El excelentísimo señor presidente de Colombia, don Iván Duque Márquez, en la celebración del 75º debate de la Asamblea General de las Naciones Unidas, reiteró, nuevamente, esa capacidad para distorsionar las realidades que se viven en Colombia.
La primera gran falacia es cuando en su discurso asegura que en este país se ha comprendido la importancia del diálogo para superar obstáculos. Este planteamiento es un engaño monumental, en la medida en que después de los diálogos de paz se han asesinado más de 214 integrantes del partido Farc y un informe del Instituto Kroc de la Universidad de Notre Dame de EE. UU. enfatizaba que estos asesinatos eran la “principal cascada negativa” para el proceso de paz en Colombia.
Además, el Instituto de Estudios para la Paz (Indepaz) reportó que durante el primer año de gobierno del presidente Duque se cometieron 226 asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos en este país. Y la prensa nacional e internacional recoge en sus titulares la siguiente información: en Colombia, 246 personas han sido asesinadas en 61 masacres durante 2020. ¿Dónde está la eficacia del diálogo en este gobierno para buscar la paz y un buen entendimiento entre los colombianos?
En su intervención, don Duque Márquez, sin temblarle la voz, hacía una semblanza sobre la biodiversidad y al respecto manifestaba que “la actual coyuntura, nos ha demostrado, la estrecha relación entre la salud humana y la salud de los ecosistemas, cuya disminución pone en riesgo nuestra supervivencia como especie”. Y enfatizaba en los medios de comunicación que en Colombia no se haría fracking. Sin embargo, hoy en Colombia, se anuncia diariamente que el fracking será una realidad en la Cuenca Cesar-Ranchería y el excelentísimo señor presidente de Colombia asegura que: “Colombia ha hecho un ejercicio académico, técnico y científico” sobre el fracking.
Sobre el narcotráfico, no dijo mentiras solo verdades. “Todos los esfuerzos que realizamos, tienen una amenaza común, el narcotráfico…la lucha contra el narcotráfico es un imperativo ético, porque engendra todas las corrupciones, participa de todas las cadenas del delito y es el germen de la degradación social, el narcotráfico nutre la trata de personas, el tráfico de armas, la extracción ilegal de minerales, la deforestación, el contrabando. El narcotráfico fractura las familias, quiebra los valores sociales…". Le faltó señalar al presidente cómo el narcotráfico carcome un sistema que presume ser fuerte y sólido, como es la democracia, a la cual vuelve astillas. ¿Y los responsables? Estaban en la ONU, son los Estados Unidos de Norteamérica, y Duque se quedó callado.
Sin embargo, donde quedó bien patentada la desfachatez del discurso de Duque en la ONU es cuando revela su odio hacia la República Bolivariana de Venezuela al convocar a las naciones del mundo para que eleven su voz reclamando elecciones verdaderamente libres y no la orquesta prefabricada electoral a la que se quiere llevar al pueblo venezolano en el mes de diciembre, únicamente para perpetuar la dictadura. Por eso, tenemos que rechazar ese proceso, que busca legitimar la dictadura de Maduro, precisaba Iván Duque Márquez.
Pero el discurso de Maduro fue más poderoso, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela manifestó lo siguiente: "Si el mundo venció al fascismo hace 75 años, el mundo podrá vencer en esta etapa, a aquellos que quieren imponerse como hegemón dominante, podrá vencer a las ideas imperialistas y podrá vencer al neofascismo, estamos seguro de ello, el mundo unido podrá avanzar en una nueva senda, estamos llenos de esperanza y de sueños, cuenten con Venezuela". Así es que se expresa un presidente.