Pensar en grande, mantener la esperanza, inspirar a otros ha sido la constante en la vida de Nayib Neme, el empresario colombiano de ascendencia libanesa que se le midió a construir Atrio, el edificio más alto de Bogotá, hoy sede principal de Bancolombia en el centro de la capital.
Nayib Neme no es un hombre al que le guste figurar, pero su obra proyectada como una inversión a 99 años, diseñada por Richard Rogers (q. e. p. d.), uno de los mejores arquitectos del mundo, ganador del Premio Pritzker, fundador de la firma inglesa Rogers Stirk Harbour & Partners (RSH&P) que construyó la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas de Madrid (España) y del Centre Pompidou en París (Francia), acaba de ser premiada por la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias (Fiabci) en la Categoría de Oficinas y Gran Ganador de Excelencia Inmobiliaria.
Por recibir este reconocimiento, Atrio representará a Colombia en los Prix D'Excellence 2024, el más destacado galardón a la excelencia inmobiliaria a nivel mundial. Esa excelencia distribuida en 46 pisos que conforman la Torre Norte, la disfrutan los empleados que trabajan en los 10 pisos ocupados por Bancolombia, el banco más grande del país por número de usuarios, ingresos y utilidades según la Superintendencia Financiera.
Neme como representante del Grupo A y sus socios QBO y Arpro, desarrolladores de la Torre Norte de Atrio, le encomendaron al administrador de Empresas del Cesa, Tomás Huertas, la gerencia del edificio construido más alto de Bogotá, que con sus 202 metros de altura en la primera etapa le gana al fallido BD Bacatá que tendría 260 metros de altura y tradicional Torre Colpatria de 196 metros de altura.
En la Torre Norte de Atrio, Huertas trabaja con 20 personas que tienen entre sus prioridades atraer a las empresas nacionales e internacionales que buscan algo más que un espacio de trabajo mínimo de 2.000 metros cuadrados, están comprometidas con la sostenibilidad y el bienestar de sus colaboradores, pues el edificio cuenta con 400 parqueaderos para bicicletas, 1.000 para vehículos, ventanería insonorizada, 32 ascensores que tienen sistema de trasbordo y circulan a una velocidad de 6 metros por segundo para evitar trancones en el cielo.
En el piso 4 está ubicada la pinacoteca que heredó Bancolombia del antiguo Banco de Colombia que está abierta al público en general. A ella se accede por la plazoleta de 10.000 metros cuadrados de espacio público que Atrio le ha dejado a la ciudad porque no es un edificio enrejado y cuando se llega al piso 25, hay otra recepción para llegar a los pisos más altos.
Desde lo más alto hasta ahora, pues la tercera etapa, o sea Atrio Torre Sur, tendrá 268 metros de alto, se ve a Bogotá en 360 grados con sus 7 millones de habitantes y en el horizonte durante los días de sol, se alcanzan a divisar los picos de los Nevados del Ruiz y Santa Isabel. Esta será la vista que tendrán los residentes de la Torre Sur diseñada con área residencial y con capacidad energética para autoabastecer a cerca de 100 mil personas.
Algunos de los que trabajan en Atrio en este momento, se sienten tan importantes como si fueran los habituales visitantes de las destruidas y emblemáticas Torres Gemelas de Nueva York. Llegan desde todos los puntos de la ciudad a la zona del centro y tienen áreas destinadas a esparcimiento.
Desde sus escritorios modernos se observa claramente cómo avanza la construcción de la segunda etapa de Atrio que consistirá en un gran centro cultural con capacidad para 1.000 personas que le dirá adiós al emblemático e histórico Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada que fue sede de los debates de la Constituyente de 1991 y testigo de la firma de la nueva Constitución vigente.
Nayib Neme espera tener el centro listo en 2025 y bien sabe que con la llegada de nuevos inquilinos y el paso del tiempo, Atrio se consolidará no solo como el edificio más alto de la capital o uno de los rascacielos del país, sino como un símbolo de esperanza y confianza para todos.
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