En Colombia muchos perderán sus empleos debido a la contingencia generada por el COVID-19. Sin embargo, en los últimos meses o quizás años, los despidos también has sido comunes. Y aunque con frecuencia se ve en las diferentes bolsas de empleo, en las redes sociales o en comerciales del Ministerio del Trabajo la típica frase de "trabajo sí hay", la mayoría de nosotros conocemos a alguien que se encuentra sin empleo: un amigo, un vecino, un familiar o incluso nosotros mismos. Así pues, le invitamos a leer el presente artículo para que conozca la realidad laboral de Colombia y se enfrente con las herramientas necesarias a la difícil tarea de conseguir empleo tras el COVID-19.
Cuando deseamos encontrar trabajo es necesario comprender la realidad laboral del país, en este caso Colombia. Esto nos permitirá saber cuáles son las plazas laborales difíciles y cuán difícil puede llegar a ser el conseguir una. De este modo, y tomando como base los datos del gobierno colombiano (DANE, 28 de febrero del 2020), 13% de los colombianos se encuentran desempleados; es decir 3,2 millones de colombianos. Adicionalmente, si consideramos que alrededor del 45% (DANE, 2019) de las personas que se encuentran ocupadas laboran de manera informal, el número de desempleados, de acuerdo a los estándares internacionales, ascendería a unos 12,8 millones de personas, es decir que alrededor del 52% de la fuerza laboral de Colombia se encuentra sin un empleo formal (desempleados en lenguaje internacional).
Tomando en cuenta lo anterior es comprensible entender lo difícil que puede llegar a ser conseguir un empleo formal en Colombia. No obstante, la realidad laboral del país no se limita únicamente a los números anteriormente mencionados, sino que se enmarca, además, en algunos hechos particulares de los empleos formales en Colombia; hechos que han de ser tomados en cuenta si desea conseguir empleo tras el COVID-19.
El primero de los mencionados hechos tiene que ver con los tipos de contratos existentes en el país (esto no significa que sea el único país con este tipo de contratos). En Colombia hoy por hoy existen dos grandes tipos de contratos con sus respectivas divisiones: los contratos prestacionales (a término fijo o indefinido, normalmente) y el contrato por prestación de servicios (en el que el empleado es responsable del pago de sus obligaciones parafiscales).
Si bien en Colombia están reguladas las condiciones para ese segundo tipo de contratos, el desconocimiento por parte de los trabajadores y la displicencia por parte de los empleadores, hacen que este sea el tipo de contrato más popular en Colombia (temática que abordaremos en otro artículo). Ejemplos de esto han salido ahora a la luz gracias a las denuncias del personal de salud, quienes afirman que cerca del 80% de sus trabajadores laboral con este tipo de contratos. Esta realidad se ve reafianzada por los números que maneja la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) que denuncia el uso indiscriminado de este tipo de contrato, ascendiendo a 10 millones de colombianos contratados de este modo. En resumen, cerca del 85% de los colombianos se enfrentan a las desventajas, ya muy conocidas, que acarrea este tipo de contratos.
No obstante, al hablar de conseguir trabajo y tratar la materia contractual es necesario acotar el otro tipo de contratos: los prestacionales. Aunque la mayoría sabemos que estos son mucho más beneficiosos para los trabajadores, hay elementos a tomar en cuenta si usted va a firmar uno de estos tras el COVID-19. De este modo, comprenda que en Colombia hay dos grandes problemáticas con este tipo de contratos: la tercerización y los contratos a término fijo. Los primeros hacen que los trabajadores no cuenten con las mismas garantías que tienen quienes son contratados por la compañía que finalmente hace uso de sus servicios, mientras que los segundos generan inestabilidad laboral, incapacidad de ahorro, estrés y la pérdida de derechos por antigüedad dentro de la misma compañía.
El segundo de los hechos particulares del panorama laboral colombiano tiene que ver con el incumplimiento por parte de los empleadores. De acuerdo a una encuesta (Trabajando.com, 2018), al 31% de los colombianos les han incumplido con lo estipulado en el contrato. No obstante, en Colombia los retrasos en pagos de nóminas, prestaciones y demás obligaciones se han vuelto cada vez más comunes; o al menos así lo evidencia el aumento de denuncias ante la UGPP (Unidad de Gestión Pensional y de Parafiscales). Es de esperarse que tras el COVID-19 esta situación se agudicé aún más, pues si en muchos casos no se realizaban pagos sin excusas válidas, muchas compañías tomarán este tiempo de cuarentena como la excusa perfecta para el justificar el impago.
Así pues, si usted se ha de enfrentar ante la difícil tarea de conseguir trabajo en Colombia tras el COVID-19, tenga en cuenta que le será más fácil conseguir un empleo informal. Así mismo, si logra conseguirlo en el sector formal, será necesario que se prepare para que le den las condiciones más precarias posibles (incluso fuera del marco legal). Finalmente, si ha optado por firmar un contrato, no se asuste por la falta de pago por parte de su empleador, pues esa es la realidad laboral colombiana que se verá afianzada por el COVID-19.
