Los temas de papel no le interesan a Enrique Peña Nieto, una agenda presidencial de cubículo destantea su proyecto de cambio. Rechazó irse a sentar con Moreno Valle, Graco Ramírez, César Duarte y Osorio Chong como testigo de un acuerdo sobre oralidad judicial. Rechazó ir de pachanga a Oaxaca con Gabino Cué en el desflore de la Guelaguetza y en su lugar mandó a la cercana al club de gobernadores negriamarillos, Rosario Robles. El team de Los Pinos ha jerarquizado las prioridades en estos momentos de la recta final de la reforma energética y de segundo informe de gobierno. Por eso mismo le cancelaron a César Duarte una gira de corcholata que le había montado al Presidente de México con que estultamente reinauguraría un hospital que ya había inaugurado Felipe Calderón y obsequiaría un kit de ambulancias usadas.
Peña Nieto le canceló por dos veces en un mismo día al gobernador de Chihuahua para no tener que verle el rostro a la política acartonada que no engrandece a los mexicanos. En cambio prefirió ir por cuarta ocasión a San Luis Potosí para empujar obras de infraestructura o de inversiones extranjeras, como ocurrió días atrás con la BMW atraída por la paz social de SLP frente a otras entidades consumidas por la violencia. Destacó Peña Nieto la seguridad pública alcanzada por Toranzo disminuyendo delitos de alto impacto. Peña Nieto lejos del DF y de Chihuahua, inauguró una obra suya por dos mil millones de pesos que articulará la movilidad en la zona de Zacatecas, San Luis y Jalisco en lo que se conoce como el Libramiento Norponiente. Y con esa gira potosina abrió y cerró la semana para llevar de cerca la reforma energética en tanto toma vacaciones con su familia. La agenda presidencial se escinde entre los grandes objetivos nacionales y la agenda menor del gabinete y gobernadores que busca lucimientos con acuerdos como en el que no quiso participar Peña Nieto con los ejecutivos de gobiernos fallidos como el de la APPO, Ley Bala o la administración Walt-Mart.
El Presidente tiene que rendir cuentas a los mexicanos en seis semanas y los papeleos burocráticos no acumulan puntos en sus metas del PND como en los satisfactores humanos. Ir a obsequiar ambulancias de segunda mano, tomarse la foto con los represores sociales de Puebla y Morelos, como saborear unas tlayudas con el enemigo de su reforma educativa, carecen de trascendencia para integrarlas al segundo informe de gobierno.“Desde que nacimos en 1989 hemos estado en lucha contra los gobiernos priístas como el que encabezó Carlos Salinas de Gortari y al que pertenecía entonces Marcelo Ebrard”. Con esa mano en la cintura descalifica Jesús Zambrano los juicios que MEC vertió en contra de los Chuchos como aliados del Mancerismo en la campaña sucia de los últimos cuatro meses por el Metrogate. Salinista, salinista y salinista, son las adjetivaciones hacia el personaje que los pasados seis años maiceaba en sus rodillas a Nueva Izquierda. Lo cierto es que los Chuchos no han acabado bien con nadie, a López Obrador lo acabaron echando del PRD, con Cuauhtémoc Cárdenas rivalizaron tercamente hasta que los reconcilió Miguel Angel Mancera, con Marcelo Ebrard y Manuel Camacho construyeron los triunfos de Morelos, Puebla, Sinaloa, Guerrero , DF y Tabasco. Exactamente, con esos salinistas el PRD acrecentó sus graneros electorales y sus cajas chicas.
Con las doce tribus del PRD se pelan los dientes y en sus dobles discursos recetan enjuagues calamitosos como sus atentados a las cuotas de género, sus alianzas con Fox y Chapo Guzmán, los espaldarazos a las represiones sociales de Morelos, Puebla y el neoliberalismo del GDF, su traición histórica al anti reeleccionismo en Oaxtepec, los negocitos parlamentarios como el de Ladytelecom y no se diga la venta de cargos de elección popular como la del senador Camacho. También tienen virtudes los Chuchos, no asumen rencores y vuelven a meterse bajo las sábanas con aquellos a quienes han tildado de lo peor, ahí están el Ingeniero y Miguel Angel Mancera como botones de su sapiencia. Eso significa que el día de mañana Marcelo Ebrard y los Chuchos volverán a coincidir.
En el equipo de Claudia Ruiz Massieu hay común acuerdo, se palpa en los mensajes cotidianos que los altos funcionarios emiten en privado sobre el Presidente de México. Ha logrado la sobrina del ex presidente Salinas de Gortari crear unidad entre sus colaboradores y compactar una misma imagen institucional cuando se aproximan los dos años que han colaborado al lado del mandatario que transforma al país con sus modificaciones de última generación. Entre los mensajes de unidad ruizmassieuista están aquellos en que se señala a Enrique Peña Nieto como responsable de la crisis económica y de la violencia que aleja a los turistas y a los inversionistas extranjeros. México está mal por la mala conducción del Presidente, sin embargo, los que cuestionan a Enrique Peña Nieto no son agentes del panismo que han sobrevivido al servicio profesional, no, se trata de los priístas que llegaron a roer las tibias del erario con sellos regionales. Y tanto es el malestar que todos esos altos funcionarios de Sectur con sueldos de cien mil pesos hacia arriba y bonificaciones por sus servicios a la Patria, se digan empobrecidos por la errática conducción del Presidente que los puso ahí. Esta enfermedad priísta es la que ocasionó la autodestrucción del ejercicio presidencial y dio paso a concertaciones con los adversarios. ¿Por qué sufren tanto los colaboradores cercanos o impuestos a Claudia Ruiz Massieu, si degustan las mieles del poder? Podría imaginarse que aquellos molestos con la hija de Jose Francisco se empecinen en agriarle la relación en Los Pinos cuestionando al primer mandatario del país, pero lamentablemente también hay gente vinculada a ella en esos menesteres para los que no fueron contratados.
La demagogia la ha encapsulado Peña Nieto a la verborrea necesaria de sus adversarios, que de alguna forma necesitan mostrarse como enemigos de su administración, pero que conforme a la eficacia política le son redituables aprobando sus reformas estructurales. Las majaderías que digan Gustavo Madero o Jesús Zambrano, como los gobernadores de oposición, lo tienen sin cuidado y no lastiman su astucia neo maquiavélica: mientras haya reformas educativa, financiera, energética, laboral, comunicacional, más las que faltan, Peña Nieto degusta su ejercicio de poder. ¿Pero qué ocurre cuando la demagogia ya no es tal sino fuego amigo? Estos dos años le han permitido a Peña Nieto embarcarse en un majestuoso proyecto nacional conviviendo en la misma nave con una diversidad de intereses que ya conoce palmo a palmo. Ese viaje era necesario y se aproxima a su fin cuando se acerca el tercer año en que el Presidente de la República se ve obligado a proyectar su transexenalidad.
Cuando Lula da Silva dijo que México refrieataba las reformas que él había emprendido en Brasil, mentía con laxitud de guaraná. México acaba de entregarle al mundo una reforma jamás vista: la creación de un buró de instituciones financieras que agrupará a los organismos para proteger a los ciudadanos. Fernando Aportela dio recado de la única institución de su género a nivel internacional, que blindará a los usuarios del sistema financiero mexicano de los tradicionales abusos a que fue sometido en las pasadas décadas. Con la Eurocrisis se reactivaron las luces ámbares sobre la Tasa Tobin y Basilea, pero no se llegó más lejos como en la reforma financiera mexicana. La cuestión no es sólo gravar, asunto asumido con lo fiscal hacendario que puso fin a los paraísos fiscales, sino evitar que se repitan los reseteados del modelo económico que reiteradamente recurre a recesiones para auto-corregirse. No obstante la originalidad nuestra del Efecto Tequila, jamás el Estado enmendó los abusos financieros, sino que los estimuló con el Fobaproa y el anatocismo.
Por vez primera en la historia nacional, el Estado deja de servir a los intereses de una clase dominante, poniéndose al lado de quienes han sido tradicionalmente sus víctimas. Fernando Aportela, junto con Alberto Gómez y Recaredo Arias, dio el banderazo de salida al Buro Financiero con las cuarenta instituciones bancarias, de las cuatro mil que componen el universo mexicano. Aquella vieja disputa que desde López Portillo se volvió cantinela, “Debo, no niego, pago no tengo” y que el Barzón popularizó después, ha quedado subsanada a través del garantismo que otorga a los usuarios del sistema crediticio el Buro Financiero. La sola existencia del derecho humano contemplado en el mínimo existencial, permitirá revaluar prioridades vía Condusef: ¿qué es más importante, seguir cubriendo un absurdo seguro de muerte cuando esos recursos acumulados pueden destinarse a un seguro de desempleo ante un bache temporal? Y ahí deviene la creatividad de Di Costanzo en lo irrevocable de sus nuevas sentencias.
A Guillermo Valencia le refieren utilizar Youtube para hacerse notar ante el Presidente de la República. Recurrir a las redes sociales lo vuelve similar de peligroso que La Tuta, pues el ex edil de Tepalcatepec, posteó su denuncia en contra del Comisionado Especial, Alfredo Castillo. La historia de Valencia es de desencuentros con el ex titular de Profeco y cree anteponer su desaseado alegato por encima de la confianza que le guarda Peña Nieto a su ex procurador del Edomex.
Los enemigos de las reformas en telecomunicaciones y energética son los senadores y diputados del PRD. Estos legisladores representan a los estados de Oaxaca, Guerrero, Morelos, Sinaloa, Puebla, Tabasco y al DF; esto es, pertenecen a administraciones estatales de izquierda. Los mandatarios Angel Aguirre, Graco Ramírez, Miguel Angel Mancera, Arturo Núñez, Gabino Cué y hasta Moreno Valle como López Valdez, están haciendo cola ante el Presidente de México para pedirle la tajada respectiva de la derrama financiera que atraerán dichas reformas. Se ha vuelto tradición posdemocrática mandar a la soldadera parlamentaria a dinamitar los grandes cambios, en tanto sus generales acuden a las comilonas palaciegas a exigir su diezmo, ahí donde fueron truhanes. La charola que pulen los gobernadores del PRD, MC y PT, es muy ingrata porque azuzaron su honestidad en San Lázaro y la Cámara Alta a cambio de su cinismo ante Peña Nieto. ¿Merece recompensar el Presidente de México a esos ejecutivos y líderes de doble moral? La obtención de un nuevo país, va más lejos del factismo elbista y sus consabidos engendros balcanizadores, atraviesa a los partidos, dirigentes y gobernantes que destruyen y reclaman fondos para la reconstrucción.
Los premios políticos que instauraron Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, no hicieron mejor a México ni a sus expresiones opositoras, mucho menos al tricolor. Si solamente unos cuantos partidos, PAN, PVEM, Panal y PRI llevaron adelante las reformas en telecomunicaciones y energía ¿por qué deben recibir los mandatarios de izquierda iguales tajadas del pastel? La respuesta del PRD, PT y MC es bastante sencilla: “porque vivimos en un régimen federalista”.
El panismo tratará de recuperar Querétaro enfrentando a la familia Loyola con una cuña priísta avenida a panista: el senador Domínguez Servién. Las estrategias de la militancia estatal se contradicen con el proyecto del CEN: Gustavo Madero ha invertido capital político en su Secretario General para dejar escapar una concertación queretana. Tantas veces placeó a Ricardo Anaya ante Los Pinos y Segob, que con eso le basta para pedir a favor de su ahijado la confianza aliancista hacia el peñismo. Los adversarios de Madero no son los priístas, sino las bases albiazules que quieren a Domínguez. Y como nieto del ex gobernador Juventino Castro, puede regresar con la venia corderista a su antigua militancia tricolor
Don Carlos Slim nos lega una innovación “futurista”: las jornadas laborales de once horas por tres días a la semana. Don Carlos no es de la estirpe de Pito Pérez para jugarle en el vacío a la prospectiva, es el hombre más acaudalado del planeta. Si Telmex, Carso o Telcel, tuvieran jornadas de tres días a la semana y no despidos como los que se queja Hernández Juárez, entonces tendríamos al señor Slim representando la estirpe de Campanella o Moro (con esencia católica). El mutualismo sindical de la Inglaterra industrialista, apostaba a jornadas de dos por dos, para que los trabajadores desempleados accedieran a un sueldo a costa de fraccionar al de sus compañeros, a la fecha se hace cuando hay solidaridad (no católica). Si la propiedad es un robo, el ocio para don Carlos es un negocio y contribuiría como propietario a que sus obreros compartieran la plusvalía, pero no a costa de once horas diarias, sino de salarios más elevados. Las actuales empresas privadas de seguridad sodomizan a sus agentes con horarios de 24 por 24. El futurismo tiene que ser ahora y en Carso.
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