El embeleco de la matrícula cero, una extremaunción de neopopulismo en tiempos de pandemia

El embeleco de la matrícula cero, una extremaunción de neopopulismo en tiempos de pandemia

"Se olvidan quienes la promueven que lo que es totalmente gratis nunca es bueno: no se puede sacrificar la calidad académica y tampoco la vinculación de los docentes"

Por: Eliécer Santanilla Martínez
julio 16, 2020
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El embeleco de la matrícula cero, una extremaunción de neopopulismo en tiempos de pandemia
Foto: PxHere

La matrícula cero se ha implementado en algunas universidades del territorio nacional. Sin duda, estas serán la excepción y nunca la regla, al menos por ahora. En total 63 IES (instituciones de educación superior) no podrán brindar a sus estudiantes ese beneficio sobre el que, si bien no hay un compromiso oficial por parte del gobierno, sí existe el pandémico gesto de un fondo de 97.000 millones para intentar ir en ese camino.

Sin embargo, la iniciativa de gratuidad total bajo el remoquete de #MatrículaCero promueve la anarquía y el asistencialismo absoluto. Se olvidan los promotores de esta exigencia a las universidades que el problema de financiamiento de la educación superior en Colombia tiene arraigos históricos y profundos que deben ser removidos de raíz.

El Estado colombiano adeuda a las instituciones de educación superior 18,2 billones de pesos, que han pasado de gobierno en gobierno desde 1992. De hecho, en gran medida, los favorables anuncios de las universidades se deben a que les entraron recursos adicionales por parte del gobierno nacional con los que no contaban.

En algunas latitudes como en el Chocó hubo un singular despliegue hacia la academia por parte de las autoridades territoriales, donde gobernador y alcaldes se metieron la mano al bolsillo, logrando que su universidad pudiera hacer el anhelado anuncio de matrícula cero.

Así pues, la asignación y redistribución de los beneficios hacia los estudiantes quedó a discreción de cada universidad, existiendo algunas que solo transferirán a favor de la matrícula lo que represente el valor aportado por el gobierno nacional.

El problema es que esa plata se quedó corta y jamás alcanzará. Las universidades y los entes territoriales tendrían que meterse la mano al bolsillo y en la gran mayoría de los casos ese sacrificio no se hará, pues tal disposición está al libre albedrío de cada alma mater y cada administrador territorial.

Sin embargo, otras, como la Universidad del Quindío, fueron tras la búsqueda de recursos adicionales en sus departamentos y aportaron de su propio pecunio para llegar lo más lejos posible en un plan de auxilios para matrícula y alternancia, pero que evidentemente, a pesar de poder ofrecer descuentos históricos (incluso cercanos al sesenta por ciento del valor total de la matrícula), siguen estando lejos de la embelecosa solicitud de algunos de matrícula cero.

Las universidades cada vez tienen más gastos, pero sus ingresos no son más. En algunos lamentables casos los ingresos muestran considerables disminuciones, a esto se suma que la condición de los alivios que da el Icetex no solamente son insuficientes, sino que parecen tener un principio de violencia económica con la comunidad educativa, ya que piensan con la sevicia de un banco de primer piso al pretender que se refinancien los créditos.

El presidente del SUE, Jairo Torres Oviedo, señaló que “si el gobierno quisiera montar una política pública de gratuidad para los estratos 1 y 2, eso costaría 677.000 millones de pesos al año”.

La matrícula cero termina siendo entonces una extremaunción de populismo. Se olvidan quienes la promueven que lo que es totalmente gratis nunca es bueno: no se puede sacrificar la calidad académica y tampoco la vinculación de los docentes garantes del proceso formativo.

No existe una propuesta seria de financiamiento y manutención de la academia al arbitrio de la utópica propuesta. Ante el lejano declive de la COVID-19 surgen sectores como el agro el campo y la salud que se vuelven la primera necesidad, por lo que aú menos existe piso económico ni polo a tierra que soporte la matricula cero.

No se puede pretender generar una movilización a punta de deseo y aparentes buenas intenciones, se demanda un principio de realidad, además de un estudio del entorno socioeconómico, un análisis del histórico de las inversiones, del alcance de la propuesta y de los efectos de la misma.

Al final, tal propuesta solo le sirve a aquellos políticos que buscan una extremaunción de populismo y a aquellos llamados líderes estudiantiles que suman casi décadas al interior de los claustros educativos, pues poco les importa ir tras el grado, pues pareciera que ya suficiente trabajo tienen con sabotear la academia, aún en tiempos de pandemia.

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