Pedro Baños es un destacado militar de inteligencia, un gran conocedor de la geopolítica, el geopoder y de la estrategia militar. En su más reciente libro El dominio mental: geopolítica de la mente, publicado por la editorial Ariel en el año 2020, nos habla de cómo los actuales descubrimientos en ciencia y tecnología, muy en especial los campos de neurología y neurobiología, están al servicio del aparato militar de las élites y de los grandes estados.
Así mismo, nos revela un escenario de dictadura mundial (que sucede desde ya), donde vigilarán nuestros pensamientos más mínimos, y se castigará cualquier forma de disidencia. Además, advierte de que el escenario puede ser mucho más complejo de lo que imaginamos (o podamos llegar a imaginar), donde la situación que describe la novela 1984 de George Orwell parecerá totalmente arcaica, especialmente comparada con lo que desde ya están preparando para nosotros.
La dominación nos tiene sujetos, sin que nosotros la podamos percibir. La televisión, el cine, los videojuegos y el internet se han convertido en mecanismo de control social, donde se hipnotiza a las masas en general y nos distraen de lo verdaderamente importante, en otras palabras, los grandes avances de la sociedad de la información, han tenido como principal objetivo, no anular las fronteras entre los pueblos y mantenerlos conectados en lo que ellos han llamado “la aldea global”, sino por el contrario la idiotización y el control de la población.
Un ejemplo de cómo nos controlan es el neuromarketing, donde los más avanzados científicos de nuestro tiempo, trabajan al servicio de las grandes marcas, donde su tarea es conocer nuestras debilidades, y de ese modo crear los productos que de seguro vamos a comprar de una manera no consciente. En otras palabras, el éxito de la manipulación radica en que ninguno de nosotros se percata de que está siendo manipulado, porque las élites han creado técnicas cada vez más avanzadas, imperceptibles para nosotros.
Vivimos en la sociedad de la información, en un mundo cada vez más hiperconectado, donde voluntariamente ponemos en nuestras redes sociales nuestros datos personales, como dirección, nuestro número de teléfono celular, la música que escuchamos, la comida que nos gusta, los libros que leemos, donde trabajamos y los lugares que visitamos. Nos “desnudamos” en el ciberespacio, para que las corporaciones nos conozcan, así nuestros gustos y debilidades quedan al descubierto. Hemos cambiado nuestra más profunda intimidad a cambio de un like en las redes sociales.
Igualmente, por medio de nuestro celular conocen nuestra posición a cada momento y nuestros desplazamientos, el teléfono móvil se ha convertido en un instrumento de geolocalización, donde cada día nos conocen más, por ejemplo, por medio de la geocalización conocen la religión que profesamos, debido a que nuestro celular les indica los lugares de culto que visitamos. De la misma forma, los teléfonos móviles saben cuántos pasos damos al día, nuestro ritmo cardiaco e incluso nuestra temperatura, así las industrias médico-farmacéuticas, saben cómo estamos y de ese modo saben que medicarnos, y como cada vez somos más dependientes de la tecnología, nuestra libertad se vuelve más pequeña, vivimos en un ciberrebaño, sin tan siquiera sospecharlo.
Y a pesar de que lo descrito hasta ese momento suene tenebroso, este modo de control mental y social es la primera etapa. La segunda es mucho más complejo y se trata de la dictadura del microchips. Los avances en las ciencias cognitivas han permitido grandes logros para combatir el Párkinson y el Alzhéimer, sin lugar a dudas las neurociencias en este campo tienen un futuro prometedor. Pero estos avances las élites lo podrían utilizar (y de hecho lo van a hacer) para la esclavitud de los seres humanos, por medio del microchips, activando y desactivando nuestro cerebro cuando ellos lo consideren pertinente, programando nuestras ideas, emociones y sentimientos. La era del microchip, llevaría a la población a una obediencia total, uno de los sueños del nuevo orden mundial. Los microchips ya se emplean en animales nosotros seremos los siguientes.
La crisis del COVID-19 ha acelerado el hipercontrol que desean implantar sobre nosotros. Porque todas nuestras actividades diarias se trasladaron a la parte digital, desde el teletrabajo, hasta la educación virtual, y también el aumento de pago con tarjetas y transacciones bancarias, la pandemia, ha hecho la virtualidad más presente en nuestras vidas. La pandemia ha generado un profundo miedo en la población. El miedo al contagio, y también un profundo sentimiento de culpa cuando contagiamos a nuestros seres queridos, aquellos que son más vulnerables, y que terminen en unas ucis.
El miedo y el sentimiento de culpa son las armas psicológicas que emplean las élites para dominarnos. Los grandes medios al servicio de las élites, crean un linchamiento mediático a aquellas personas que violaban la cuarentena y ni que decir de aquellos que se aglomeraban en reuniones sociales, y luego contagiaban a un familiar mayor en sus viviendas, el circo mediático era inmediato. Lo mismo sucede con el tapabocas (mascarilla), los ciudadanos se denuncian entre ellos mismos, al que no lo utilice.
Los medios saben mover masas por medio de las emociones, y así mismo la población va a pedir más control y vigilancia sobre ellos mismos. La única forma de escapar de la dictadura mundial de la mente, es resistiendo, leyendo e investigando, observando medios alternativos y luchando contra la sobreinformación que abunda en la red. Fortalecer la capacidad creativa y crítica es la única forma de escapar contra la esclavitud que las elites nos están imponiendo. No somos ovejas como ellos creen, nuestra capacidad es mucho más grande de la que ellos piensan.
La película Matrix (1999) nos mostraba la esclavitud de la humanidad, donde los seres humanos no éramos conscientes de esa cárcel mental que habitábamos. Pues hoy las élites recrean esa matrix (redes sociales), de la que tampoco somos conscientes, es más ni siquiera queremos escapar de ella porque nos hace “felices”. En la misma película había un grupo de disidentes que buscaba liberar a la humanidad de ese terrible yugo, y conducirlos hacia la verdad. El libro de Pedro Baños es una guía de supervivencia frente a esta nueva matrix, ese ciberrebaño que han creado las elites para dominarnos, y donde la mayoría de nosotros sigue atrapado sin tan siquiera sospecharlo.