Para llegar a la mitad del mundo hay que tomar un bus intermunicipal en el centro de Quito y viajar poco más de una hora hasta llegar a un paisaje lunar en donde el sol pega como un mazazo en la cabeza. Ir al monumento de globo terráqueo no es tan sorprendente como ver al mega edificio que el presidente Rafael Correa hizo construir y en el que su país, con una pobre economía invirtió USD 43 millones. Entonces Correa soñaba con ser el gran líder de América Latina y en llave con Hugo Chávez y Néstor Kirchner querían hacer de Unisur, la unión de países de sur como gran interlocutora con el mundo desarrollado.
Se trata de una inmensa construcción de 19.300 metros cuadrados en la que intervinieron más de 1.200 obreros trabajando diariamente. El edificio, conocido en todo el mundo como el de UNASUR estaba pensado para ser inaugurado por el primer presidente de la Unión de países del sur el expresidente argentino Néstor Kirchner, pero murió súbitamente en el 2011.
Los presidentes de entonces Kirchner, Morales, Lula y Chávez
La memoria de Kirchner y su rol con Chávez en la creación de Unasur siguió presente, hasta ser el personaje ausente pero central en la inauguración del monumental edificio el 5 de diciembre del 2014. Una de las invitadas estrella fue su viuda la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Fue la encargada de develar la estatua del mandatario cuyo nombre adornaría la edificación.
Juan Manuel Santos, Evo Morales y Dilma Rousseff completaron la lista de invitados. Dos colombianos Ernesto Samper y María Emma Mejía llegaría a presidir Unasur Poco a poco uno de ellos fue saliendo de la presidencia.
El presidente Rafael Correa llegó dejar sucesor con la llegada de Lenin Moreno a la presidencia en el 2016. Pero las cosas no salieron y los dos líderes pasaron de ser entrañables a enemigos furiosos. Correa terminó exiliado en Bélgica y Lenin se quedó en el Ecuador dispuesto a borrar la huella de su antecesor y a cuya popularidad le debió su triunfo.
En el 2019 UNASUR estalló y el edificio pasó a convertirse en uno de los elefantes blancos más glamorosos de Latinoamérica. Con su impresionante volado de cinco metros diseñado por el prestigioso arquitecto Diego Guayasamín, lo comparó con una inmensa armadura metálica.
Unasur es un edificio inteligente. La sala de presidentes, la principal que tiene la Sala de las Presidentes, tienen unos mecanismos en donde las pantallas se manipulan desde cada cubículo. Cuenta con dos pantallas gigantes de última tecnología y de alta fidelidad que solo existirán en este lugar en el país, incluso a nivel de Sudamérica solo hay una en Colombia.
El gran artista ecuatoriano, Oswaldo Guayasamín, tiene una exposición permanente en uno de sus salones. Obras suyas como Historia de la patria, pintada en 1939 o clásicos como Las manos de Fidel, estarían en sus paredes. Además, el Fondo de Cultura Económica donó 20 mil volúmenes que estarían en la biblioteca llamada Gabriel García Márquez.
La zona que se llama San Antonio de Pichincha tenía proyectada ser mejorada, evolucionara, transformada en una comunidad de nuevo milenio, una zona turística que quedó a medias debido al abandono del proyecto.
UNASUR entró en barrena y el país anfitrión, Ecuador no tuvo escrúpulos para retirarse dentro del plan de borrar el pasado de izquierda de Correa. El gobierno de Lenín Moreno tomó posesión del edificio a través de la cancillería y proyectó que éste sería ocupado por la Universidad indígena Amawtay Wasi. Finalmente, la decisión se echó para atrás.
En junio del 2020, después de que se planteara la posibilidad de que el edificio fuera la sede de la televisión pública, pasó a ser parte del Ministerio de Cultura. Allí se resguardarían 46 mil piezas que conformarían la reserva del Patrimonio Nacional. Pero esto nunca se concretó.
El gobierno de Lenín Moreno tomó posesión del edificio a través de la cancillería y proyectó que éste sería ocupado por la Universidad indígena Amawtay Wasi
Ahora el edificio luce está en desuso, abandonado, con grandes caudales de agua inundándolos. El Presidente Guillermo Lasso, de una corriente política contraria al correismo no tiene ningún interés en resucitar UNASUR ni como propuesta política ni el edificio sede que sigue en su deterior a sol y lluvia en la mitad de la tierra.
