El elocuente silencio de Hitchcock

El elocuente silencio de Hitchcock

La película que conmocionó a este maestro del cine de suspenso.

Por: Darío Monsalve Gómez
julio 28, 2014
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El elocuente silencio de Hitchcock

Cada tanto, el cine, en su papel de novel disciplina artística, sorprende con hallazgos, invenciones o el surgimiento de mitos que reconfiguran el interés por él o sus precursores. Creíamos que un racero bastante alto de este tipo de felices accidentes lo había puesto en el 2008 el descubrimiento en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, en Buenos Aires, de una copia del metraje total de Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang filmada en 1927. A este hallazgo le siguió, cuatro años después y dentro de la misma colección de ese museo, el de Mi hijo (Moi Syn, 1928), del director ruso Yevguieni Cherviakov, film de una valía menos popular que la del alemán. Cada tanto, por suerte, el cine nos permite equivocarnos.

A finales de la Segunda Guerra Mundial Alfred Hitchcock gozaba ya del prestigio que obras posteriores como Vértigo (1958) y Psicosis (Psycho, 1960), entre otras, repotenciarían al grado de instalarlo en la categoría de director de culto que merecidamente ostenta desde entonces. Maestro del suspenso, se sabía dotado para intimar con las sombras del alma humana.
Quizás por ello la propuesta de Sidney Bernstein para que tomara las riendas del montaje de un material fílmico proveniente de los campos de concentración en Alemania, al perecer con el fin de que esa nación reconociera la responsabilidad de sus crímenes durante el conflicto, no encontró mayores reparos por parte del forjador del Macguffin.

Manos a la obra, Hitch y un grupo de colaboradores recibieron en los estudios Pinewood, al oeste de Londres, seis rollos de película grabados por un equipo de camarógrafos pertenecientes a los ejércitos aliados, el cual registró sin escrúpulos las condiciones infrahumanas de miles de prisioneros del Tercer Reich. El resultado, aunque fue el más aterrador de los proyectos en que participó el director inglés, fue al mismo tiempo uno de los más olvidados.

Luego de un mes de trabajo en que los involucrados, entre ellos los editores Stewart McAllister y Peter Tanner, dieron forma al material en medio de la angustia que las imágenes les produjeron –se dice que durante este encargo Hitchcock se ausentó una semana, conmocionado ante la crudeza de lo visto–, la División de Guerra Psicológica fue disuelta y el proyecto se suspendió. Se cree que una de las justificaciones para el cambio en ese momento sería el nuevo interés de Inglaterra en que Alemania pasara a ser en adelante su aliado. Si bien para aquella época no faltaron trabajos hechos por otros maestros del séptimo arte que igualmente daban su visión de lo ocurrido (entre ellos Billy Wilder y John Ford), el mundo siguió dando vueltas, el mago del suspenso regresó a lo suyo en Hollywood y la lata cuyos rollos componían el corte final del documental fueron a parar a las arcas del Museo de la Guerra Imperial. Que se sepa, el director nunca volvió a referirse a esa cinta, e incluso en la detallada entrevista que años después le hizo Truffaut acerca de su filmografía, en ese punto la charla parece sufrir un salto a otro plano. Quizá pensaba que en ella, más que en ninguna otra de sus obras, las imágenes hablaban por si solas. Y tenía razón.

Aunque fue descubierto a inicios de la década del ochenta en el museo de Londres por un investigador estadounidense, solo al conmemorarse setenta años del fin de la Segunda Guerra Mundial, y cuando se anuncia para el 2015 su proyección completa en una versión restaurada para festivales y salas de cine de buena parte del mundo, Memoria de los campos (nombre con el que se conoce) gana el interés que merece no solo por llevar algo del autor de La ventana indiscreta (Rear Window, 1954), sino por servir de escalofriante testimonio del Holocausto, aquel “triunfo del caos”.

Por el milagro de las nuevas tecnologías, pero más aún porque del cielo a la tierra no hay nada oculto, hoy en día la mayoría podemos acceder a esta revisión histórica al menos de una forma básica. De este modo recordaremos que, “a menos que el mundo aprenda la lección que estas imágenes muestra, la oscuridad volverá”.

Ver aquí Memoria de los campos https://www.youtube.com/watch?v=btL_DXey-JI

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