Medellín, al igual que el resto de las ciudades del país, lleva 12 días de fuertes protestas en contra del gobierno nacional, en cabeza de Iván Duque. Sin embargo, las numerosas marchas que se han registrado en la capital de los paisas, a diferencia de otras ciudades como Cali, Bogotá y Pereira, han transcurrido de manera pacífica. Aunque se han presentado algunos hechos aislados de vandalismo, en general el comportamiento de los manifestantes es aceptable en comparación con ciudades donde los actos vandálicos y la represión policial parecen no tener límites. El buen actuar de la ciudadanía antioqueña sin duda se debe a la estrategia, la empatía y el liderazgo del alcalde Daniel Quintero, quien ha mantenido hasta ahora la armonía entre los manifestantes y las fuerzas policiales encargadas de controlar cualquier intento de desorden en la ciudad.
Mientras otros mandatarios de ciudades capitales han pedido el apoyo al Ejército Nacional (Claudia López en Bogotá) y parecieran haber perdido el control cuando se presentan manifestaciones, Daniel fue el primero en manifestar públicamente que no solicitaría apoyo a las fuerzas militares. Además, envió a varios de sus secretarios de despacho a caminar junto a los manifestantes en calidad de garantes de los derechos. Estas acciones demuestran claramente la conexión que tiene el alcalde con la ciudad y la realidad social que hoy vive el país.
La estrategia propuesta por el alcalde Quintero denominada #SinViolencia garantiza a los ciudadanos que puedan salir a las calles a expresar todo el malestar y el descontento que hoy sienten contra el gobierno nacional, el cual no los representa claramente, pero de manera respetuosa; ya que, como bien lo indica el alcalde, un país que está cambiando solo lo puede detener la violencia.
Aunque en Medellín se han presentado algunos hechos aislados de vandalismo, los cuales al parecer son ocasionados por algunos infiltrados (quienes tienen como único propósito desprestigiar al alcalde), Daniel mantiene el diálogo permanente entre los diferentes actores activos en la actual crisis que hoy vive el país; hecho que genera esperanza a la ciudad y al país, donde claramente la sociedad cambió su pensamiento y donde muchos gobernantes mantienen anclados en el pasado, incapaces de escuchar e indiferentes al clamor de los jóvenes y los líderes sociales.