Hace pocos días, Claudia López, alcaldesa de Bogotá, en una rueda de prensa con medios internacionales dijo que el eje del mal internacional era algo absolutamente infundado, haciendo referencia a las movilizaciones que se realizan; aunque no se debe desconocer la justeza de la genuina lucha por las reivindicaciones sociales a las que no hay que colocarle signo político partidista alguno. Sin embargo, cuando la mandataria se refiere a que no existe el eje del mal, ahí sí la cosa cambia: ¿qué ha sido el marxismo, cuya doctrina en su aplicación práctica es responsable del asesinato de 140 millones de personas en el último siglo y se expresa en el Foro de Sao Paulo, que se reunirá en Caracas del 22 al 24 de enero para impulsar acciones desestabilizadoras en Latinoamérica?
A lo anterior hay que agregar que en Colombia existen varios partidos de lo que llaman izquierda que están afiliados a la internacional comunista del Foro de Sao Paulo y que lo único que hacen es barnizarse para que no los identifiquen como comunistas, pues sus dogmas marxistas permanecen intactos, así digan que hay que dejar atrás el siglo XX y entrar definitivamente al siglo XXI. Lo hemos observado también con el dictador Nicolás Maduro, quien el pasado 14 de enero en una perorata trasnochada ante su pandilla denominada asamblea nacional constituyente, usando el principio marxista de la mentira, prácticamente consagró a Venezuela como el “paraíso terrenal”, en donde no hay hambre, ni represión, ni torturas, ni existen cerca de cinco millones y medio de refugiados en los países vecinos. Esto demuestra que sí hay un eje del mal que es enemigo de la humanidad y busca someter a los demás mortales a sus instintos perversos con la violencia y la mentira.
La bestialidad marxista se fundamenta en la irracionalidad y el delirio, pues desde que apareció el manifiesto comunista en 1848 se exaltó a la violencia como la partera de la historia, la cual según esa deformidad hay que practicar porque otros la han utilizada en el pasado, invitando a los seguidores de esa corriente cruel a asumir el salvajismo, en donde la razón desaparece. Toda esa perversión es para alcanzar el poder político y someter a los pueblos a la dictadura.
Immanuel Kant(1724-1804) en sus tratados sobre la crítica a la razón pura censura la práctica sin ética, desde el punto de vista de la teoría del conocimiento o epistemología, recogiendo aspectos fundamentales para defender la razón como son: la moral, la estética, la teología, la doctrina de la virtud y la misma ética; puntos cardinales que deben estar presentes en el comportamiento de la sociedad y el individuo, pero que son antagónicos al esperpento marxista leninista, cuyo interés es alcanzar la burocracia del Estado usando cualquier medio, para que su élite parasite a perpetuidad.
En contraposición a los valores que expone Kant, el comunismo totalitario o marxismo con personajes siniestros como Lenin y el Che Guevara hacía la sublimación al terrorismo para esclavizar a los demás seres humanos. Sin embargo, el primero rechazaba el terrorismo individual y lo justificaba cuando lo ejecutaba el partido, llamándolo guerra revolucionaria. Por su parte, el argentino defendía el terrorismo diciendo:“ un revolucionario tiene que convertirse en una fría máquina de matar” y además afirmaba “ tenemos que crear la pedagogía de los paredones de fusilamiento, y no necesitamos pruebas para matar a un hombre”. A la par, ese personaje invitaba a poner bombas en cualquier lugar donde se encuentraran los enemigos sin importar quien muriera.
Antonio Gramsci, comunista italiano, le hacía alabanzas a la irracionalidad, despreciando la lógica y la moral para afirmar que no se necesita de la razón, sino que lo importante es ganarse mediante el engaño a los sectores más ignorantes y atrasados de la sociedad para conquistar el poder y perpetuarse en él. De la misma manera, hace algún tiempo el cura brasileño Frei Betto, quien representa a la teología de la liberación, confirmaba las afirmaciones de Gramsci diciendo que no se necesitaba de la razón. Con todo esto queda patentado que tanto en el comunismo totalitario tradicional como en el marxismo cultural la razón no tiene cabida.
Comunistas totalitarios en Colombia acuden al argentino Ernesto Laclau (1935-2014), considerado un posmarxista, para tener un nuevo disfraz: toman una supuesta democracia radical basada en el hegemonismo de la cúpula marxista, en donde la opresión en contra de las masas sigue siendo la premisa fundamental, pero mencionando un pluralismo agonístico, teniendo siempre como estrategia el socialismo. O sea que eso continúa siendo el mismo tóxico con diferente presentación.
El eje del mal internacional no es ninguna ficción, sino una realidad encabezada por el marxismo, que ha agraviado a varios pueblos del mundo con su proceder y que en Colombia por no haberlo enfrentado ideológicamente desde hace varias décadas se da el lujo de engañar a la juventud y a sectores populares, por lo que la democracia liberal, que según las fábulas comunistas es “burguesa”, debe desarrollar tareas de concientización, especialmente en la academia, para desenmascarar al comunismo que es una maldición para la tierra pero que artificiosamente continúa tramando. Por ello hay que hacer mención a la Biblia, en el libro de Proverbios, que dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es el camino de muerte”.