“Tierra en la lengua” y “Memorias del Calavero” serán presentadas en la sección oficial del FICCI 2014.
Cuatro años después del rotundo éxito de su opera prima “La sociedad del semáforo”, el director colombiano Rubén Mendoza, regresa a la pantalla grande con dos nuevos proyectos: “Tierra en la lengua” y “Memorias del Calavero”, las cuales se encuentran compitiendo en la Selección Oficial número 54 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) 2014.
Los temas sociales, la crítica política y la vida en el campo, son los referentes preferidos del cineasta, quien ha participado en importantes festivales internacionales como Cannes, Clermont-Ferrant, Toulouse, Huelva, Beijing, La Habana y Mar del Plata, en los cuales ha obtenido numerosos premios.
En el marco del festival, tuvimos la oportunidad de hablar con el director, quien nos contó sobre su carrera, de sus películas y de la percepción que tiene acerca de los festivales cinematográficos y de los actuales realizadores.
Katalina Boham: Se dice que hacer cine en Colombia, es muy complicado. ¿Por qué un director como Rubén Mendoza le sigue apostando a la cinematografía nacional?
Rubén Mendoza: Porque más que complicado es un placer, un privilegio y una misión. Casi cualquier oficio es complicado en la vida. El complique del cine es profundamente hermoso.
KB: ¿Por qué crees que el FICCI puede ser una plataforma para impulsar la cinematografía nacional?
RM: Es un gran festival de tradición que retomó vuelo. Por aquí pasaron Luis Ospina, Fassbinder, Bertolucci, entre otros. Realmente acá se reúne cine poderoso.
KB: ¿Qué importancia tiene para un director de cine presentar su obra en este tipo de festivales?
RM: Es un honor. Además de una locura, porque voy a presentar dos películas: “Tierra en la lengua” y “Memorias del Calavero”, que son dos proyectos de las entrañas y del alma. Aquí tengo la oportunidad de compartirla con la familia más cercana y con gente acostumbrada a devorar cine potente y de sangre, por unos días. Aunque lo más importante para mi, realmente, es hacerlas. Gozar de la manufactura.
KB: ¿Cuál es la parte más complicada del proceso de hacer cine en un país como el nuestro?
RM: Las de cualquier parte. Darle orden a un discurso, o darle desorden concertado, diseñado.
KB: ¿Por qué te intereso tocar un tema tan álgido como lo es el odio entre padres e hijos?
RM: Por el amor intenso que le tengo a mis papás. Porque me enseñaron todo lo que amo y veo que por contraste el odio en la raíz, es la fuente de muchas enfermedades sociales.
KB: ¿Qué consejo les darías a los nuevos realizadores que quieren hacer cine en nuestro país?
RM: Que disfruten. Algunas películas se filman, otras solo pasan. La vida está llena de cine que no se hace. Disfruten.
