A puerta cerrada: así suceden la mayoría de celebraciones católicas durante esta Semana Santa en Nicaragua, donde las procesiones típicas de esta época fueron prohibidas por el Gobierno de Daniel Ortega alegando motivos de seguridad.
En un país donde el 58,6% de las personas se declaran católicas, esta insólita semana evidencia más que nunca la profunda división que separa a Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, de la Iglesa, especialmente a raíz de la sentencia de 26 años de prisión contra el obispo Rolando Álvarez, crítico con el Gobierno, por traición.
En unas declaraciones de inaudita claridad, el papa Francisco tachó en marzo a Ortega de dictador; desde entonces el Gobierno nicaragüense cortó relaciones diplomáticas con el Vaticano y profundizó una campaña de represión contra organizaciones y personalidades católicas.
Durante su mensaje de Pascua este mismo 9 de abril, el papa volvió a referirse a las "circunstancias díficiles" en Nicaragua.
Pese a las prohibiciones de Semana Santa, las celebraciones se mantuvieron dentro de las iglesias. "Nuestros templos han estado prácticamente llenos", subrayó Leopoldo José Brenes, el cardenal nicaragüense, durante su homilía por la misa de Pascua.
"He sentido la bendición y la gracia del Señor en nuestras tres celebraciones, la iglesia Catedral ha estado totalmente llena", agregó.
María Flores, una feligresa, destacó a la agencia Reuters que "lo más importante es vivir la fe" después de no poder acudir a la procesión del Vía Crucis tradicional de Viernes Santo por primera vez en cuarenta años. "Estaré en mi iglesia y no dejaré a mi cura solo".
Sin embargo, son varios los nicaragüenses que desafiaron la prohibición del Gobierno de Ortega y, a raíz de eso, las fuerzas de seguridad detuvieron al menos a 17 personas, entre los cuales se cuenta el periodista Víctor Ticay que cubría una de las procesiones católicas, según la ONG Monitoreo Azul y Blanco.
Además, las autoridades nicaragüenses también expulsaron del país al sacerdote panameño Donaciano Alarcón. El religioso denunció que tuvo que salir de Nicaragua bajo la acusación de predicar a favor del obispo Álvarez.