Cuando desperté el dinosaurio todavía estaba allí.
El anterior es el célebre micro uento de Augusto Monterroso. Su lectura extrapolada a nuestra situación como sociedad (antes del Paro del mes de abril) es aplicable al eterno y tradicional adormecimiento de las masas, que nos situaba en la obsecuencia, la desidia y la inercia colectiva.
Se dio esa gran movilizacion de inconformidad en Colombia, especialmente liderada por los jóvenes. Firmemente creíamos que allí se iba a lograr sacar adelante algunas de las exigencias mínimas que fueron causa del estallido social y que originaron la protesta ciudadana.
No se buscaba un cambio radical del perpetuado modelo economico neoliberal por injusto que fuera, ni se buscaba tumbar este desgobierno por lo inepto que es. Solo un poco de justicia social en el tema tributario y educativo; brindar oportunidades y empleo el cual se vio precarizado por la pandemia.
Podemos decir que se logró algo intangible e inmaterial, especialmente con la juventud: posicionar en la conciencia ciudadana la extrema desigualdad reinante y la evidencia de la inveterada practica de la corrupcion de parte de una añeja clase social y política que se aferra a no ceder algo de sus atávicos privilegios.
Pasó el tiempo, hoy podemos decir con absoluta certeza que de parte del ejecutivo y el legislativo nada positivo se logró con la masiva protesta social. Perdón, sí se logró algo: la criminalizacion de la protesta y las capturas masivas que posteriormente se realizaron. Con todo esto y como siempre, se busca absurdamente el muerto aguas arriba, y se bota el sofá para curar la infidelidad. Así las cosas indefectiblemente siguieron igual.
Como siempre nunca se va al fondo del problema, porque da miedo llegar al fondo, allá asustan y si se logra llegar más abajo encontrará otro fondo que subyace más podrido aún. Tampoco existen respuestas, ni se estudia las causas, ni se da soluciones, la única respuesta es silenciar la protesta ciudadana con represión. ¡El dinosaurio sigue allí!
El comité de paro fue condenado al obstracismo y aquellas cositas reivindicativas como la matrícula cero no prosperaron, se cayeron en el Congreso; la reforma tributaria, después de un pequeño maquillaje, logró su aprobacion; Carrasquilla fue renombrado; las observaciones de la CIDH reposan en el cesto de la basura; la policía no se reformó y todo siguió igual.
La vida posparo se encareció, el desempleo se incrementó y nada cambió. Contrario a lo que se esperaba, la situación empeoró, la inconformidad sigue latente, y el gobierno que hizo oídos sordos a la protesta ciudadana mira desde la indiferencia cómo eclosionan casos de corrupción mientras la arrogancia, la provocacion y el comportamiento despreciativo no se sonrroja y por lo contrario reta a la masa inconforme.
El escenario preelectoral ideal para la indiferencia gubernamental sería el recrudecimiento de la protesta incluido bloqueos, aumentar la confrontación, la polarizacion y todo lo inducido para que la perturbada sociedad desinformada y fácilmente manipulable por unos medios sesgados, pida a gritos "seguridad" y ellos los provocadores de tal situación, emerger como únicos salvadores para luego pedir en las urnas apoyo para salir de tal situacion. ¡MAMOLA! Eso es igual al "Castrochavismo", es un redomado truco ya muy desgastado.
¿Cuál es el escenario ideal para cambiar la actual situacion?: ¡las urnas!, solo allí se puede dar la vuelta a la tuerca y encontrar una salida ante esta espantosa situación en que nos encontramos. Neutralizar un eventual fraude que se cierne sobre las próximas elecciones es una prioridad.
Muchos candidatos a la presidencia ponen su nombre ante un electorado escéptico y suspicaz. Pocos hablan claro y pocos son capaces de ir de frente contra este régimen imperante. Solo dos candidatos se muestran sintonizados con lo que el electorado quiere escuchar, ellos son Gustavo Petro y Rodolfo Hernandez.
Petro genera sentimientos ambivalentes, pero ha logrado capturar el inconformismo y desde esa posición privilegiada cada día crece más. Rodolfo Hernandez, a sus 76 años, habla duro del lastre de la corrupcion y sin tapujos critica a la actual clase política de frente y sin medias tintas.
Los demás son candidatos grises, sin ningún atractivo programático que no se atreven a nada, son temerosos de salir a criticar el estado de cosas imperantes. En esencia son más de lo mismo. Solo Petro y Rodolfo, los demás parece que cohonestaran con algo, que con vehemencia el pueblo rechaza.