Empecé mi proceso para solicitar un crédito con el Fondo Nacional del Ahorro el 9 de septiembre de 2018. Después de haber reunido ahorros familiares y sopesado los riesgos decidí embarcarme en este proyecto anhelado.
No obstante, desde que comencé el trámite empecé a notar obstáculos: el primero de ellos, los posibles vendedores no se mostraban muy dispuestos a negociar ya que el fondo tenía fama de ser lento, pese a ello logré encontrar un apartamento cuya propietaria accedió a las condiciones.
Pero, en cuanto remití los documentos solicitados por el Fondo Nacional del Ahorro, encontré el primer segundo obstáculo: la falta de canales efectivos de comunicación efectivos y las inconsistencias en la información suministrada. En efecto, según quien atienda (centros de atención, líneas telefónicas) los tiempos de duración de cada uno de los procesos cambian ostensiblemente. Por otra parte, en cada uno de los procesos tuve retrasos (de acuerdo a los mismos tiempos estipulados por el FNA).
Al llamar a la entidad en busca de respuestas a las demoras la solución que se me ofrecía era la de realizar un escalamiento. Esto parecería adecuado puesto que en principio se priorizaba el caso, sin embargo, en la práctica esto solo significa que se ampliaban los tiempos que tenía la entidad para culminar su diligencia.
Sin embargo, lo más frustrante de toda la tramitología era la falta de un medio por el cual tramitar las quejas o inquietudes ya que si bien hay líneas de atención y correos a los cuales dirigirse, en ellos es imposible encontrar respuestas. Los analistas y funcionarios del Fondo Nacional del Ahorro con poder de decisión y agencia sobre los procesos solo son exequibles vía correo electrónico el cual pocas veces revisan y menos responden. En efecto, envié una gran cantidad de correos solicitando información y solo muy pocos tuvieron respuesta.
Finalmente, después de una larga espera, fui notificado que mi proceso había llegado al punto reparto notarial. Muy contento, me dirigí a la propietaria para pagarle lo convenido, realice los gastos notariales correspondientes y firme la escritura. Quedaba únicamente esperar que el apoderado del Fondo se dirigiera a la notaría a consignar su firma. Pero cuál es mi sorpresa cuando pasado el tiempo se me notifica que, dado que hubo un cambio en la presidencia del Fondo, debían actualizarse los permisos y por tanto el apoderado no podía aún ir a realizar la diligencia. El tercer obstáculo que me encontré con el fondo fue entonces el más molesto: la burocracia. ¿Cómo es posible que después de todo el esfuerzo y espera el proceso se trabe por un asunto de esta naturaleza?
Hoy por hoy, 19 de febrero de 2019 (casi 7 meses después del inicio del trámite), está próximo a vencerse mi contrato de arrendamiento y sigo a la espera de una solución. Creo voy a tener que buscar una bodega donde guardar mis enseres y un apartahotel en donde hospedarme a la espera que el fondo realice el desembolso del crédito, esto a un costo económico y moral muy alto. Imagino este el caso para los muchos usuarios que día a día sufren el martirio kafkiano de realizar un trámite con el Fondo Nacional del Ahorro.