Ciclismo bajo sospecha
El ciclismo profesional y de altos logros es un deporte extremadamente controvertido. Quienes de alguna manera hemos estado dentro de él conocemos las dificultades para competir, en un mundo bajo la sospecha de ganar a cualquier precio. Hoy posiblemente no sea el deporte con mayor dificultad, dado la cantidad de ‘palancas’ que lo hacen más manejable y rendidor. Pero el asunto de la “pichicata” parecería algo normal, hasta entre tantos aficionados.
Lo de Armstrong y otros muchos sancionados por el dopaje más descarado rebosó todos los límites de la tolerancia en ese mundo acostumbrado a tantos tramposos farmacológicos. Lamentablemente los sistemas antidopaje no han evolucionado a la par de los mejores procedimientos fraudulentos para enriquecer el rendimiento atlético de forma artificial. De allí las grandes dificultades de pillar a tanto fullero incitando o casi que obligando al entorno al uso de métodos ilícitos para competir en ‘igualdad de condiciones’. El mundo del ciclismo altamente competitivo es oscuro y siempre tendrá un halo de sospecha, incluyendo hasta los más ‘ morrongos’ o ingenuos. Tal vez pocos se salven.
El caso de María Luisa
Lo que acaba de ocurrir con la veterana ciclista María Luisa Calle (46 años) al dar positivo en una prueba antidopaje en los panamericanos es ya objetivo. Se reconfirmó la presencia de una sustancia identificada como GHRP-2 (Growth Hormone Releasing Peptide – 2 Proteína estimulante de la hormona del crecimiento) un potencializador muscular y de tendones que, según la propia Calle, nunca consumió (algo difícil de creer).
Pero veamos para que se entienda bien de que se trata. El GHRP-2 es un inductor artificial de la hormona de crecimiento. Esto significa que estimula el cuerpo a liberar la hormona de crecimiento. GHRP-2 es un análogo sintetico de la grelina (esta sustancia regula el apetito y el anabolismo). Como la grelina, estimula la secreción de somatotropina de la glandula hipófisis anterior. Finalmente su efecto es anabolizante al provocar un aumento y fortalecimiento de la masa muscular y por lo tanto mayor potencia para el trabajo mecánico. Se incrementa artificialmente el rendimiento en este caso en el ciclismo.
Un dopaje claro y confirmado
Para este compuesto sintético la vía de ingestión más comúnmente usada es la inyectada. Cuando un atleta da positivo par la GHRP-2, no hay dudas en que fue suministrado externamente y artificialmente. Los riesgos de ingesta accidental o por confusión, son casi nulos. Es un asunto finalmente objetivo: hay dopaje claro que ameritaría fuerte sanción, previo debido proceso.
María Luisa Calle ya tuvo otro episodio en 2004 con un positivo para Heptaminol. Finalmente terminó absuelta por la sospecha de haberlo ingerido en un analgésico para la migraña. Pero quedó una enorme duda. Este caso es muy distinto y será muy difícil capotear la sanción. Su culpabilidad es evidente.
* presidente Sociedad Colombiana de Ciencias del Deporte