Me hago estas 3 preguntas:
1.- ¿Cómo me imagino un panorama positivo del planeta en el 2030?
2.- ¿Qué debo hacer “yo” para que eso ocurra?
Me transporto al 2030 y miro:
3.¿Hice lo que debería haber hecho?
Suena a fantasía, entonces hago las preguntas hacia atrás, me voy al 2010 y me respondo: el mundo estaba aparentemente tan caótico como ahora y como lo pintan hacia el 2030; no me hice esas preguntas entonces, “solo buscaba soluciones”.
Pero sí hay algo en común, “seguimos buscando soluciones para hacer un mundo mejor” muchas personas, la mayoría de personas lo hacemos, pero aunque tenemos el poder de generar cambios, no lo usamos, seguimos esperando que “otros lo hagan” ¿Por qué? Porque tenemos derecho a ello, “derechos humanos”.
Greta Thunberg es una niña de 16 años que en el 2030 será parte de quienes detenten algún “poder”, pero lo es también Naomi Seibt, ella tiene 19 ahora. Europeas, blancas, con poder sobre las redes sociales. La primera recorre un camino buscando una solución y clama por acciones ya: “no hay tiempo”. La segunda, a los 16, recorría un camino similar “era una alarmista medioambiental” pero ahora piensa que ese no es el camino. ¿Por qué se escucha más la primera que la segunda? ¿Por qué el afán de mirar el futuro como una catástrofe si no actuamos “de cierta manera hoy?”.
Los argumentos tanto de Greta como los de Naomi son muy fuertes. ¿Cuál es el correcto? Entonces vuelven las preguntas iniciales y me respondo ¿Que pienso yo? ¿Qué debo hacer yo?”.
En el 2010 yo aposté por Mockus, nunca sabremos realmente qué hubiera ocurrido, pero de lo que sí estoy seguro es que las FARC estarían aun, todas en el monte.
Así que no voy ni por Greta, ni por Naomi. Pase lo que pase, voy por otro camino, ni intermedio, ni por las orillas, voy a usar el poder que tengo, aunque solo represente el 1 entre 7.500 millones que vivimos en este planeta. El poder del consumidor.
En menos de un mes, un miedo paralizó gran parte de la economía China porque las restricciones han obligado a reducir el traslado de personas, el cierre de fábricas y comercios y ese solo lapso ha representado un respiro muy grande para el clima del planeta.
¿Qué pasaría si durante un día no compramos nada en todo el planeta? “El día sin compras” un día de descanso sin remuneración pero también sin trabajo para nadie. No Metro, no autobuses, no aviones. ¡Como un Stop Planet!
No voy a hacer cálculos de ahorro de energía, de agua, de contaminación, etc. Solo voy a hacer huelga de consumidor (Konsumentstrejk, consumer strike) 10 años reduciendo el consumo. Nada nuevo, nada novedoso en verdad.
Porque creo que este puede ser el camino, porque en estos 10 años hubo más leyes, más derechos adquiridos, pero también, más guerra oscura, más represión, más miedo, más decepción con quienes elegimos creyendo que ellos tenían la solución, los ricos son mucho más ricos y la clase media mucho más pobre, ni que decir, mucha más miseria y muchísima más desinformación.
¿Cuál es el poder del consumidor? Si alguien vende huevos en empaque plástico y muy pocos le compran, su disminución de ganancias hace que busque otra alternativa. Si compro huevos en empaque plástico con un sello de “reciclable” y a eso le llamen “economía circular”, el productor ofrecerá recomprar el empaque a un precio más bajo que el costo de producir ese empaque, de tal forma que cuando “circule” sus ganancias van a ser mayores que si por ejemplo el empaque es compostable; ese residuo se convierte en abono pero no regresa al empacador de huevos, sino que lo puedes usar para abonar las lechugas que consumes en casa. ¿Ves?, en ambos casos es “economía circular” pero no es un “círculo que beneficia solo a uno”, puede ser una elipse, por ejemplo.
Pensar es una dieta que favorece el planeta, y es el único requisito para realizar una “huelga de consumidor”. No quiero ya marchar, ni gritar en las calle, eso solo favorece que exista un cuerpo como el ESMAD.
Es una huelga silenciosa, sin trancones, sin discusiones interminables y sin acuerdos. Es no ver al alcalde de nuestras ciudades parado en una pantalla mirando por las cámaras cómo se matan entre policías y estudiantes en una universidad, como si estuviera mirando un partido de fútbol apostando por supuesto por su equipo favorito: los policías.
Huelga de consumidor, no es dejar de comprar, es pensar que comprar, es comprar pensando que vas a dejar un residuo y que eres responsable de qué pasa con él. Es aprender que hay alternativas para producir lo que necesitas diferentes a dejarte manejar por la publicidad. Es conocer quien vive en tu vecindad. Es saber que si tienes una mascota, sus heces pueden ser abono para árboles y jardines, no un montón de bacterias que enferma a tus vecinos del parque.
No sé si en el 2030, seré pobre o rico, solo sé que el mundo será mejor y yo puse parte en ello.