento como asesor del ministro del Interior Alfonso Prada. Córdoba, la tierra del presidente, se convirtió en un punto de honor para Benedetti y con el tiempo uno de sus destinos preferidos, que hasta hace poco disimulaba bien.
Aparentemente el fervor cordobés parecía cosa del pasado cuando se presentó radiante en la posesión del presidente acompañado por su esposa con quien tiene un matrimonio desde hace seis años y que se ha recuperado de una crisis generada por la agitada campaña de Benedetti como organizador de las giras de Petro por Colombia.
Una semana después de su posesión, el presidente anunció que Benedetti sería su Embajador en Venezuela con la tarea de restablecer las relaciones bilaterales. De nuevo aparecieron las fotos familiares con su esposa Adelina Guerrero y sus dos pequeños hijos; serían los nuevos anfitriones en la recién abierta residencia diplomática en Campo Alegre en Caracas. Sin embargo, el contacto del embajador con Colombia, a una hora de vuelo, ha sido permanente.
La bomba estalló en las vacaciones de fin de año. Apareció Benedetti en Barranquilla solo, sin Adelina Guerrero. Los trinos y los titulares en la prensa local (Armando Benedetti tendría romance con exreina y representante a la Cámara), no se hicieron esperar en una familia muy dada a hacer públicas sus decisiones privadas.
Desde entonces, Benedetti no ha dejado de hacer lo que mejor sabe: cruces políticos. Reuniones con Álex Char en un restaurante de la zona rosa de cara a las elecciones regionales de octubre de este año. También se le ha visto en casa de la familia Bechara en Montería mientras su mamá y hermana Ángela Benedetti decidieron hacer un viaje a París con Adelina Guerrero que no disimula su situación emocional con trinos en los que incluso se compara con la despechada cantante Shakira:
Benedetti ha mantenido esta vez discreción con su Twitter, pero la movida del corazón ha ido, como suele suceder, amarrada a la política. Los efectos de su presencia empoderada por su cercanía con el presidente se han hecho sentir y uno de los grandes favorecidos será Erasmo Zuleta y su aspiración política además de una puerta de entrada para los acuerdos del Pacto Histórico, los Calle y el Partido de la U, con el senador Antonio Correa a la cabeza quien ya logró una participación importante en el Ministerio de las TIC. Aunque sin ninguna convicción de izquierda, estos políticos tradicionales cordobeses aprovecharon la oportunidad para ganarle terreno al grupo conservador de Nora García de Pinedo, su hijo el senador Marco Daniel así como al exprecandidato presidencial David Barguil, uno de los grandes derrotados por su apoyo incondicional a Fico Gutiérrez y que ha venido perdiendo terreno.
Falta ver eso sí, como será después de las fiestas de año nuevo, el reacomodo del embajador Armando Benedetti en Caracas en una vida diplomática donde la presencia femenina es clave.