Aunque el actor Harold DeVasten tiene nombre extranjero, es bien criollo. Tanto así, que participó en Los Victorinos, Pandilla, guerra y paz, Perro come perro, El patrón del mal y otras producciones que están entre las favoritas del público colombiano. Pero quizás la mayor hazaña de su vida sea haber realizado El viacrucis, una película de Semana Santa que logró terminar con un presupuesto ínfimo y más de 100 actores naturales de un pequeño pueblo del Cauca llamado Timbío, quienes también participaron de la producción.
Fue así como logró una tarea que inicialmente parecía titánica, terminar una producción cinematográfica que debía haber costado 700 millones, pero que tenía solamente disponibles 30 millones y que contó con la solidaridad de los habitantes del municipio, que conformaron el 80% de elenco.
El viacrucis se estrenó en 2018 y poco tiempo después se exhibió en festivales de cine internacionales en Los Ángeles, la ciudad mexicana de Morelia y en islas del Caribe como Martinica, Curazao y Trinidad Y Tobago, esta última situada a pocos kilómetros de Venezuela.
La película cuenta la historia de una pareja de esposos quienes, cuando su hija con cuadriplejia comienza un costoso tratamiento, buscan diferentes opciones para ayudarla.
Isabel –la madre–, se enfoca en su fe y en programar el viacrucis para la Semana Santa, mientras que Jesús María –el padre– quien cree que la solución a la emergencia familiar la conseguirán por medio de la política, de la que terminará desencantado.
La película está protagonizada por el actor y dramaturgo, natural de Timbío, Ariel Martínez, quien también es recordado por haber participado en El patrón del mal y por la actriz Elizabeth Sánchez, que se ha destacado como profesora de artes escénicas.
Fue así como El viacrucis comenzó como una modesta película y terminó transformándose en una demostración de que el ingenio pesa más que el recurso económico y que el poder de todo un pueblo es bastante útil cuando se está soñando con crear proyectos gigantes que tienen pocos antecedentes en el cine colombiano.
Los retos para organizar El Viacrucis
Los integrantes de la compañía realizadora, llamada Cine Minga, no sólo tuvieron que lidiar con el escaso presupuesto, sino que tenían dos cámaras Canon y un equipo de apenas 16 personas para realizar toda la producción. Ninguno de los actores principales –los otros eran Miguel Ángel Viera, Juan de Xaraba y Héctor Mejía– cobró un peso; pero aun así el presupuesto era ínfimo para lo que estimaba inicialmente el proyecto.
El viacrucis tardó cinco años en realizarse y sorprendentemente, las fechas de grabación no coincidieron con la Semana Santa, sino con la Navidad y el Año Nuevo. Y como sólo tenían treinta días para realizar todas las tomas, este fue uno de los mayores retos.
Hace años, en una entrevista de Revista Semana, el protagonista Ariel Martínez explicó que la solidaridad de los habitantes del pueblo fue clave. No sólo porque muchos de ellos participaron como actores, sino porque otros ayudaron a hospedar y alimentar al equipo de producción.
Un dato que enorgullece a Martínez, ya que él nació en Timbío y dejó el pueblo cuando tenía 20 años, para perseguir su sueño de ser actor estudiando teatro en la Universidad del Valle.
El otro golpe que tuvieron los realizadores de la cinta, fue que se confiaron de la presunta buena voluntad de los politiqueros de la región. Fieles a su profesión –y a su forma de practicarla–, les habían prometido el cielo y las estrellas, que terminaron siendo fugaces, al igual que muchas promesas.
Timbío es uno de los municipios del Cauca que más ha sido golpeado por la violencia de las guerrillas, así que los habitantes participantes no sólo dotaron la película de actores faltantes, sino del optimismo y la tenacidad de la gente del pueblo.
El propio DeVasten ha contado que, aunque siempre supo qué quería contar en su cinta, la perspectiva de la gente del pueblo lo llenó de ideas que terminaron nutriendo el proyecto de formas inimaginables.
José Trejos, uno de los actores protagonistas, falleció en 2014 y Sólo alcanzó a ver algunas partes de la cinta.
A propósito de De vasten, interesante lo que hace a través de su cine minga. Logra que pequeñas ciudades lo financien a cambio de realizar la película en ellas contando con actores naturales de esa misma comunidad. Así la localidad tiene exposición en pantalla.
— Juan Carvajal (@JCine) August 27, 2019
Los inicios del director Harold DeVasten
El actor Harold De Vasten estudio teatro en la ciudad de Cali, pero en el Conservatorio Antonio María Valencia. También estudio comunicación, música y hasta diseño gráfico. El Viacrucis fue su primera película en calidad de director.
Antes de esta película no había sido director de largometrajes, pero sí de obras de teatro, como la obra de Los pecados de Inés Hinestroza, con la que hizo sus primeros pinitos a mediados de los noventa. De ahí saltó a la televisión.
Actuó en Los Victorinos, Amor en custodia y Pandillas, guerra y paz, entre otras series televisivas. Su debut en la pantalla grande lo tuvo con la hoy ya clásica Perro come perro, donde compartió escena con figuras de renombre como Marlon Moreno y el fallecido Blas Jaramillo.
También ha actuado en Todos tus muertos, El patrón del mal y Metástasis, la versión latinoamericana de la galardonada serie Breaking bad. Como director, también se echó al hombro producciones El rey del sapo y, en años más recientes, Gallo de pelea (2022).
Película que rodó en el municipio valluno de Trujillo, nuevamente con actores naturales, en este caso Gilberto Obando, quien es un cantante de música popular muy querido en la zona.
Entre El viacrucis y Gallo de pelea se pueden tejer algunos hilos conductores. Ambas están hechas con actores naturales, reflejan la injusticia de quienes se han aprovechado de la gente del pueblo (en la primera la guerrilla y en la segunda los hacendados explotadores) y buscan resaltar las virtudes de los dos pequeños pueblos.
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