La amistad de la vice Marta Lucía Ramírez y la ministra de Transporte Ángela Orozco viene desde hace más de veinte años compartiendo desafios profesionales, empresariales y políticos. Se reencontraron nuevamente, como en casi todas las campañas electorales de Ramírez, en su última lucha por la Presidencia que terminó coronando como fórmula de Iván Duque.
Si algo estaba claro con Duque Presidente era la llegada de la economista barranquillera Ángela María Orozco al gabinete ministerial, y a una de las carteras de primer nivel. Allí estaría la mano de la vicepresidente, y en efecto, fue nombrada Ministra del Transporte con un presupuesto cercano a los $ 50 billones, un sector que tuvo máxima preeminencia en el gobierno de Juan Manuel Santos, bajo la riendas del vicepresidente Germán Vargas Lleras.
Tanto en el sector privado como en el público Marta Lucía Ramírez y Ángela Orozco han estado juntas desde los años 90, principalmente en el sector de comercio internacional. Las dos fundaron Ramirez & Orozco International Strategy Consultants, una firma que se metió en todos los campos, desde las comunicaciones, los textiles y las grasas, hasta las relaciones comerciales entre los Estados. De hecho, la hoy vicepresidenta firmó el 30 de septiembre de 2005 un contrato por $ 10 millones con Bancoldex —Banco de Comercio Exterior de Colombia— para la “participación publicitaria con exposición de pendones en el evento sobre TLC”. La relación comercial entre Colombia y Estados Unidos que se empezó a negociar en el 2003 y se concretó casi diez años después, provocando un boom de nuevos negocios como de consultoras que se interesaron en promover los beneficios que iban a tener los comerciantes con el nuevo tratado, y como la misma Marta Lucía aseveró en su momento, ella firmó como representante legal un contrato para “explicarle a las personas las bondades del acuerdo”.
Ese contrato entre Bancoldex —en el que el Estado tiene más del 50 % de las acciones— y la firma Ramirez & Orozco le valió a Marta Lucía la anulación de su elección como senadora en 2006 cuando fue elegida con 70.000 votos con el aval del Partido de la U, entonces el fortín político del expresidente Álvaro Uribe. El Consejo de Estado dejó sin piso la elección de Ramírez asegurando que estaba inhabilitada para ser congresista porque el contrato se firmó en los seis meses previos a su elección. Cuando Ramírez recibió la noticia ya era precandidata presidencial con el Partido Conservador luego de renunciar a su curul y a la U, en donde no encontró garantías para adelantar su candidatura enfrentada a la de Juan Manuel Santos.
La ministra Ángela Orozco y Marta Lucía Ramírez ya tenían una larga experiencia en comercio internacional. Ramírez fue directora de Incomex, el Instituto colombiano de comercio exterior, entre 1990 y 1991, cuando llegó al viceministerio de Comercio de la mano de Juan Manuel Santos, quien estaba al frente de la recién creada cartera por César Gaviria.
Ya en 1998 había asumido como ministra de Comercio del presidente Andrés Pastrana. Su paso por el sector comercial en el pasado le había dejado una buena relación con Ángela Orozco, quien entre 1995 y 1998 fue la vicepresidenta de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores. Decidió llamarla para que fuera su mano derecha en el ministerio. Ramírez estuvo casi los cuatro años de gobierno de Pastrana, y Orozco la acompañó los dos primeros, poniéndose al frente de los temas relacionados con los tratados de libre comercio que Colombia estaba intentando sacar adelante. Pastrana le propuso a Orozco, quien se había especializado en derecho económico, ocupar la presidencia de Proexport, hoy transformada en ProColombia. Desde Proexport Orozco siguió trabajando en llave con Marta Lucía, hasta que esta renunció faltando seis meses para terminar el gobierno. La llamada a reemplazarla no podía ser nadie distinto a Ángela María Orozco.
Precisamente, fue esa trayectoria lo que las llevó a unirse para crear la empresa especializada en relaciones comerciales, hasta que Marta Lucía Ramirez se decidió en buscar la Presidencia de Colombia, un objetivo que se le ha hecho esquivo. Inicialmente lo intentó por la via de las firmas, pero entendió pronto que la cobija de una partido le aseguraba una ruta más clara y sus ideas la llevaron a inscribirse en el Partido Conservador.
Orozco la ha acompañado en todas sus campañas políticas y fue su asesora en temas de comercio en sus propuestas de gobierno. Solo en el paso por el Ministerio de Defensa, en el primer año del gobierno de Álvaro Uribe, no la acompañó. Con el trago amargo de su retiro, Ramírez hizo una pausa sin perder nunca su meta: ser la primer mujer presidente de Colombia. Y persistió.
Le llegó una nueva hora en la pasada campaña presidencial y cerca de 900 mil firmas con las que inscribió su campaña en diciembre del año pasado. Durante ocho semanas estuvo en la calle recogiendo los apoyos mientras el expresidente Pastrana, quien estaba respaldándola, comenzaba conversaciones con Uribe para formar la coalición de derecha para “evitar el caos de la democracia colombiana”, como el mismo expresidente afirmó.
La campaña de Marta Lucía se enfocó en volver a reunir los apoyos que había logrado desde el plebiscito, esta vez con la imagen por delante de que sería ella, una mujer, la que asumiría las riendas del país para enderezarlo del gobierno de Santos. Sus propuestas, que tuvieron mucho eco como quedó claro con los más de millón y medio de votos que tuvo en la consulta interpartidista. Detrás de ella siempre estuvo su amiga Ángela María Orozco, quien se convirtió en una de sus mejores consejeras durante la campaña tanto en temas comerciales como en temas de mujer, una bandera que ondeó alto y fuerte la hoy vicepresidente.
Aunque Ramírez tenía el apoyo de algunos conservadores, el partido estaba divido porque los más ortodoxos, que además estaban a la cabeza, prefirieron apoyar al exprocurador Alejandro Ordóñez, quien también inscribió su candidatura por firmas. Después de muchos tires y aflojes, Ramírez aceptó entrar en una coalición con Duque y Ordóñez después de que los expresidente Pastrana y Uribe lograran ponerse de acuerdo con ella.
Tras perder la consulta interpartidista con Iván Duque pasó a ser la formula vicepresidencial. Una vez elegido, Ramírez empezó a pesar en la conformación del equipo de gobierno y logró incidir en varios nombramientos: Emilio Archila, quien estuvo al frente del programa de gobierno de Ramírez precandidata, fue nombrado alto consejero para el posconflicto; el viceministro de Hacienda Luis Alberto Rodríguez llegó al equipo de Carrasquilla por recomendación de Ramírez, quien lo tenía en su grupo económico y era una de sus cartas para ocupar esa cartera si ganaba las elecciones. Y el nombre de Ángela Orozco no podía faltar y terminó nombrada ministra de Transporte, una de las carteras más apetecidas por su importancia estratégica y el billonario presupuesto que maneja.
El congreso de la infraestructura, el pasado noviembre en Cartgagena, fue la ocasión para que la llave de la vicepresidente Marta Lucía Ramírez y la ministra Ángela María Orozco mostraran sus cartas para el sector de la infraestructura. El revolcón, de la mano de la eficiencia, se hará sentir: no van más nuevas carreteras 4G, bandera de Vargas Lleras y Santos, para enfatizar en las vías terciarias que conectarán al país rural con los modernos corredores de la estrategia de Santos y darle paso al transporte fluvial y los prometidos ferrocarriles colombianos, un objetivo que Ramírez y Orozco esperan llevar a buen puerto. El duo dinámico quiere probarse con obras que marquen la diferencia.