Solo hacía falta un milagro, ese hecho extraordinario imposible de explicar con base en los principios de la ciencia, y que por tanto se atribuye a la intervención divina. Pues se produjo. Cecilia Rivas Flores, una mujer salvadoreña diagnosticada en pleno embarazo con el síndrome de Hellp, se hallaba en estado de coma y próxima a la muerte, tras experimentar una inflamación y unos dolores insoportables en su abdomen.
Sus allegados apelaron a una imagen del monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado por la dictadura salvadoreña hace 38 años, para elevar sus oraciones pidiendo por su recuperación. Varios días después ella despertó, se repuso plenamente y terminó por dar a luz un bebé completamente sano. La comisión médica de El Vaticano reconoció el milagro. Los médicos del El Salvador habían calificado así la extraordinaria salvación de Cecilia y su hijo.
Su sucesor en la arquidiócesis de San Salvador, monseñor Arturo Rivera y Damas, había iniciado la causa de su santificación. Así monseñor Romero fue declarado en primer término Siervo de Dios, y luego en 2015 mártir “por odio a la fe” de la Iglesia Católica. Ese mismo año, el 23 de mayo, fue beatificado por el papa Francisco, lo cual lo convirtió en el primer arzobispo mártir de América. Tras la comprobación del milagro, el mismo Francisco dispuso su canonización en marzo de 2017.
La ceremonia oficial se llevará a cabo el próximo domingo 14 de octubre. Medios de prensa afirman que a su beatificación en el 2015 acudieron 300 000 fieles de todo el mundo. Así que para el domingo se espera una ceremonia apoteósica. El Salvador y el Vaticano celebran unidos, durante una semana entera, diversos actos en homenaje a monseñor Romero y Pablo VI, quien también será canonizado ese día. Recitales, musicales y liturgias serán la nota dominante.
La catedral metropolitana de San Salvador estará de fiesta el domingo, mientras en Roma se descubre un monumento en memoria al monseñor asesinado. El 24 de marzo, día de su crimen en 1980, fue declarado Día Nacional del monseñor Romero por la Asamblea Legislativa de El Salvador. La ONU, por su parte, lo declaró como el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas.
Un francotirador se irguió desde un auto con capota que se había detenido frente a la capilla del hospital Divina Providencia en la colonia Miramonte de San Salvador, y de un certero disparo al corazón con una bala explosiva calibre 22, arrebató la vida en plena misa de 6:30 de la tarde a monseñor Romero. Seis días después, en el multitudinario desfile que acompañó a su entierro, explosivos y disparos ocasionaron la muerte a 40 de los fieles que lloraban su partida.
La justicia probó que la orden la había dado Roberto d’Aubuisson,
exmilitar y político salvadoreño de extrema derecha,
creador de los escuadrones de la muerte
La justicia probó que la orden la había dado Roberto d’Aubuisson, exmilitar y político salvadoreño de extrema derecha, creador de los escuadrones de la muerte que sembraron el terror en su país. También se habla de la implicación de la CIA en la conspiración para acabar con su vida. Nadie pagó un día de cárcel, pese a que los autores materiales fueron finalmente individualizados. Por esa razón su muerte se considera impune.
Desde su asunción en 1977 como arzobispo de San Salvador, monseñor Romero se dio a conocer mundialmente por sus denuncias contra la dictadura de su país, por persecución y crímenes practicados contra pastores de la Iglesia católica. Del mismo modo su prédica en favor de los pobres y en contra de la desigualdad, la injusticia, la violencia, la represión militar y los crímenes de Estado, hicieron de él un ícono universal. Su asesinato fue por tanto la crónica de una muerte anunciada.
Sus homilías rebosan de frases memorables:
La persecución es algo necesario en la Iglesia, ¿Saben por qué? Porque la verdad siempre es perseguida. Es inconcebible que se diga a alguien 'cristiano' y no tome, como Cristo, una opción preferencial por los pobres. Este es el pensamiento fundamental de mi predicación: nada me importa tanto como la vida humana. Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado.
Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas ,si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión.
Por algo las Universidades de Georgetown en Estados Unidos, El Salvador, Centroamérica y de Lovaina, en Bélgica, le confirieron el título de doctor Honoris Causa.
Tenemos santo. Un abrazo fraternal para quienes admiran, veneran y siguen a San Romero de América. Especialmente a los fieles de El Rincón Latino en Rebolo, en Barranquilla. Amén.