El ejercicio no sirve para adelgazar
Opinión

El ejercicio no sirve para adelgazar

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mayo 01, 2015
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El ejercicio y los deportes no sirven para adelgazar aunque son útiles para otras cosas quizás más importantes. Debo confesar que soy un sedentario constitucional o sea adicto al sedentarismo que es propio de mi temperamento (segunda y tercera acepción del término “constitucional” en el diccionario de la RAE). Sí, desde niño me gustaban los deportes pero odiaba quedar sudado, rojo y respirando con hambre de aire. Luego pasé unos años en EE. UU. con largas tardes de domingo mirando juegos por televisión. Aprendí a apreciar el sorpresivo quejido de las zapatillas de los jugadores de baloncesto en canchas como espejos, el “crack” de un batazo de béisbol, el silencio de un juego de golf, todo desde un cómodo sillón. Poco a poco fui olvidando el olor del césped de mis largos veranos infantiles.  Y me he sentido culpable todos estos años pues se me enseñó que el ejercicio es necesario para la buena salud.

Ahora la confiable BBC me tranquiliza: el ejercicio no es clave para luchar contra la obesidad (Exercise 'not key to obesity fight', 23 de abril, 2015). Se basa la noticia en un editorial del British Journal of Sports Medicine cuyo título lo dice todo: “Es tiempo de derrumbar el mito del sedentarismo y la obesidad, no se puede combatir una mala dieta corriendo(Br J Sports Med doi:10.1136/bjsports-2015-094911). Doy las referencias exactas de la información porque es difícil de creer. Va en contra de lo que nos han repetido los medios, los amigos, las esposas que nos quieren sacar de la casa el fin de semana, los médicos y los entrenadores físicos (estos últimos un particular grupo de sádicos disimulados).

Ahora, el ejercicio no es malo.  Es bueno para su salud aclara el primer párrafo del editorial: 30 minutos de actividad física moderada 5 veces a la semana reduce un tercio de la morbilidad asociada a enfermedad cardiovascular, diabetes del adulto o tipo 2, demencia y algunos cánceres. Pero no promueve, palabras exactas del artículo, la pérdida de peso.

Hay que considerar que tener unos kilitos más de peso no es estar necesariamente enfermo. Ni son una imperfección aunque enfermeras y doctores hayan irremediablemente lastimado la autoestima de millones de gorditos en el mundo. Todo esto apoya científicamente una popular, excelente y placentera columna de María Clara Gracia (¡gracias!) en este portal (Flacas vs. Gordibuenas, 22 de abril, www.las2orillas.co). Gordibuenas, Gordibuenos: no nos sintamos obligados a dar exageradas y perversas exhibiciones alrededor del parque, reservémoslas para la intimidad erótica.

Y tampoco el ejercicio exagerado es siempre bueno. Tiene sus problemas. Le escuchaba a un médico en un congreso que debe dosificarse como un medicamento y deben considerarse cuidadosamente sus efectos adversos. ¡Ay de aquellos que suben y bajan como disciplinados masoquistas escaleras públicas mal labradas en peligrosas pendientes! Llenarán los consultorios de mis colegas ortopedistas con esguinces y daños articulares. ¡Ay de aquellos que trotan al mediodía como exhibicionistas narcisistas con camisetas anudadas en la cintura! Llenarán los consultorios de mis colegas dermatólogos con melanomas, carcinomas basocelulares y envejecimiento prematuro de la piel.  Ni que decir de los llamados “deportes” de riesgo. Quizás hacemos cosas así imitando propagandas de la televisión y es que hay un problema ético, social y económico en la promoción del ejercicio extremo.

Nadie se extraña de la publicidad y patrocinio de eventos deportivos masivos por gaseosas con alto contenido de carbohidratos o bebidas “energizantes”. Además el texto mismo de los anuncios, afirma el editorial citado, transmite un mensaje confuso y nocivo. Por ejemplo es frecuente la siguiente afirmación “todas las calorías cuentan”. Eso nos hace pensar que nuestro organismo es un sistema simple donde entran calorías y gastamos calorías con el ejercicio, como la gasolina en un carro.  Según los autores la situación no es tan elemental y clara, mucho depende del origen de las calorías. Las calorías que provienen del azúcar promueven el depósito de lípidos en nuestro cuerpo.  Las calorías que vienen de grasas producen sensación de llenura y saciedad. Si todos los atletas que prestan su imagen para publicidad de bebidas azucaradas las bebieran tendríamos un mundo lleno de atletas obesos. Por supuesto en todo esto hay un manejo económico de anuncios en televisión, radio, medios impresos y estadios.

Como afirmé al inicio de esta columna el ejercicio es extremadamente útil para cosas más importantes que perder peso. Esta columna será publicada el 1 de mayo Día de los Trabajadores (¡felicitaciones a todos incluyendo a las amas de casa!) y en nuestro merecido asueto podríamos leer una bellísima pieza de Albert Camus titulada “Lo que debo al fútbol” donde afirmalo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo a jugar fútbol”. No todo es perder peso.

 

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