Los biotecnológicos abren una esperanza para nuestra salud, claro está verificando que sus componentes sean de buena calidad . No cómo propone el ministerio de salud, con una tercera vía que abre una puerta peligrosa de remedios de “bajo estándar de calidad” y encima a precio de original.
Me metí en el tema y me he comprometido a investigarlo y hacer incidencia, conversando con otros defensores de derechos humanos, consideramos que cuidar la salud debe ser prioridad para los ciudadanos, y hay algo que no está claro, que quieren pasar de “agache”, y que el ministro de salud no quiere explicar.
Después de mi entrada en Pulzo “el video que le sacó la piedra al ministro de salud” me han llegado correos de personal adscrito al tema de la salud y la farmacéutica de Colombia y Argentina, comentándome desde su visión la importancia de haber tocado el tema desde la defensa de los derechos humanos independientemente del duelo de titanes que representan Afidro y Asinfar.
En Colombia una circular hace que paguemos lo mismo por remedios de diferentes laboratorios y marcas, si éstos contienen el mismo principio activo, así el laboratorio X tenga más estudios clínicos, o más investigación. Aseverar que con este decreto “vamos a acceder a remedios baratos” es una mentira, todos entran en el mismo saco, creando algo conocido como el EFECTO MURCIÉLAGO Que es todo se venden al mismo precio “techo” porque tienen el mismo componente activo .(Murciélago por aquello de que todos se cuelgan del mismo techo, así lo harían los medicamentos, buenos malos o regulares, colgados del mismo techo de precios)
En otros países por ley los biotecnológicos deben ser 30% más baratos, pero en Colombia no es así, nos darán medicamentos rechazados por otros países con regulaciones serias, al precio de los mejores, como siempre el pueblo ignora ésta perla. ¿Imaginan las EPS y el Estado comprando medicamentos de mala calidad a precio “de huevo” y venderlos a precio de original?, es el negocio del siglo sin duda.
Para los médicos es muy complicado enfrentarse al ministro de salud, o a la EPS que le está dando trabajo en la condición que está el sistema en este momento, por suerte, yo no tengo negocios con el ministro Alejandro Gaviria ni tengo pelos en la lengua para decirle, que para el papiloma humano que estoy combatiendo en mi cuerpo no quiero medicamentos sin estudios, quiero medicamentos que me brinden la seguridad y confianza, que seré curada y que podré seguir viviendo sin consecuencias agresivas en mi vida.
Qué más quisiéramos que Colombia desarrolle una industria farmacéutica propia, soberana, cómo se hace en Argentina, sin necesidad de bajar la calidad de las medicinas ni permitir el ingreso de medicamentos rechazados en otros países. Para este año Argentina ha aumentado considerablemente la exportación de sus medicamentos biotecnológicos de calidad.
¿Quién vive, quién se sana y quién muere en Colombia? ¿Quién lo decide, Afidro, Asinfar o el ministro de salud? Diálogo señores, con el pueblo como veedor, estamos cansados de los negocios por debajo de la mesa.