“Antes se decía ‘el que escruta, elige’; hoy se dice ‘el que encuesta, elige’”.
Jaime Castro
Las campañas electorales se volvieron el paraíso de las firmas encuestadoras porque nunca, en ninguna época, habían tenido tantos contratos en las campañas. Se han vuelto tan importantes que inclusive los municipios medianos están pagando sus abultados costos.
En el caso de Bogotá, por la naturaleza crítica de su situación, las tres encuestas de comienzo de semana prendieron las alarmas en tan solo 24 horas; produjeron desconcierto, inconformidad y malestar en la ciudadanía no solo por la diferencia en los resultados entre una y otra, sino por la denuncia del favorecimiento que evidenciaba la firma Cifras y Conceptos (de César Caballero) hacia su cercano amigo Rafael Pardo. Quedó el mal sabor de que quienes ganan las encuestas son quienes las pagan.
El Consejo Electoral abrió una investigación, pero no va a parar en nada porque no hay gente calificada para decir si una encuesta está bien hecha o no. ¿Por qué? Porque a este ente regulatorio van a parar los políticos derrotados en elecciones que están en receso y están escampando allá. Así de simple. No tienen el suficiente conocimiento de metodologías, interpretaciones ni nada que se le parezca.
Tan así será, que en enero de 2014 el propio César Caballero contó en el portal La Silla Vacía que el mismo Consejo Nacional Electoral convocó a una reunión de las firmas incluidas en el registro nacional de encuestas para actualizar la regulación de 1994 ya rezagada, que el 17 de diciembre se presentó la propuesta para mejorar dicha regulación de encuestas en el periodo electoral —bajo el liderazgo de Carlos Lemoine— y que pasó inadvertida para la opinión pública y los actores de la campaña.
No logré establecer si pasó algo o no, yo creo que no, porque miren en las que estamos con los electores motivados, impulsados u orientados a conveniencia por las encuestas. Otros países tienen reglamentaciones más duras, ¡y Colombia clama por una!
Jaime Castro, exalcalde de la capital colombiana y quien dio los primeros pasos para lograr esa Bogotá que extrañamos hoy, asegura que como se están manejando en estas elecciones las encuestas, se está deslegitimando aún más el sistema político colombiano. También cree que a lo anterior se suma el hecho de que las firmas responsables están perdiendo lo que habían logrado, y que “los medios en lugar de informar y orientar, también las contratan y compiten”.
La opinión pública es fútil, gaseosa, móvil, dinámica, etérea, fácilmente impresionable. Lo que impulsa a un candidato hoy, lo sepulta mañana sin problema por una palabra mal dicha, un hecho desafortunado, o un comportamiento cuestionado por el electorado. Todo en nuestro país es de emociones, o si no veamos mañana jueves en la noche —después del partido de la Selección Colombia con Perú— en qué quedan denuncias, quejas y reclamos alrededor de las encuestas.
Como bien dice Castro, “todo parece indicar que ya no es como antes que “el que escruta, elige”, sino a la luz de los actuales acontecimientos, “el que encuesta, elige”.
¡Hasta el próximo miércoles!