El Nakba es un capítulo en la vida de todos los palestinos que aún no termina: a pesar de ser algo histórico, es un crimen inconcluso. Entre junio del año 1946 y hasta mayo de 1948, cuando se creó oficialmente el estado de Israel, fueron obligados a abandonar sus territorios unos 750.000 palestinos. A través de los años el territorio israelí se ha expandido cada vez más, y, actualmente, más de 4.5 millones de palestinos han sido desplazados. Cada día hay más asentamientos, todos los días se violan los derechos humanos de los árabes que se ven obligados a vivir en Israel, así como de los que están en Gaza o en Cisjordania.
Miles de palestinos son encarcelados, otros ven cómo sus familias quedan sin un techo donde vivir cuando llega la policía israelí y los saca sin una justificación lógica, la mayoría de las veces sin previo aviso, son víctimas de humillaciones constantes y viven limitados por muros y cercas. No ignoremos también el maltrato a los niños, que se encuentran obligados a crecer en medio de la guerra, privados muchas veces de la educación porque sus colegios han sido destruidos, y que además carecen de una identidad nacional reconocida.
Los intereses de la AP (Autoridad Palestina), que surgió en 1993 después de los acuerdos de Oslo para hacerse cargo de los territorios que Israel supuestamente iría desocupando y devolviendo a Palestina, son contrarios a los que tiene la población palestina. Se habla de una alianza por debajo de la mesa entre los miembros de la Autoridad Palestina, cuyo presidente es Mahmud Abbas, para mantener de manera indefinida la prolongación de los asentamientos y la invasión militar israelí; a cambio de esto, los miembros de la AP tienen derecho a disfrutar de fondos internacionales e inversiones, mientras se les promete a los refugiados palestinos que han sido desplazados de Palestina desde 1948 cuando se creó el estado de Israel que algún día podrán volver y que no deben perder esa esperanza. De esta manera, se comprueba que la AP es una de las estructuras más corruptas en Medio Oriente.
Con el paso de los años, los campos de refugiados se extendieron a Egipto, el Líbano, Siria y Jordania y en la franja de Gaza donde la mayoría de los residentes son refugiados. Los campamentos, que se supone serían temporales, se han convertido en pequeñas ciudades y pueblos ya que, debido al conflicto y el continuo enfrentamiento, los palestinos cada día ven más lejana la posibilidad de regresar a la tierra que les pertenece. Aproximadamente un 70 % del total de los palestinos son refugiados.
Mientras Israel alega sus actos de guerra y atrocidades con el argumento de "autodefenderse", la comunidad internacional y los medios de comunicación en muchas oportunidades ignoran los reclamos de los palestinos, que quieren, como cualquier persona en el mundo, vivir de una manera digna, que se hagan valer sus derechos, que se respete su vida y la de sus niños, que se detengan los asentamientos, que dejen de asesinar a sus familiares y liberen a los que han sido encarcelados y sobretodo que les devuelvan lo que es suyo. En resumen: una vida en paz.
Este 15 de mayo miles de palestinos salieron a las calles a recordar, a conmemorar y a manifestarse por el aniversario de esta trágica fecha. Anhelan volver a ese territorio que les pertenece, verse representados internacionalmente, tener una voz, que Israel reconozca que creó su estado pisoteando a un pueblo entero, a quienes no solo robaron sus tierras y su identidad, sino también su libertad y su dignidad. Será seguramente un camino largo como lo ha sido hasta ahora, pero espero que algún día el Nakba sea solo un amargo recuerdo para aquellos palestinos que habrán podido recuperar Palestina, y que sin amenazas, guerra ni miedos, puedan regresar a esa patria que les pertenece.
