Cuando mezclas ignorancia y soberbia obtienes una dosis de mediocridad.
Salomón
El líder se tragaba su cólera al observar que, a diferencia de sus amañados actos de campaña pre y pos elección, los delegados de la ONU estaban dispersos, en medio de charlas amenas y sin tomarse la molestia de observar al Mesías que deseaba soltar su “sermón de la montaña” que lo inscribiría en la Biblia de la izquierda latinoamericana. Sus acólitos, es muy probable, que también hirvieran de ira pues no podían creer que ese adalid de la salvación, ya no solo del planeta, sino del universo conocido, fuera ignorado olímpicamente.
Aun así, el líder apocalíptico, tuvo sus minuticos de “fama” pero no porque su discurso tuviera un contenido capaz de emular el de verdaderos grandes liderazgos de la historia, sino porque, como siempre, se sumergió en la improvisación y el desvarío y, por supuesto, su cierre quedará para la historia como la peor de las reflexiones al comparar la vida con un virus que, a saber, se define como un “…microorganismo compuesto de material genético protegido por un envoltorio proteico, que causa diversas enfermedades introduciéndose como parásito en una célula para reproducirse en ella”, dando así, por supuesto a los que lo adversamos la razón al confirmar que sus peroratas son mero producto de una profunda ignorancia en diversos temas, de una falta absoluta de cultura general.
Entre las “perlas” que soltó el líder ultra galáctico estuvo la de criticar el fentanilo que, si se lee entre líneas, es como cuando criticas al producto de la competencia mientras tus asociados ofrecen drogas “naturales” como la cocaína porque “ya no usan ni vegetales ni la tierra y que sacan a Colombia del mercado de las drogas de una manera sustancial”, pues a buen entendedor, pocas palabras le bastan.
En fin, que se lanzó a parlotear de los mismos tópicos de siempre, que su mente divago en medio del cambio climático, el defender las drogas “naturales” (olvidando todos los químicos usados para transformar la hoja de coca en cocaína), el hablar de la guerra de Ucrania comparando una nación muy pequeña con el coloso ruso que fue el que inició las hostilidades y el dejar, nuevamente, en ridículo la dignidad del cargo de principal administrador de un país.
A él le preocupa mucho el futuro de sus nietos y nietas, de su hija, pero ¿Y el futuro de millones de infantes a lo largo y ancho del planeta que no tienen las ventajas y privilegios de su familia?; otro, realmente humanista, hubiera expresado su preocupación por todos y no por sus familiares cercanos; además, aunque mi prosa es poco menos que perfecta, el tipo que tiene hasta un costoso doctorado “horroris” causa expresa esto “Quiero que vivan en los tiempos en donde el ser humano supo dejar de matarse en el planeta”, pues, la verdad, si hubiera revisado y corregido su parrafada o si alguien se hubiera tomado la molestia de corregirle el estilo la frase más adecuada sería “quiero que vivan en un planeta donde el ser humano cese de matarse por razones absurdas… En tiempos de paz y desarrollo”, suena más bonito ¿cierto?
Y por supuesto, la guinda del pastel, su “expandir el virus de la vida por las estrellas del universo” que realmente lo convirtió en el hazmerreír de los medios, nuevo meme de la temporada y mérito que lo eleva a los altares de las frases más estúpidas de los presidentes latinoamericanos, a la altura de Evo Morales y su “…el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres”, de Chávez que rebuznaba lo siguiente “…no sería extraño que en Marte haya habido civilización, pero a lo mejor llegó el capitalismo, llegó el imperialismo y acabó con ese planeta” o Rafael Correa que afirmó “…prefiero estar muerto antes que perder la vida”.
Para cerrar, Sr. Petro, líder infinito de la tontería universal, la vida no es un “virus”, es una semilla. Las plantas nacen de una semilla; la fecundación humana es una unión de carácter genético que genera una semilla al unirse dos elementos biológicos que son el óvulo y el espermatozoide, y de ahí, por supuesto nace la vida.
Si vamos a esparcir esa semilla lo primero, además de dejar de matarnos o permitir que los delincuentes nos maten, es defender la vida desde su concepción y, Sr. Gustavo, lo primero antes de andar ordenando el planeta y poblando el universo, es ordenar la casa. Los colombianos quieren seguridad para los ciudadanos honestos no subsidios para los delincuentes, tranquilidad para vivir; recuerde que no solo sus nietos y nietas corren riesgos, no solo su hija está en peligro, es cada pequeña vida que está expuesta a ideologías perversas, a la ignorancia promovida por una pésima e ideologizada educación pública y por unas guerrillas criminales, unas bandas de delincuentes y por todos aquellos lideruchos de quinta que se sienten omnipotentes y omnipresentes y van a la ONU a mostrar la luz que en la casa que mal regentan no es más que oscuridad.