Los brasileños eligieron a Bolsonaro como su presidente y es una decisión soberana de ese pueblo hermano que se debe respetar pero no por eso dejar de controvertir y dilucidar algunas preocupaciones que surgen por sus actitudes fascistas y estrategias manipuladoras que lo llevaron al poder.
Bolsorano obtuvo casi 58 millones de votos en una campaña política que se caracterizó por la difusión masiva de cadenas falsas por WhatsApp y Telegram y de las fake news que terminaron siendo contundentes herramientas que apuntaron directamente al imaginario de la gente del común. Si bien los sectores de la izquierda en América Latina deben entrar en reflexión sobre el fracaso en general de las elecciones presidenciales en distintos países, todavía las campañas sucias y difamatorias mandan la parada y fortalecen el analfabetismo político en el que está consumido el continente.
Como lo dijo el politólogo uruguayo Andrés Malamud, en Brasil eligieron "a un fascista de verdad, creyendo que es de mentira, por miedo a un comunismo de mentira que creen que es de verdad". Circunstancia muy parecida a la colombiana.
En Brasil eligieron "a un fascista de verdad,
creyendo que es de mentira,
por miedo a un comunismo de mentira que creen que es de verdad"
Y es que desde hace ya casi dos décadas se persiguen a los movimientos obreros, estudiantiles e intelectuales que han conformado alianzas políticas que llevaron al poder a distintos líderes de la izquierda. Dos de estos casos son los de los expresidentes de Brasil Dilma Rousseff e Inácio Lula da Silva. La elección se dio luego de un golpe parlamentario que arrebató a Dilma su condición de presidenta electa y con Lula, el candidato mejor valorado, en la cárcel.
Preocupa, además, el hecho de que el presidente electo de Brasil tenga como antecedente declaraciones en contra de la población LGBTI y afrodescendiente, a quienes ha calificado como males de la sociedad. Su formación militar estuvo marcada por los peores años de la dictadura en Brasil.
Pero llamar fascista a Bolsonaro no ayuda a entender que está sucediendo. Él es un exmilitar, diputado de un pequeño partido, el Social Liberal (PSL), que en julio tenía 17 por ciento de intención de voto, comenzó septiembre con 24 por ciento y ganó la primera vuelta el 7 de octubre con 46 por ciento de los votos, rozando la mayoría absoluta. Y su ascenso debe, entre otras razones, al apoyo de las iglesias a quienes les juró gobernar con la Biblia. En mi opinión, esto es un retraso.
Me preocupa, además, que se esté gestando un presunto plan militar en contra de Venezuela. Pues desde el hermano del país, el propio presidente Maduro ha pedido que el gobierno electo de Brasil trabaje por estrechar lazos que permitan la convivencia en el continente y el mejoramiento de las relaciones entre los dos países, respectando la soberanía.
