Como un avance sin precedentes ha sido calificado el enfoque de género en los acuerdos entre el gobierno colombiano y las FARC - EP. Este responde, además, a las históricas exigencias que las mujeres colombianas han venido reclamando.
Los puntos en donde el enfoque de género fue incluido son: reforma rural integral, participación política, solución al problema de las drogas ilícitas, víctimas y el punto relacionado con el fin del conflicto.
En diálogo con la Red de Prensa Alternativa del Sur occidente Colombiano, la abogada Andrea Benjumea, directora de la Corporación Humanas Colombia, organización que ha participado en la construcción del enfoque de género en los diálogos de la Habana, resalta que “el punto fundamental del acuerdo al que se llegó en este tema, es reconocer que si las mujeres son el 52% de la población colombiana, los documentos deberían tener incluido dicho enfoque”.
La abogada afirma que no siempre las mujeres estuvieron incluidas en los diálogos, que “fue con el paso del tiempo y la presión del movimiento de mujeres que las dos delegaciones empezaron a incluirlas, porque la subcomisión de género, que ha jugado un papel fundamental en la mesa, no se creó desde el principio de los acuerdos, por eso es más visible el avance, porque es un logro del movimiento de mujeres que se ha visto en los últimos tiempos”.
Uno de los puntos fundamentales con enfoque de género es el tema de tierras, en donde según la abogada, queda acordado la exigencia relacionada con “cerrar la brecha histórica que existe entre las mujeres, que históricamente no han sido propietarias de la tierra en comparación con los hombres, así como tener garantías que contribuyan a que se permanezca con la tierra”.
En lo relacionado con la participación, si bien no se llegó al acuerdo de la paridad política, se pacta “que el estado debe promover dicha participación incentivando los movimientos sociales, los movimientos de derechos humanos y de mujeres”.
En el tema de drogas afirma Andrea Benjumea, el avance se evidencia en “reconocer que las mujeres están en las cadenas de producción de coca, allí también tenía que haber garantías, pues para colocar el pan sobre la mesa muchas de ellas se han dedicado en algunos territorios a raspar coca, y nuevas opciones de producción tendrían que ser garantizadas para ellas”.
En lo referente a la violencia sexual, una de las prácticas más aberrantes de la guerra en Colombia, se determinó, bajo el enfoque de género, que no puede ser objeto de amnistía ni de indulto. De igual manera, para los proceso de comisión de la verdad “tendrá que crearse un grupo de investigación especial en los temas de violencia sexual, eso nos dejó de aprendizaje el proceso con los paramilitares, pues la violencia sexual es un delito que no se confiesa, porque atenta contra lo que los guerreros han pensado que hace parte de los repertorios de la guerra” afirma la abogada.