Daira Quiñones fundó Amdae, la Asociación Mutual para el Desarrollo Integral y el Empresarismo, porque está convencida de que el trabajo en equipo y las asociaciones de base pueden generar cambios positivos. Esta mujer afro desplazada por la violencia, lidera un grupo de mujeres que luchan por su vida, su historia y su memoria. “Crear caminos, buscar estrategias de trabajo y participar en política pública por la reparación de las víctimas, son nuestras apuestas. No podemos sentarnos a esperar que el Estado o las entidades nos den algo, tenemos que abrirnos nuestro camino”.
En una casa de La Candelaria, entre plantas medicinales, instrumentos musicales y máquinas de coser, se teje Amdae. “Muchas de nosotras vinimos a Bogotá porque es el lugar donde uno mejor puede resguardar la vida, pero tenemos a mujeres en la región, en el territorio, resistiendo”, nos cuenta Daira. La puerta está siempre abierta, para todas aquellas mujeres y hombres que con su trabajo, su música y su voz quieran tejer su historia, su vida.
Resistir es una forma de cuidar la familia, la tierra, la memoria y el trabajo del campo. Por eso, Lucía, sin dejar de tejer, nos dice: “Puede ser que las señoras de la crema y nata sean bien vestidas, pero aunque nosotras no somos ejecutivas de maletín, de computador, de la tecnología, sí somos ejecutivas de la riqueza que tiene Colombia, porque sin agricultor, sin campesino Colombia no tiene nada. El ejecutivo va con su computador y yo voy con mi machete, él lleva su herramienta de trabajo y yo llevo la mía”.
Amdae, un colectivo que cuida la memoria.